Piero Trepiccione
Rosalinda tiene 37 años, vive en el barrio primero de mayo en la población de Quibor en el Estado Lara. Tiene dos hijos, uno de 13 años y la menor de 5. Hace labores domésticas eventualmente. Su esposo es herrero. Viven alquilados en el anexo de una vivienda. Me dice que no milita en partidos ni le gusta la política, pero que simpatiza mucho con la figura del ex presidente Hugo Chávez por todos los planes sociales que desarrolló en favor de los más humildes. Ella se toma el tiempo de responderme unas preguntas sobre la situación actual del país con la mayor amabilidad.
¿Cómo estás viendo la situación del país actualmente?
Estoy muy preocupada. La gente anda como brava por todas partes. Yo he tenido que callarme en algunas discusiones sobre política que se dan en mi comunidad porque hay personas que no respetan. Se ofenden con facilidad y no dejan hablar al otro. No me gusta esta situación. Estamos mal. Yo nunca había visto así a la gente.
¿Qué es lo que más te preocupa?
Bueno, a mí, con sinceridad, la comida. Cada día que pasa pierdo más tiempo haciendo colas y colas para conseguir algunas cositas para comer en la casa. Además la plata nos alcanza menos. Veo que todo es una discusión política pero nuestra vida se está poniendo más dura. Así no podemos seguir. Me parece que el pueblo está siendo castigado con todos estos rollos y no se nos resuelven los problemas.
¿Ves alguna salida a esta situación?
La verdad no sé. Yo vengo del campo. Tengo pocos años aquí en Quibor. Toda mi familia es de un caserío cerca de Cubiro, pero jamás había visto algo así. Nos cuesta vivir la vida con tranquilidad. Yo le agradezco al gobierno muchas ayudas. También el gobernador nos ha ayudado. Pero la cosa se ha puesto muy difícil con la comida.
¿Pero tienes esperanza?
Claro que sí. Eso nunca se pierde. Yo quiero que estos rollos se acaben rápido. Quiero que mis hijos tengan una mejor vida que yo. Por ellos estoy dispuesta a seguir para adelante. Los políticos de este país tienen que hablarse. Tienen que matar esa culebra por la cabeza, como dicen en mi tierra. El pueblo quiere paz. Ya bastante estamos enredados con los malandros que nos tienen a monte. Ya basta de tanto odio. Nosotros queremos un país tranquilo, sano. A mí me duele mucho lo que está pasando. Deben dejar de decirse malas palabras y confiar en Diosito para que nos ayude a entendernos. El pueblo está cansado de tantas peleas, queremos paz.