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Proyecto Madiba: ¿Quién dijo que todo está perdido?

luisaconpaz

Por Luisa Pernalete (@luisaconpaz)*

“Es muy triste ver que las bandas delincuenciales que andan en las calles, están llenas de jóvenes, y cada vez de menos edad”, le comentaba a una maestra, un vecino del oeste de Caracas, de uno de esos barrios que han estado en medio de una verdadera guerra en estos últimos días. Sí, es triste, jóvenes sin presente y sin futuro, que ven en delincuentes líderes negativos a los cuales seguir. Da dolor.

Estos días de verdadera guerra en una parte de Caracas, y con ese dato de la juventud dentro de las bandas, nos pone a pensar en otras aristas del drama.

Se sabe que los niños de 0 a 7 años, aprenden por imitación, pero también los adolescentes, pues, si cuando van creciendo ven como “normal” portar un arma, y hay otros que consiguen dinero sin trabajar, de eso aprenden, y de paso, ven el miedo disfrazado de respeto, y además no encuentran otras realidades para contrastar, el equilibrio se irá hacia esas conductas violentas. Del entorno se aprende por ósmosis.

Fuente: noticiasbarquisimeto

Les voy a compartir la experiencia del Proyecto Madiba –por Mandela– de la comunidad de El Trompillo, al norte de Barquisimeto. Ese proyecto es una prueba de la validez del trabajo de prevención de la violencia, a pesar de los entornos adversos.

Hace 4 años, en la escuela “Monseñor Romero”, de Fe y Alegría, la Fundación “Flores de la Esperanza”, dirigida por Jesús Pernalete Túa –conocido artista plástico y emprendedor social larense– ya tenía un proyecto en ese centro educativo, para atender a las niñas de alta potencialidad, las mejores alumnas, que estaban siendo objeto de bullying escolar. Un proyecto extraordinario de donde han salido niñas premiadas por sus trabajos artísticos, pues se utiliza el arte para educar para la paz.

Animados por los resultados con las niñas, la escuela le pidió a “Esperanza Activa”, que se hiciera algo también para los varones, pero esos retraídos. También para esos con conductas difíciles, los de bajo rendimiento, esos que estaban a punto de dejar la escuela por el rezago escolar, y porque ya les daba pena andar con “camisa blanca” siendo adolescentes… En fin, esos muchachos “difíciles”, en riesgo por decir lo menos. Hay que apuntar que El Trompillo es una comunidad muy pobre y violenta; y en ese año, de muchas protestas, también había sido testigo de asaltos a gandolas en la circunvalación norte. Todo el mundo podía verlo y muchos participaban de los asaltos. Con esos ejemplos y esa vulnerabilidad, no hay que dudar que los niños y adolescentes que se iban levantando, tenían malos ejemplos a los que seguir.

Nace entonces “Proyecto Madiba”, bajo el cobijo de “Esperanza Activa”. El mismo tendría como estrategia la práctica del rugby, con chamos desde nueve años en adelante.

Kike, administrador de profesión y uno de los seis voluntarios que cada sábado van a la comunidad a entrenar a los chicos, cuenta con entusiasmo que trabajan cada fin de semana con cincuenta chicos. No fue fácil al comienzo, pero el rugby los fue conquistando:

Trabajamos los 5 principios del deporte: integración, pasión, solidaridad, disciplina y respeto. Insistimos en que esos no son solo para el deporte sino para la vida, para llevarlo a su salón de clases, a su casa. También trabajamos con la filosofía de los campeones. Tienen que ser campeones en el deporte y también en su vida.

Recuerdo que una vez me comentaron que la franela del equipo se la tenían que ganar… Todo lo que hacen tiene un sentido formativo. Los sábados también tienen su desayuno, y ellos, los niños, cooperan ordenando el comedor, limpiando…Disciplina para la vida. Para pertenecer al grupo, solo se les exige como requisito, que estén estudiando.

Los maestros del colegio dan fe de como los “mala conducta” que participan del proyecto, se han ido volviendo líderes positivos en sus salones de clase. Y chicos, con familiares “malas juntas”, se han conservado sanos. Se han salvado de terminar en las bandas violentas del barrio.

De la escuela de Fe y Alegría, que llega hasta sexto grado, pasan al liceo, dirigido por la congregación de los escolapios, también afiliado a la AVEC, que tiene bachillerato completo, y estando en ese centro, pueden seguir en el Proyecto Madiba. Decía Kike, que los más grandes estudian y trabajan, y ellos esperan ayudarles a que no abandonen los estudios. Ojalá puedan llegar a la universidad, pero si no, a que hagan algún curso que les permita vivir honestamente. Esos que ya no están en Fe y Alegría, pero si en el equipo de rugby, son adolescentes muy participativos en el liceo, siguen siendo líderes positivos.

No es lo único que hace la escuela de Fe y Alegría por sus alumnos y exalumnos, pero ciertamente Madiba ha sido un muro de contención a la violencia, con estrategias positivas y atractivas. Ver ejemplos positivos, es como abrir ventanas con horizontes que no sean la delincuencia, la banda que también ofrece “futuro” corto y exitoso, pero con el mal como camino. Tienen otros referentes.

Nuestros jóvenes no tienen que terminar en bandas como las del Koky, el Mayeya, el Vampi. Así como Proyecto Madiba, en el país hay organizaciones que están ocupándose de brindar oportunidades a esa población que se levanta en los sectores populares. Claro, necesitamos que el Estado también cumpla con sus responsabilidades: controle las armas, frene el crimen organizado, brinde seguridad a los ciudadanos, trabaje en prevención del delito, por mencionar algunos aspectos básicos.

El comportamiento violento no es natural, es aprendido. Nadie nace delincuente. “¿Quién dijo que todo está perdido?” Uno da gracias Dios que existan esas organizaciones, esos espacios de encuentros en donde gente buena extiende su mano para que los jóvenes no se vayan al otro lado de la sociedad, y su foto quede para pedir recompensas.


*Educadora del Centro de Formación y Educación de Fe y Alegría. Defensora de Derechos Humanos. Miembro del Consejo de Redacción de la Revista SIC.

Nota:

Esta columna ha sido publicada en El Correo del Caroní, el 10/07/21.

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