Motivados por los acontecimientos sucedidos en el estado Lara, específicamente en las ciudades de Barquisimeto, Cabudare, El Tocuyo, Quíbor y Carora, así como en el resto de las ciudades del país, los docentes del Decanato Experimental de Humanidades y Artes, de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, queremos dejar plasmado en este documento, algunas consideraciones bajo la perspectiva de una reflexión académica sobre la sociedad venezolana que hoy nos muestra una realidad caracterizada por altos niveles de incertidumbre y conflictividad, donde la ciudadanía asume una protesta activa amparada en el ejercicio del derecho constitucional, como vía válida y vigente para canalizar sus demandas, por un país con justicia social, y garantías para el ejercicio democrático en sus amplias dimensiones.
Estas reflexiones realizadas por los profesores se construyeron con esquemas de consenso y concertación, en respuesta a principios éticos de sensibilidad social y valores humanísticos en espacios de diálogos espontáneos, propio del ethos universitario, y con el debido respeto al derecho de quienes no coincidieron.
Expresamos nuestras palabras de condolencia a los familiares de todas las personas fallecidas en los sucesos recientes. El dolor por la muerte de los caídos en las manifestaciones ha trascendido para convertirse en un sentimiento de repudio de gran parte de los venezolanos. La impunidad no puede ser la norma ante tales hechos, sean funcionarios o civiles armados los responsables de estas pérdidas humanas, éstos deben ser debidamente condenados.
Creemos en la NO VIOLENCIA, por lo que rechazamos el daño físico, psicológico y moral, causado a seres humanos, entre ellos, a nuestros estudiantes, profesores dentro y fuera de los espacios naturales de las manifestaciones. También repudiamos la violencia que depreda espacios físicos, los patrimonios de la ciudad y la propia naturaleza. Lo rechazamos, cualquiera sea su procedencia.
Respetamos a quienes manifiesten pacíficamente su inconformidad con las condiciones de vida actuales, que es además un derecho insoslayable establecido en preceptos constitucionales que le corresponde al Estado garantizar; por lo que, no hay justificación alguna a la represión desmedida, a la persecución de manifestantes y a la agresión a ciudadanos, por el solo hecho de estar presentes en actos donde se expresa una opinión contraria a las medidas y a la gestión gubernamental.
De igual forma, creemos que el diálogo es el único y mejor medio para guiar la conciliación, la superación de las diferencias y la materialización de negociaciones que apunten al entendimiento entre los venezolanos. Este es un principio humanístico clave, que prioriza la búsqueda del bienestar por medio del respeto y la garantía de las libertades políticas. Reconocer las voces de los actores que representan la diversidad en Venezuela, debe ser la ruta del cambio que la sociedad venezolana está solicitando. Por ello, el Gobierno está obligado moralmente a dar un paso adelante en este sentido.
Es necesario atender los problemas reales y satisfacer las necesidades socioeconómicas, en lugar de agregar vías de solución que impliquen tortuosos caminos. La solución a la compleja crisis económica, social y política-institucional, pasa por hacer cumplir lo establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999 y no por tratar de transformarla.
Consideramos de forma unánime la necesidad de mantener abierta la universidad, como espacio natural para la discusión y la acción consciente. Las posturas críticas ante condiciones injustas, han sido asumidas con propiedad por los jóvenes universitarios, lo cual es un resultado de procesos en los que la institucionalidad universitaria se ha comprometido, al inculcar en los estudiantes legítimas aspiraciones por una mejor calidad de vida, basada en el cumplimiento de los derechos humanos fundamentales.
Ofrecemos nuestra disposición a servir de facilitadores en procesos de mediación como alternativa en la gestión de conflictos. Exhortamos a los diversos sectores de la sociedad a que impulsen estrategias de encuentro democrático, con los disensos y consensos que debe haber en toda sociedad, sobre la base del diálogo con verdadero reconocimiento de las partes y con los criterios de una ética cívica.
En Barquisimeto en el mes de junio de 2017