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Por qué no podemos no llamarnos católicos

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Cuando en 1942 el famoso intelectual, escritor, historiador y – para más señas – ateo, Benedetto Croce, publica su breve ensayo titulado «Perché non possiamo non dirci ‘cristiani’» (Por qué no podemos dejar de llamarnos cristianos), sabía perfectamente que Italia, en realidad Europa, en realidad la civilización occidental toda, es lo que es por la definitoria y fundamental impronta del cristianismo.

Nadie puede negarlo, aunque haya ingenuos (o necios) que se empeñen en ello. Los valores, las ideas, las bases de la civilización y del pensamiento occidental son inexorablemente cristianas.

Por ello se hace siempre indispensable conocer cuáles son estos valores, para entonces poder entender y comprender cómo están nuestras sociedades, nuestros países, nuestras nuevas generaciones. En qué creemos y hacia dónde vamos, o al menos pretendemos ir.

Mayoritariamente católicos

En este orden de ideas, se llevó a cabo desde el Centro Gumilla un reciente estudio sobre la religiosidad en Venezuela. El anterior estudio se publicó en 2012, pero el tiempo ha pasado, han sucedido cambios y es menester – si queremos entender el país que somos – tener este tema actualizado.

El estudio realizado en 2024 y presentado en marzo 2025, se tituló “Sociografía Religiosa. La religiosidad de los venezolanos[1] y fue dirigido por el sacerdote jesuita Jesús María Aguirre S.J.  y la investigadora Melanie Pocaterra. Contó con una muestra de 1.000 personas distribuidas en todo el territorio nacional, ofrece una radiografía detallada de las creencias y prácticas religiosas de los venezolanos.

Evidentemente es necesario tomarse el tiempo de revisar con atención los resultados de todo el estudio, pero me permito compartir en esta reseña los datos que – en mi criterio – pueden resultar de especial interés.

De entrada, sigue siendo Venezuela un país mayoritariamente católico. El estudio así nos lo hace saber: 6 de cada 10 venezolano se definen católicos. Pero la cifra indica un significativo descenso en el porcentaje de fieles.

En 1991 los católicos representaban el 86% de la población, en 1994 el porcentaje baja levemente al 82%, y ya en 2012 el número de católicos se ubicaba en el 71% de la población[2]. Es decir, en poco más de treinta años ha habido una reducción del 20%.

Esta reducción del catolicismo, por supuesto ha representado un aumento en otras confesiones, básicamente evangélicas y cristianas protestantes, quienes han venido haciendo un importante trabajo de penetración, acompañamiento e inserción social, sobre todo en sectores populares, cárceles, hospitales.

Sin embargo, a pesar de esta disminución de fieles, sigue siendo la Iglesia Católica un referente nacional, al ocupar el segundo lugar en confianza entre las instituciones nacionales (con un 48%), luego de las universidades (65%).

El 53%, es decir 1 de cada 2 venezolanos, considera que la Iglesia Católica tiene un papel clave en promover un proceso de reconciliación nacional, no solo como guía espiritual, sino también como actor social y político en momentos críticos para el país. Y acaso el dato más relevante desde el punto de vista político es que el 91% de los encuestados muestra un amplio respaldo y preferencia a la democracia como modelo político y sistema de gobierno.

Podríamos entonces llegar a dos importantes conclusiones: que somos los venezolanos democráticos y que estamos dispuestos a reconciliarnos como país. Ambas son no sólo buenas, sino además sensatas noticias.

Pero el estudio, más allá de lo sociopolítico, nos presenta información muy relevante sobre el conjunto de valores éticos y concepciones morales de los venezolanos que vale también la pena destacar.

Detengámonos en dos temas morales: El 86% de los encuestados no está de acuerdo con el aborto y el 76% no está de acuerdo con la eutanasia.

Estamos claros que estos temas son objeto de serios e intensos debates morales en el mundo entero, y por ello, especialmente sensibles en términos de opinión pública, lo sabemos. Pero son estos – y no otros – los resultados que arrojó el estudio.

Más allá de que nos consideremos un país alegre, de gente simpática, sencilla, dicharachera, etc… Las madres cargan con sus muchachos. Lo hijos cargan con sus viejos.

Igual ocurre con temas como el matrimonio homosexual y la adopción por parte de parejas homosexuales, con 82% y 83% de rechazo respectivamente.

Con lo bueno o malo que eso signifique, el estudio muestra que somos un país más bien conservador.

Muestra también que somos un país de gente creyente. El 97% de los encuestados afirma creer en Dios, y cuando se pide describir al Dios en el que creen, las respuestas más comunes fueron: “Dios es un Ser superior todopoderoso creador del mundo y juez de los hombres” (58%) y “Dios es un Padre que nos ama y se preocupa por nosotros” (54%).

Se evidencia que tenemos una fe profundamente arraigada y una visión personal e íntima de la relación con lo divino.

Por ello, parafraseando a Croce, en Venezuela no podemos no llamarnos católicos.

 

Referencias

[1] El estudio fue presentado en el mes de marzo de 2025 y se pueden obtener los resultados en el Centro Gumilla, aunque aún la publicación no está disponible.

[2] Hemos basado estos porcentajes en el estudio Radiografía religiosa de Venezuela, imágenes y representaciones, publicado por el Centro Gumilla en 2012.

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