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Pepino de monte y chimbombó

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 Francisco E. Castañeda M

Por lo general, los períodos lluviosos en la isla de Margarita son relativamente escasos, no obstante, en algunos meses mantienen niveles de pluviosidad más o menos abundantes debido a la influencia que ejercen los vientos alisios provenientes del noreste los cuales aportan humedad a la atmósfera provocando las lluvias. De allí que, en la mayor parte del territorio insular, durante los meses de noviembre, diciembre y enero, como consecuencia de los efectos de los citados alisios, es cuando se producen las máximas precipitaciones. Por ello, resulta algo infrecuente las lluvias caídas durante el presente mes de febrero, sin embargo, gracias a ellas, observamos que en muchos de los puestos de ventas de vituallas y otros rubros agrícolas, por ejemplo, los ubicados en la carretera principal de la localidad de Atamo Sur (Caserío Espinoza, municipio Arismendi), se ofrecen dos importantes variedades agrícolas las cuales forman parte de la dieta margariteña, a saber: una, la hortaliza perteneciente a la familia de las cucurbitáceas conocida coloquialmente con el nombre de “pepino de monte” o “de lluvia” (Cucumis anguria) y la otra, la legumbre denominada “chimbombó” o como se le suele llamar en otras regiones del país: “quimbombó” ( Hibiscus sculenta).

El primero de los rubros mencionados, el “pepino de monte”, es un fruto globoso de textura erizada que generalmente crece silvestre como una especie trepadora no solo en la época de lluvias sino también inmediatamente después de haber concluido la misma. En la isla de Margarita, se acostumbra utilizarlo como ingrediente primordial en la preparación de los suculentos hervidos de res, gallina o pescado. Según la opinión del botánico costarricense Jorge León, fueron los “esclavos negros llegados de África quienes lo introdujeron en el Nuevo Mundo”, en particular, destaca la periodista Serenella Rosas, las poblaciones de filiación lingüística bantú de la región Congo Angola (Rosas F., S., 2013: 3-5).

En cuanto a la legumbre “chimbombó”, el vocablo que la identifica proviene de la palabra ngombo perteneciente a la lengua KiMbundu de la región Congo Angola y es conocida en otras regiones del Caribe con el nombre de acra u ocra. En la isla de Margarita, se acostumbra comerlo salcochado y aderezado con aceite de Castilla e igualmente, como importante acompañante en la ensalada de mariscos muy particularmente en la de mejillones (Marcano Rosas, J., 1979:13). Asimismo, forma parte de los diversos ingredientes utilizados para la elaboración de los hervidos de res y de gallina (Gómez R., A.F., 1996: 229) y según refiere Marcano Rosas, es imprescindible en los sancochos de pescado salado. También es utilizado en la preparación de diversos platillos de la cocina tradicional como agente espesante.

Desde el punto de vista de la medicina doméstica propia de esta región insular, se suelen hacer inhalaciones con el agua babosa que queda después de haberlos salcochados para mitigar los efectos de la sinusitis (Gómez R., A.F., 1991: s/n).

Ahora bien, saber en qué momento estos dos rubros de origen vegetal procedentes de la región africana del Congo Angola y llegados a tierras americanas con la trata negrera atlántica pasaron a formar parte de la dieta insular, resulta sumamente difícil determinar. Algunos opinan que ello fue posible gracias a los intercambios realizados por los nautas margariteños con los habitantes de la costa de Paria en el estado Sucre quienes, a su vez, los habían adoptado de los pobladores de las diversas islas del arco antillano donde el consumo de esos productos es algo habitual y con los cuales han mantenido tradicionalmente estrechas relaciones pudiendo entonces, de esa manera, indirectamente, pasar al territorio insular. Adicionándole a ello el hecho de que, tanto el prócer margariteño general Santiago Mariño como su hermana Concepción, fueron propietarios, por herencia de su difunto padre, de una dotación de más de cien esclavos negros los cuales constituían la fuerza de trabajo principal de las haciendas “Caurante” y “Chacachacare” localizadas en los valles de Amacuro y Aricagua en la región pariana (Gil S., I. y Bonillo, M., S., 1980: Anexo Nº3, p.23),  lo cual, como es válido suponer, favorecería ese contacto entre Margarita y la península de Paria.

No obstante ello, es menester destacar que la presencia de esclavos negros originarios de la región del Congo en la isla de Margarita es de muy vieja data como se evidencia, por ejemplo, en el caso del esclavo de nombre Francisco, originario de la “nación” Congo, quien, durante el año de 1610, en virtud de su buen comportamiento obtuvo su cédula de libertad gracias a la intermediación hecha ante las autoridades reales por el gobernador insular Bernardo de Vargas Machuca (AGI, Sto. Domingo, Legajo 180, citado en Martínez de Salinas, M., 1991: 161).

