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¿Por qué llamar traumático al encuentro con la sexualidad?

Foto Cortesía Revista Vive(1)

Por Emmanuel Rodríguez O., s.j.*

La situación traumática cortocircuita la palabra. No es solo el pudor o la vergüenza, es también que lo real de la efracción en el cuerpo no se puede decir en la lengua de todos. Es necesaria una respuesta particular para no redoblar el trauma. Para que la palabra sobre la marca imborrable tenga valor es necesario otro que haga resonar también la dimensión del silencio, lo indecible del trauma, su intraducibilidad.

Beatriz García (2022)1

Los psicoanalistas están llamados a pensar la época, a interpretarla. Hoy necesitamos pensar e interpretar lo que sucede en nuestra sociedad, sobre todo cuando nos sentimos profundamente entristecidos y heridos ante las situaciones de abusos que se presentan en diversas instancias de nuestro país2.

Es imposible no pensar en el sufrimiento que causa el abuso sexual en niños, niñas, adolescentes y personas vulnerables, particularmente cuando los más afectados son los más débiles, los que no tienen voz. Desgraciadamente, miembros de la Iglesia también han cometido estos abusos, provocando heridas profundas en la vida de las víctimas3.

Desde el psicoanálisis, sabemos que todo encuentro con la sexualidad es traumático, pues hay algo que no se puede decir de otra manera, hay un no-dicho que es necesario poder leer con sutileza en el caso por caso, en el uno por uno.

Algunas consideraciones sobre la sexualidad desde el psicoanálisis

Para abordar el tema de la sexualidad desde el psicoanálisis de orientación lacaniana es necesario partir siempre de Freud. En su trabajo de 1898, La sexualidad en la etiología de las neurosis, plantea que los ataques de nervios sufridos por sujetos, en general podría tener una raíz de tipo sexual. Expresa que en la infancia quedan marcas de las impresiones sexuales vividas y que estas vivencias pueden retornar, en la adolescencia o en la adultez, como “huellas psíquicas que las vivencias sexuales infantiles han dejado como secuela”4.

En el año 1905, en Tres ensayos de teoría sexual, Freud hace una diferencia entre el conocimiento biológico de la sexualidad y el acontecer psíquico. Aquí distingue el objeto sexual (la persona de la que parte la atracción sexual) y la meta sexual (la acción hacia la cual esfuerza la pulsión)5. Estas dos consideraciones serán importantes para comprender el fenómeno que nos aboca hoy: trauma y sexualidad.

Freud se adelanta a su tiempo al decir que, en la sexualidad humana, la meta sexual, puede disponer de diversas partes del cuerpo para alcanzar la satisfacción, por lo que no existe una naturaleza intrínseca en lo que respecta a la sexualidad y la procreación. Además, expresa que las perversiones son entendidas como todo aquello que se desvía de la unión genital entre un hombre y una mujer6. Sin embargo, no podemos olvidar que Freud, al escribir este ensayo, todavía estaba influenciado por la época victoriana.

La perversión en la teoría psicoanalítica

Para el psicoanálisis, la perversión es una posición subjetiva, una estructura. Un acto no necesariamente da cuenta de una posición subjetiva, puesto que puede existir un psicótico con estabilizaciones perversas7, pero no por esta razón es estructuralmente perverso.

Miller (2001) reconoce que la categoría de perverso no pertenece netamente al psicoanálisis, sino que se construyó históricamente a partir de la observación: concepto clínico que puede definir a toda clase de comportamientos sexuales aberrantes o bizarros. La perversión se caracteriza por la llegada al acto, a diferencia del neurótico que solamente fantasea. Así, la perversión pone en cuestionamiento a la sexualidad estableciendo que los seres humanos pueden buscar la satisfacción sexual por diferentes vías alejadas de la reproducción biológica instintiva de los animales8.

Por esta y otras razones, decimos que el que abusa sexualmente de un niño, niña, adolescente o persona vulnerable es un perverso. La violación es una marca para toda la vida, para el disfrute del otro sexo y del propio, que deja heridas que, en algunos casos, son incurables.

Devolver la palabra a las víctimas

Según Beatriz García, psicoanalista española, todos sabemos que cuando se sufre un abuso sexual hay una imposibilidad para expresarlo a través de la palabra y el malestar puede extenderse a muchos ámbitos de la vida de la víctima9. Por esta razón, Herman comenta que:

Los acontecimientos traumáticos ponen en duda las relaciones humanas básicas. Rompen los vínculos de familia, amistad, amor y comunicación con los demás. Destrozan la construcción del ser que se forma y apoya en relación con los demás. Debilitan los sistemas de creencias que dan significado a la experiencia humana. Violan la fe de la víctima en un orden natural o divino, y la condenan a un estado de crisis existencial (p. 91)10.

