Luisa Pernalete
El Universal
No hay duda que las elecciones de este año están muy peleadas. Independientemente del que gane – con sus seguidores – y del que pierda – con sus seguidores – en Venezuela ya no hay minorías, pues son muchos los venezolanos que están de un lado y muchos los que están del otro. Por ello, estas líneas quieren ser un llamado a la convivencia pacífica el ocho, un día después del siete.
El lunes 8 nuestros vecinos seguirán siendo los mismos, hayan votado por uno u otro candidato, nos encontraremos con ellos por la mañana y todos – nosotros también – merecerán un saludo y una respuesta al saludo; en el trabajo, los compañeros, hayan votado por uno o por otro, seguirán siendo los buenos compañeros de siempre. En la escuela, los maestros escucharán de sus alumnos que unos padres votaron por un candidato, y otros por el rival, pero los alumnos, y sus padres, seguirán siendo los mismos, y a todos debemos quererlos por igual. Sea cual sea el resultado, si hay cambios, que esperamos que en algunos aspectos los haya porque urgen, estos no vendrán de inmediato, así que tenemos que pensar en el lunes y los días siguientes.
Necesitamos , los ciudadanos, llegar a acuerdos con los que no han votado igual que nosotros, los que piensan diferente, que no necesariamente son “enemigos”, y hay problemas comunes que tenemos que abordar juntos , ya sea porque somos parte de la solución o ya sea porque debemos exigirle al gobierno electo – o al reelecto – que cumpla con su deber. Por ejemplo, que garantice que ningún niño o niña se quede sin cupo en educación inicial: esto es un deber para el Estado y un derecho para los niños; otro acuerdo tiene que ver con la reducción y, mejor aún erradicación, de la violencia en las escuelas, las aulas tienen que ser lugares seguros para los alumnos y para los maestros, y ello supone que también sean seguras las calles para llegar a los centros educativos y las unidades de transporte para los que viven más lejos; este problema no se puede seguir disfrazando o ignorando.
Los venezolanos tenemos – todos –que hacer un esfuerzo por resolver nuestras diferencias por vías pacíficas, manejar nuestras emociones adecuadamente, aprender a pensar antes de actuar, para no dañar al otro; tenemos que hablar de los desacuerdos y ello no debe significar rupturas de puentes porque el ocho, todos, ganadores y perdedores, seguiremos siendo venezolanos, con derecho a vivir en paz y a ser respetados y valorados, sin importar cómo hayamos votado.