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“Paz total” en Colombia y la urgente necesidad de diálogo en Caracas

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Por Alfredo Infante, s.j.

Esta semana se instaló en la ciudad de Caracas, Venezuela, la mesa de negociación entre el Estado colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), guerrilla de izquierda que opera desde 1964. Las conversaciones forman parte importante del proyecto conocido como “Paz total”, que lidera el presidente del país vecino, Gustavo Petro.

Un dato relevante de esta mesa es que, por parte de la administración Petro, se ha creado un equipo que incluye diversos sectores, es decir, se ha constituido un grupo de Estado, no de gobierno, donde se ha procurado que estén representados no solo los intereses del Ejecutivo, sino también de importantes sectores de la sociedad colombiana.

En ese sentido, ha sido un hecho noticioso la inclusión de José Félix Lafaurie, presidente del gremio de los ganaderos y miembro de la Junta Directiva del partido Centro Democrático, liderado por Álvaro Uribe Vélez. En palabras del propio Uribe, la participación de Lafaurie, “por invitación del presidente Petro, puede contribuir a aproximar un aceptable nivel de acuerdo nacional sobre el tema, que requiere reflexión y hechos de Paz del ELN”. Afirmó estar seguro de “que el doctor Lafaurie, más que representar al Centro Democrático en esas conversaciones, llevará allí la opinión de muchos sectores que, por obvias razones, mantienen escepticismo sobre la posibilidad de un acuerdo de esta naturaleza”1.

Insistimos en que uno de los puntos novedosos e importantes de esta mesa de negociación es que no es un diálogo entre el Gobierno y la guerrilla, sino entre grupos de poder enfrentados históricamente y en conflicto real de intereses. En ese contexto, lograr un acuerdo es más difícil y complejo, pero tiene una mayor garantía de solidez.

Ahora bien, es importante subrayar que las víctimas, como siempre, están pulseando un lugar en este proceso, como lo recuerda el sacerdote Jorge Humberto Cadavid, quien fuera víctima, junto a su feligresía, de un atentado del ELN en Cali, hace 23 años. Sostuvo el sacerdote:

¿Cómo se sanan las heridas de un enfermo si no se tratan? Las víctimas tenemos que participar dentro de este proceso que quizás sea el último donde se pueda buscar una salida hacia la paz. Tenemos la experiencia del diálogo y la negociación que llevó a la desmovilización de las FARC, entonces es el mejor momento donde se pueden incluir a todos los actores de este conflicto2.

En cuanto a nuestro país, todos sabemos que desde finales de los años 70, la guerrilla del ELN viene actuando en territorio venezolano, presencia que se ha incrementado y legitimado en las últimas dos décadas, dadas las coincidencias ideológicas de este y otros grupos irregulares con el proyecto de “Socialismo del siglo XXI” que inició el finado Hugo Chávez Frías y ha continuado el presidente Nicolás Maduro.

Carolina Jiménez, internacionalista y presidenta de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA por sus siglas en inglés), organización de investigación e incidencia sobre los derechos humanos en las Américas, nos comentó recientemente que el ELN “es una guerrilla cuyo 40 % a 45 % de operaciones está en Venezuela, ciertamente es binacional y tiene víctimas en ambos países de operación”.

Esta presencia, de vieja data, ha cobrado muchas vidas, por lo que creemos importante que las víctimas de “esta ribera del Arauca vibrador” también sean escuchadas. La Iglesia misionera en la zona fronteriza de ambos lados es testigo de la presencia de los actores armados colombianos en nuestro territorio. El padre Acacio Belandria, fallecido en 2012, denunció sistemáticamente está situación (1999-2011), lo que también ha venido advirtiendo la ONG Fundaredes, razón por la cual su director, Javier Tarazona, se encuentra encarcelado como preso político.

Ante esto, es comprensible y legítima la propuesta de representantes de la Asamblea Nacional de 2015, quienes señalaron, ante los diálogos iniciados en Caracas, la necesidad de que se incluya también a las víctimas del lado venezolano y se libere a Tarazona. “Faltan los productores, ganaderos e indígenas venezolanos, extorsionados y subyugados por estos grupos que actúan con impunidad en el país y han dado de baja a militares venezolanos”, comentó Héctor Cordero, diputado por Anzoátegui del partido Encuentro Ciudadano, en una sesión de la Comisión Delegada de la Asamblea Nacional 2015 celebrada el 22 de noviembre. “Hoy Javier Tarazona es un preso del ELN, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y Maduro, quienes deberían mostrar su verdadera voluntad de paz liberando un defensor de derechos humanos como un gesto real de querer evolucionar”, agregó Sergio Vergara, del partido Voluntad Popular3.

Creo conveniente que –como Iglesia y sociedad civil– nos organicemos y movilicemos como víctimas de este conflicto, para convertir estas mesas de diálogo y negociación en una agenda de paz bifronteriza y para lograr, como un gesto simbólico de buena voluntad, la liberación de Javier Tarazona.


Notas:

  1. Caracol Radio: “Puede contribuir a aproximar un aceptable nivel de acuerdo”: Uribe sobre Lafaurie, 11 de noviembre de 2022. Disponible en línea.
  2. Blu Radio: Víctimas del ELN en el Valle reclaman participación en diálogos de paz, 21 de noviembre de 2022. Disponible en línea.
  3. Crónica Uno: En los diálogos de paz para Colombia faltan las víctimas venezolanas del ELN, dice la AN2015, 22 de noviembre de 2022. Disponible en línea.

Fuente:

  • Este artículo ha sido originalmente publicado en el Boletín del Centro Arquidiocesano Monseñor Arias Blanco N° 166, 18 al 24 de noviembre de 2022.
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