Años más tarde, específicamente en 1654, durante el Juicio de Residencia seguido al tesorero de la isla de Margarita, capitán Juan Ibarreta Ladrón de Guevara, se mencionan, entre otros, a los siguientes esclavos negros: “Antonio Gurumeye, 28 años, “nación” Angola; Madalena, negra de Angola con 40 años y su cría de 8 meses Antonia; José, 25 años, de “nación” Angola; Diego, de “nación” Angola y Damián, negro de “nación” Malambo” (Gómez R., A. F., 1992: 37,38 y 39). Sobre este vocablo malambo, es muy probable que se trate de una deformación lingüística del término Malemba, correspondiente a un grupo étnico de la mencionada región Congo Angola (Aguirre B., G., 1972: 143).

Asimismo, sobre la base de nuestras pesquisas efectuadas en los Libros Sacramentales que reposan en el Archivo Diocesano de la ciudad de La Asunción, en el acta de bautismo correspondiente al día 28-IV-1727, se lee lo siguiente:

Yo Clemente de Mata, Cura Doctrinero de esta Santa Iglesia parroquial de Santa Ana, bauticé solemnemente a un negro vosal (sic) de “nación” Congo y que parece tener de edad diez y ocho años poco más o menos y le puse por nombre Antonio. Dicho negro es esclavo del capitán Domingo Marín Romero, vecino de este valle de Santa Ana” (Fuente: Libro de Bautismos Nº 3-A. Años: 1724-1750, Santa Ana de El Norte).

Al igual que la región pariana, la isla de Margarita también mantuvo una fluida relación con las islas Antillanas de Barlovento. Así, en el año de 1762, durante el ejercicio gubernamental de Alonso de Río y Castro (1754-1764), muchos esclavos fugitivos procedentes de esas ínsulas   caribeñas, arribaban a estas tierras margariteñas huyendo de los malos tratos a los cuales eran sometidos por los propietarios de las plantaciones agrícolas localizadas en tales territorios insulares. Como evidencia de ello, me permito citar la siguiente acta bautismal revisada por nosotros en el mencionado Archivo Diocesano y fechada el día 9-IV-1728, es decir, muchos años antes del período del gobernador Río y Castro, en la cual se alude a Bernardo Joseph, hijo de Marta, negra natural de La Martinica y de padre desconocido. Siendo su madrina, Agustina Gamero, española. Todos vecinos del Valle de Paraguachí (Fuente: Libro de Bautismos Nº2. Paraguachí. Años: 1713-1758).

Ahora bien, ese contacto no solo se mantuvo en la época colonial sino también se ha venido dando con bastante frecuencia en los tiempos actuales. Pero dejemos que sea el reconocido y recordado hombre de letras insular, Ángel F. Gómez R. (Felito), en su obra Salitre, quien lo refiera: “Benjamín, el negro martiniqueño traído por el abuelo en uno de sus viajes de contrabandista, quien veía los fantasmas de Cubagua, el que alumbraba la noche con sus dientes de oro, Benjamín, el negro martiniqueño”.

Para finalizar, y en virtud de los testimonios históricos anteriormente citados, en los cuales se evidencia una importante presencia negroafricana procedente de la región Congo Angola en la isla de Margarita, no pecaríamos en afirmar que tanto el “pepino de monte” como el “chimbombó”, desde los primeros tiempos del período colonial, dada la influencia de los pobladores de esa región sursahariana, han formado parte de los ingredientes importantes utilizados en la preparación de los condumios tradicionales característicos de la cocina insular neoespartana, independientemente de las posibles contribuciones foráneas de períodos históricos más recientes mediante las cuales se haya podido incrementar su utilización  y consumo.

NOTA: Buena parte del contenido correspondiente al presente artículo/crónica se fundamenta en nuestro estudio investigativo aún inédito, intitulado: Esclavitud Negroafricana. Su presencia en la isla de Margarita (Época Colonial).

Bibliografía consultada

AGUIRRE BELTRÁN, GONZALO (1972) La población negra de México. México: F:C:E;

GIL SILVA, ISIDRO Y BONILLO MALAVÉ, SEREIDA (1980). La Esclavitud Negra en el Estado Sucre. (Trabajo de Grado presentado como requisito parcial para optar al título de Licenciados en Sociología), Cumaná: Universidad de Oriente.

GÓMEZ RODRÍGUEZ, ÁNGEL FÉLIX (1991). Historia y Antología de la Cocina Margariteña. Caracas: Armitano Editores.

GÓMEZ RODRÍGUEZ, ÁNGEL FÉLIX (1992). Desventuras del Tesorero de Margarita, Capitán Juan de Ibarreta Ladrón de Guevara. Juan Griego: El Ojo de la Lechuza.

GÓMEZ RODRÍGUEZ, ÁNGEL FÉLIX (1996). Margarita Vegetal. Pamapatar: Editorial FONDENE

MARCANO ROSAS, J. (1979). Historia y Habla Popular en Margarita. Caracas: FUNDACONFERRY.

MARTÍNEZ DE SALINAS, MARÍA LUISA (1991). Castilla ante el Nuevo Mundo. La trayectoria indiana del gobernador Bernardo de Vargas Machuca. Valladolid, España: Diputación Provincial de Valladolid.

ROSAS FLUNGER, SERENELLA (2013, Septiembre 28). “El pepino silvestre vino de África”. EL UNIVERSAL, pág.: 3-5. Caracas.

LA ASUNCIÓN, 26-II-2017.

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