El Declaración Universal de los Derechos Humanos marcó un antes y un después en lo que se refiere al respeto de los derechos fundamentales de las personas. En estos 70 años se ha avanzado mucho en la materia y, aunque los Derechos Humanos se han convertido en la vara de medir la actuación de los gobiernos en todo el mundo, todavía son muchos los que los ignoran o desoyen. El auge de líderes autócratas y populistas está haciendo que este fenómeno se incremente.
Han pasado siete décadas y hoy en día «vemos una creciente intolerancia, extrema desigualdad, un retroceso en la protección de los Derechos Humanos y un fracaso por parte de los gobiernos a la hora de emprender las acciones colectivas tan desesperadamente necesarias para abordar las amenazas mundiales», resume el secretario general de Amnistía Internacional, Kumi Naidoo, en declaraciones a Europa Press, para quien en gran medida «estamos exactamente en la situación que los gobiernos que adoptaron la Declaración prometieron evitar».
«La defensa de los Derechos Humanos nunca está completa porque muchos gobiernos inevitablemente encuentran conveniente el violarlos como vía para mantener el poder o para engrosar sus cuentas bancarias o recompensar a sus amigotes», subraya el director ejecutivo de Human Rights Watch (HRW), Kenneth Roth.
Ahora, los «Derechos Humanos se han convertido en la norma por la que los gobiernos son juzgados» y por ello ningún gobierno hoy en día puede «librarse diciendo abiertamente que viola los Derechos Humanos», aunque evidentemente, reconoce a Europa Press, sean muchos lo que lo siguen haciendo, «pero intentan esconderlo o mentir al respecto» ya que quieren «evitar la vergüenza» de ser señalados.
En este sentido, entre los «enormes retos actuales» menciona el caso de Siria, donde el Gobierno de Bashar al Assad «ha atacado a civiles en las zonas controladas por la oposición», Yemen, donde la coalición militar que lidera Arabia Saudí «bombardea y está matando de hambre a los yemeníes; o Birmania, donde el «Ejército ha llevado a cabo una limpieza étnica de los musulmanes rohingyas».
A Roth también le preocupa la manera de gobernar y de reprimir la disidencia que tienen presidentes como el de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, el de Egipto, Abdelfatá al Sisi, el de Rusia, Vladimir Putin, el de China, Xi Jinping, el de Venezuela, Nicolás Maduro, o el Estados Unidos, Donald Trump, «que habla mal de los inmigrantes y minorías e intimida a los jueces y periodistas que considera que entorpecen su camino», y la deriva observada en algunos miembros de la UE como Hungría, con Viktor Orban al frente, Polonia o Italia.
Incitación al miedo y la división social
El secretario general de Amnistía coincide. «Una de las mayores amenazas hoy en día a los Derechos Humanos es que demasiados políticos están avivando el miedo y la división social y usándolo para demonizar a las minorías y los grupos vulnerables y justificar su menor compromiso con los Derechos Humanos».
También el director general del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Yves Daccord, reconoce que «con el auge del populismo hay riesgos crecientes para el respeto» tanto del Derecho Internacional Humanitario (DIH), que define las leyes de la guerra y por el que el organismo que dirige se encarga de velar, y el Derecho Internacional de los Derechos Humanos.
«La indiferencia sobre si los derechos y la humanidad de otros son respetados ya es motivo de preocupación», admite Daccord en una entrevista con Europa Press, llamando a no caer en la «apatía». Asimismo, admite que igualmente le parece preocupante que «la indiferencia está transformándose en miedo y xenofobia».
En este sentido, el máximo responsable del CICR se muestra especialmente crítico con quienes sostienen que «el Derecho Internacional no está adaptado al mundo actual», sobre todo cuando se habla de lucha antiterrorista.
«Nos preocupa mucho escuchar que ciertas personas, porque han cometido actos de terrorismo, se las considera privadas de las cualidades de la persona humana», subraya, recordando que eso es contrario a la Declación Universal.
«Aunque algunos actos son alarmantes y asustan, no debemos perder de vista el hecho de que todos somos seres humanos», insiste Daccord, para quien tanto el DIH como el Derecho Internacional de Derechos Humanos «son mucho más que expresiones de idealismo» y son el resultado de la experiencia y de cuidadosas negociaciones».
La complacencia no es la respuesta
Pese al panorama poco alentador, los máximos responsables de Amnistía, HRW y CICR tienen claro que quedarse de brazos cruzados no es una opción. «Aunque en los últimos años hemos visto un aumento de los gobiernos autocráticos que están intentando minar los Derechos Humanos, esos ataques contra la Declaración Universal también han movilizado una reacción, una defensa reforzada de los Derechos Humanos», asevera Roth.
Para el director ejecutivo de HRW «es esencial quetodos los gobiernos se sumen activamente a esa defensa». «La complacencia y la resignación son nuestras mayores adversarias», previene, defendiendo que «la mejor manera de celebrar el 70 aniversario de la Declaración es un compromiso renovado con los Derechos Humanos, no solo de forma retórica sino con acciones».
«Todavía queda un largo camino para que la poderosa visión de la Declaración de Derechos Humanos para todos se cumpla», admite por su parte Naidoo, que lamenta que «hay pocos líderes en el mundo actual que estén ofreciendo el tipo de liderazgo visionario necesario para sacarnos de esta crisis, aunque no todo está perdido».
Las mujeres aún luchan por sus derechos
El secretario general de Amnistía denuncia en particular el hecho de que «unos derechos se ignoren más que otros». En su opinión, «uno de los mayores escándalos de las últimas siete décadas es que los derechos de las mujeres hayan sido tratados con mucha menos prioridad que otros derechos por muchos gobiernos».
«El hecho de que la mitad de la población mundial aún siga teniendo que luchar por las libertades básicas dice mucho sobre la seriedad con la que los gobiernos han tratado los derechos de las mujeres», lamenta. Su mensaje para los líderes mundiales en este 70 aniversario, dice, es «obvio y simple: ¿Quién os ha dado la autoridad para perjudicar, subyugar y abusar de vuestros iguales? Lo podeís hacer mucho mejor».
A su vez, Daccord sostiene que «uno de los logros más importantes de la Declaración Universal es que ha establecido un estándar claro para todos, para ser capaces de resistir a la creciente presión en un mundo cambiante y mantenerse firme ante los cantos de sirena del populismo».
«Vivimos tiempos difíciles, en los que la diplomacia multilateral es cuestionada mientras la Humanidad se enfrenta a retos complicados», reconoce el secretario general del CICR, que tiene claro que precisamente por ello hay que reafirmar «los valores humanos» recogidos en la Declaración Universal. «Pedimos a los estados que se resistan a la tentación de dejar de lado los estándares fundamentales en tiempos turbulentos», reclama
Fuente: Europa Press