Luis Ugalde
No es una fórmula de cortesía decir que para mí es un honor presentar un libro de Héctor Silva Michelena y más aún un libro donde él pone todo su talento y experiencia de su larga vida como pensador y buscador de la democracia. En esta cárcel del despotismo en que estamos encerrados los venezolanos nada parece más necesario que la llave para abrir las rejas hacia una sociedad inclusiva en la que los ciudadanos todos nos exigimos a nosotros mismos para llegar a ser productores eficaces de una democracia donde el pueblo se mande y al mismo tiempo obedezca a su voluntad común.
Agradezco y felicito a PUBLICACIONES UCAB y a su director Marcelino Bisbal por la hermosa edición que nos entrega y a la Fundación Adenauer, auspiciadora incansable en Venezuela de la formación de demócratas que promueven una de economía de mercado animada y orientada por el sentido social y desarrollo compartido. Una economía que se legitimó con realidades en la durísima prueba de reconstruir Alemania de las espantosas ruinas del nazismo. Una economía que se graduó “suma cum laude” en el difícil reto de servir de base a la construcción de una Alemania democrática moderna y próspera, ganando ampliamente la partida a la otra Alemania soviética que trataba de ocultar su identidad dictatorial con el nombre-disfraz de “Alemania Democrática”. No es casualidad que Héctor en el primer párrafo de este libro, cuando arranca con la pregunta sobre la democracia, diga: “La pregunta no es inocente porque se llaman a sí mismo democráticos países completamente antidemocráticos como lo son Rusia, China, Irán, Vietnam, Corea del Norte, Cuba (…), Nicaragua y Venezuela” (p.13)
No es una obra menor la que presentamos hoy, sino un esfuerzo intelectual muy ambicioso y acucioso. En ella toman la palabra Herodoto, Tucídides, Platón, Aristóteles, Cicerón, Hobbes, Rousseau, Kant, Hegel, Spinoza, Constant, Montesquieu, Marx, Tocqueville, Paine, Kelsen, Rawls, Castoriades, Schmitt, Arendt, Habermas, Lefort, Sartori, Touraine, Stiglitz y Safranski. Sus principales textos son presentados, leídos y comentados con sentido crítico.
La finalidad de Héctor en este formidable esfuerzo es pedagógica, como lo dice él, son textos para la formación de estudiosos e invita a una lectura reflexiva que nos lleva no sólo a conocer a los autores, sino a discutir con ellos sobre conceptos y realidades como Pueblo, Democracia, Igualdad, Libertad, Soberanía, Comunidad, República, Ciudadanía y Asamblea.
Lecturas que van precedidas de 40 densas páginas de introducción de nuestro autor para que el lector entre a este estudio despojado de toda ingenuidad y capaz de discernir el frecuente uso propagandístico de esas palabras.
Los textos escogidos de los diversos autores van acompañados de 43 páginas de Diccionario de Conceptos que se abre con la palabra Asamblea y cierra con la Virtud, las virtudes ciudadanas, tan olvidadas y tan necesarias para que la democracia sea posible.
Termina la última página de este libro denso y enjundioso con una frase que refleja la reflexión y el consejo de una vida llena de experiencia y de búsqueda inquieta de una realidad social donde la economía y la política se den la mano para llegar a ser servidoras de la vida digna de una humanidad sin fronteras ni exclusiones: “Sólo nos quedan pues -concluye Héctor- las memorias del desolvido y la voluntad de establecer la sinergia entre democracia y república: pensar la unidad de la soberanía y del Estado de derecho, la del individuo y la comunidad, de la libertad y la igualdad. Puede que así escapemos a las tenazas que forman el totalitarismo, por una parte, y la sociedad corporativa, por la otra” (Op. Cit. p. 363)
Héctor, para ti mi más sincera felicitación y agradecimiento por este magnífico esfuerzo intelectual que nos ofreces, convertido por Publicaciones UCAB en un hermoso libro que recomiendo a todos. Tal vez en este feliz encuentro tuyo con la UCAB pocos de los presentes saben que, desde muy niño, tus bases espirituales e intelectuales fueron sembradas y cultivadas en el mismo edificio de la Esquina Jesuitas y con los mismos educadores donde pocos años después nació la Universidad Católica.
A todos ustedes gracias por acompañarnos, con la seguridad de que cada uno de ustedes es también un pensador y un hacedor de la democracia, dispuesto a remar contra la corriente totalitaria, que pretende domesticarnos y arrastrarnos a la sumisión resignada.