Alfredo Infante sj.
El gobierno del presidente Maduro se ha tomado muy en serio el refrán popular “por la boca muere el pez”. Tan en serio que lo ha convertido en política de Estado.
Los sucesivos decretos de emergencia y su errada política económica no han hecho otra cosa que destruir el aparato productivo, y ante la escasez se han desatado mecanismos mafiosos de especulación que han pulverizado el poder adquisitivo de la moneda. Llegando al punto que para poder comprar una cebolla un educador debe trabajar tres o cuatro horas, pues mientras una hora académica de un profesor de secundaria está valorada en 150 bolívares, una cebolla en el mercado puede costar entre 450 y 600 bolívares – dependiendo del tamaño de la cebolla y el lugar dónde se compre-.
Todo apunta a que estas irregularidades en la economía son parte del recetario cubano, el cual tiene como objetivo el control social. Por eso, ahora viene “el carnet de la patria” que no es otra cosa que el anzuelo para atrapar al pez, es decir, a la sociedad. El carnet de la patria es un bozal de arepa que busca silenciar al pueblo, algo así como: “si callas, come”, “si te revelas, muere”.
El gobierno está convencido que al controlar la comida controla al pez, porque su política no es otra cosa que la del refrán: “por la boca muere el pez”. Pero recuerden, señores gobernantes, que el pez puede romper el anzuelo.