Por Paola Nalvarte
Por más de cuatro meses, 19 periodistas ecuatorianos y colombianos de diferentes medios, que contaron con el apoyo de organizaciones nacionales e internacionales, siguieron los rastros de tres de sus colegas que fueron secuestrados y asesinados en la frontera entre ambos países en los primeros meses de este año.
En su reportaje a profundidad “Frontera Cautiva”, los periodistas investigaron lo ocurrido a Javier Ortega, Paul Rivas y Efraín Segarra, los dos periodistas y el conductor del diario ecuatoriano El Comercio que fueron secuestrados el 26 de marzo de este año y posteriormente asesinados por un grupo disidente de la guerrilla de las Farc. Quisieron averiguar los motivos y circunstancias que suscitó este hecho para poder entender mejor lo que sucedió con sus colegas.
El reportaje se publicó a nivel mundial en español, inglés y francés el 24 de octubre, casi seis meses después de que el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, anunciara oficialmente la muerte de los tres trabajadores de prensa el 13 de abril.
Este logra algunos hallazgos que no se hicieron públicos sino hasta su lanzamiento. Uno de los más importantes es que descubrieron que el 28 de marzo se planeó un operativo de rescate de los periodistas que fue coordinado entre el Gobierno ecuatoriano, las fuerzas armadas y el grupo disidente de las Farc. Operativo que no se llevó a cabo porque los periodistas nunca aparecieron.
Isabela Ponce, una de las periodistas del colectivo ecuatoriano Periodistas Sin Cadenas que participó en el reportaje, dijo al Centro Knight que “Frontera Cautiva” surgió como una iniciativa de periodistas y organizaciones de Ecuador y Colombia frente al secretismo con que sus gobiernos actuaron respecto al secuestro.
Las versiones que daban sobre el secuestro los gobiernos de ambos países fueron desdibujando la importancia del trabajo de los periodistas, omitiendo datos y dando información muy poco transparente, comentó Jonathan Bock de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), de Colombia, al Centro Knight.
La FLIP, La Liga contra el Silencio, Verdad Abierta y Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP) fueron las organizaciones y medios que se sumaron del lado colombiano. OCCRP los acompañó desde la definición de los temas, la coordinación editorial, con apoyo financiero y con el suministro de plataformas para el intercambio de archivos de manera segura. De Ecuador participaron la organización Fundamedios y 10 periodistas de varios medios que se unieron en el colectivo Periodistas Sin Cadenas.
De acuerdo con Ponce, los periodistas ecuatorianos conformaron el colectivo tras la muerte de los periodistas secuestrados, al sentirse muy desprotegidos por parte del Estado y de los grandes medios de comunicación al realizar su trabajo.
Se juntaron también para “seguir contando la verdad”, dijo Ponce refiriéndose a que con el reportaje realizaron un primer intento de continuar el trabajo de investigación que Ortega había empezado el año pasado en esa zona fronteriza.
Según Bock, esa pequeña área de frontera entre Ecuador y Colombia que está dividida en parte y de forma natural por el Río Mataje, es una de las más militarizadas de Sudamérica, contando con la presencia de “más de 18 mil agentes militares de ambos países”.
De acuerdo con Bock y Ponce, las libretas de apuntes periodísticos que Ortega tenía en su casa, sobre sus visitas pasadas a la provincia de Esmeralda contenían información sobre presuntos vínculos entre las fuerzas policiales y los grupos guerrilleros dedicados al narcotráfico que controlan esa zona.
En “Frontera Cautiva” los periodistas desarrollaron cuatro grandes ejes temáticos: la reconstrucción del secuestro y posterior asesinato de Ortega, Rivas y Segarra; la continuación del reporteo que estaba haciendo Ortega en la zona fronteriza desde hace un año; la realidad de una zona fronteriza abandonada por ambos Estados; y su alta militarización y predominancia de grupos disidentes de las Farc.
Entre ellos, el grupo disidente Frente Óliver Sinisterra, comandado por Walther Arizala, alias ‘Guacho’, que habría secuestrado y ejecutado a tres trabajadores de El Comercio tras fracasar las negociaciones que sostuvieron con el gobierno ecuatoriano.
Antes del fatal desenlace, cuando los periodistas fueron secuestrados y aún seguían vivos, Ponce se puso en contacto con Forbidden Stories para buscar su apoyo. Este es un proyecto de la organización periodística sin fines de lucro Freedom Voices Network, cuyo fin es poder seguir contando las historias de los periodistas asesinados.
Tras la muerte de los periodistas, la organización internacional se sumó al esfuerzo colaborativo para participar en el proyecto con apoyo económico, logístico y de difusión. También hicieron algunos videos documentales y textos para difusión en medios en idioma inglés y francés.
Con esta primera entrega del reportaje, dijo Ponce, se propusieron responder varias de las preguntas que el Estado (ecuatoriano) nunca respondió.
“No nos quisieron contestar la mayoría de entrevistas, sigue habiendo un silencio muy grande”, dijo. La periodista ecuatoriana y editora adjunta del sitio GK City anunció que publicarán más información del tema eventualmente, en otras entregas, para seguir honrando la memoria de sus colegas.
“Donde se cierran los espacios para el periodismo, debe haber más periodismo”, dijo Bock de la FLIP respecto a otra de las motivaciones importantes que este grupo periodístico binacional tuvo como principal motor para realizar este trabajo.
Además de los textos, el reportaje contiene videos, ilustraciones, mapas y una línea de tiempo interactivos. Una de estas piezas intenta reproducir el recorrido de los periodistas antes de su abducción. También hay pequeñas entrevistas que retratan a los habitantes de la zona, las cuales son presentadas en el reportaje mediante fotografías con audios.
Fuente: knightcenter.utexas.edu