De esta manera, la psicoanalista francesa Clotilde Leguil, en su libro Ceder n’est pas consentir (Ceder no es consentir) parte de una frase del Me too, movimiento cuyo objetivo es devolver la palabra a las víctimas y hacer retornar la vergüenza al que realmente la ha producido. En este caso, el psicoanálisis está ahí para hacer resonar aquello del acontecimiento traumático que toca un punto íntimo en cada uno: en qué lugar de su historia ha venido a inscribir una huella indeleble y ha llevado a una persona a ceder a algo que no deseaba11.

Sabemos que las huellas del trauma, que no se borrarán jamás, nos llevan a menudo a actuar en desacuerdo con nuestro cuerpo. Es el más allá del principio del placer12: la repetición de lo traumático13. En este sentido, la resolución del trauma nunca es definitiva, nunca es completa, pues el impacto de un acontecimiento traumático, como el abuso sexual, sigue resonando en todo el ciclo vital de la víctima14.

Acompañamiento en casos de abuso sexual

Beatriz García contempla una serie de sugerencias para acompañar a víctimas de abuso sexual; entre ellas destacan, resumidamente, las siguientes:

  1. Una enorme confianza en alguien, en su ética, en su capacidad de acoger lo rechazado, de escuchar, de creer, de no juzgar. Hablar es asumir un nuevo riesgo: ¿seré escuchado o me encontraré con el rechazo?
  2. Para que la palabra sobre la marca imborrable tenga valor es necesario otro que haga resonar también la dimensión del silencio, lo inarticulado del trauma, el nudo de intraducibilidad que está en juego. De lo contrario, hablar de lo ocurrido no necesariamente conduce a una salida.
  3. Hablar de un abuso es dejar de huir de la angustia. Es leer las huellas enigmáticas que quedan para siempre esperando ser deletreadas como letras que han perdido su lugar de origen. Esto es lo que puede permitir decir sí a lo nuevo y salir de la repetición de lo traumático15.

¿Qué de la sexualidad se vuelve insoportable?

Finalmente, para el psicoanálisis, decimos que en el encuentro con la sexualidad el sujeto escoge algo que lo traumatiza. Es un encuentro muy particular con el cuerpo y cuando el encuentro con la sexualidad se le sale de las manos, como en el caso del abuso sexual, el sujeto se engancha en una historia traumática.

Lo traumático, entonces, es una interpretación de cada sujeto, pues no todas las víctimas de abuso sexual responden ante este hecho de la misma manera; sin embargo, podemos preguntarnos, ¿qué de la sexualidad se vuelve insoportable en la época actual venezolana?


Notas:

  1. García, B. (2022). Ceder n’est pas consentir, Clotilde Leguil. El Psicoanálisis. 39, (39).
  2. CEV (2022). Comunicado de la Conferencia Episcopal Venezolana sobre el tratamiento de abusos a niños, niñas y adolescentes y personas vulnerables por sacerdotes y agentes pastorales de la iglesia.
  3. Ver nota 2.
  4. Freud, S. (1991). La sexualidad en la etiología de las neurosis. En Obras Completas Volumen 3, p. 273. Amorrortu.
  5. Freud, S. (1992). Tres ensayos de teoría sexual. En Obras Completas Volumen 7, p. 123. Amorrortu.
  6. Ver nota 5.
  7. Rendón, A. (2020). Aproximaciones psicoanalíticas al abuso sexual en la infancia: posibilidades de intervención y límites dentro de las instituciones educativas en Ecuador. Trabajo presentado para optar al título de Magíster en Psicoanálisis y Educación. Universidad Católica de Santiago de Guayaquil.
  8. Miller, J.-A. (2001). Fundamentos de la perversión. En Perversidades, p. 25. Paidós.
  9. García, B. (2022). El abuso sexual, un enfoque desde el psicoanálisis. Recuperado de: beatrizgarcia.org/
  10. Herman, J. (2004). Trauma y recuperación: cómo superar las consecuencias de la violencia. Espasa.
  11. Ver nota 9.
  12. Freud, S. (1975). Más allá del principio del placer. En Obras Completas Volumen 18. Amorrortu.
  13. Ver nota 9.
  14. Ver nota 10.
  15. Ver nota 9.

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