Por Luis Ugalde, sj.
Acaba de fallecer uno de los grandes de la política venezolana. Hombre de fuerte temperamento y talento excepcional puestos al servicio de la política, al servicio de la liberación. Desde muchacho militó en el partido comunista y luego fue de los que creyeron que el proceso democratizador abierto el 23 de enero de 1958 debía culminar en la instauración de la dictadura comunista, como en la Cuba de Fidel, llena de promesas e ilusiones. Por eso fue guerrillero, pero sin perder la lucidez política ni la capacidad autocrítica.
Desde la cárcel meditó sobre el desacierto de la aventura guerrillera venezolana y expresó su indignación ante la invasión de los tanques soviéticos para aplastar la Primavera de Praga (1968). Lo que le mereció el calificativo de traidor por parte del Secretario del Partido Comunista Soviético. La honestidad en la autocrítica llevó a Teodoro al rechazo del Bloque Soviético y a la ruptura con la dictadura cubana. En consecuencia, librándose del dogmatismo, junto con sus compañeros fundó el MAS (1971) y abrió el camino de la izquierda hacia la democracia social. Camino iluminado por intensos debates y por su libro “Proceso a la Izquierda” y numerosas reflexiones sobre el socialismo. Más tarde (2005), en pleno chavismo, publicó “Las dos izquierdas” de América Latina.
A partir de la década de los setenta, su acción política y su pensamiento crítico sacudieron a toda la izquierda venezolana y la llevaron al deshielo del dogmatismo marxista para entrar de lleno en el proceso democrático. Años después, el bloque soviético, cuya condición estructural inhumana él denunció y repudió, terminó derrumbándose estrepitosamente dejando al descubierto sus miserias.
Teodoro, en el segundo gobierno de Caldera, en medio de una fuerte crisis nacional y gubernamental, tuvo el coraje de aceptar el Ministerio de CORDIPLAN. Este encuentro con Caldera significó un “descubrimiento” y valoración mutua. Como también fueron un descubrimiento para Petkoff las enfermedades concretas del Estado venezolano y de su frondosa burocracia.
Cuando Chávez se presentó como tentación para la izquierda y el MAS, Petkoff no se dejó encandilar por ese militarismo mesiánico que, en matrimonio con los soñadores de la dictadura comunista, trajo el desastre actual, luego de la luna de miel. A los masistas que se fueron al gobierno, les predijo el fracaso y la “bajadita“ decadente. Militarismo y dictadura marxista de la mano no podían conducir sino al desastre.
Espíritu crítico el de Petkoff que, de vivir en la Unión Soviética o en Cuba, hubiera pasado en la cárcel sus últimos 50 años, tachado de revisionista y traidor. La dictadura chavista no se atrevió a tanto, pero trató de ahogar su voz y su periódico “Tal Cual”, por escribir la verdad tal cual y sin tapujos. El régimen procesó y prohibió la salida del país a Teodoro que en los últimos años vivió recluido en su casa y con la salud disminuida. Hoy, más que nunca, necesita Venezuela de la claridad y valentía política de Petkoff.
El equipo de SIC, hombres y mujeres comprometidos desde la fe en la construcción de un país justo y libre, honramos a Teodoro y expresamos nuestra solidaridad y condolencia a sus familiares y amigos. Que Dios bendiga a quien luchó toda la vida por una sociedad donde no hubiera hambrientos, ni perseguidos, ni desnudos, ni presos, ni desterrados… Que lo reciba el Señor y le de la vida sin fin; el Señor que proclamó bienaventurados a los que luchan por la justicia y dijo que lo hecho a uno de los más débiles y necesitados se lo hicimos a Él. Y a nosotros nos permita mantener activo lo mejor de la enseñanza de Petkoff en esta Venezuela necesitada de esperanza, libertad y buen juicio político.
Puede consultar otros artículos relacionados a Teodoro Petkoff en la biblioteca del Centro Gumilla, en el siguiente link: http://www.gumilla.org/biblioteca/index.htm