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Para entender a Joe Biden

Credit Drew Angerer Getty Images

Por Ramón Guillermo Aveledo*

“¿Qué ha pasado con Joe Biden? Mucha gente pensaba que era un incrementalista moderado, pero ahora está promoviendo grandes paquetes legislativos que hacen muy felices a muchos en la izquierda progresista.” Así comienza David Brooks su artículo para The New York Times.1 En seguida cuenta que se lo había preguntado en una reciente conversación telefónica, para descubrir que “La respuesta parece ser: es complicado”. En realidad, casi siempre lo es.

En su discurso de toma de posesión, el Presidente de los Estados Unidos dice que “la historia americana no es de uno de nosotros, ni de algunos de nosotros, sino de todos nosotros.”2

Para el diario antes citado, el párrafo significativo, el de más consecuencias en ese discurso, fue aquel en el que la memoria de Lincoln, al firmar en 1863 la abolición de la esclavitud, afirmara que su alma entera iba en aquella decisión histórica, el cual sirvió de introducción para proclamar la síntesis de su programa en un propósito

Hoy, en este día de enero, mi alma entera va en esto: Unir a América. Unir nuestro pueblo y unir nuestra Nación. Pido a cada americano acompañarme en esta causa: unirnos para enfrentar los enemigos comunes ante nosotros: ira, resentimiento, odio. Extremismo, desorden, violencia. Enfermedad, desempleo, desesperanza.

De Biden sabemos que en el contexto de su partido es un centrista; un político de larga experiencia, talante moderado, proclive a los consensos; sin perjuicio de creer en una democracia con contenido social, en el valor de la familia, el trabajo y en lo internacional, inclinado por el entendimiento con los tradicionales aliados europeos de los Estados Unidos con base no sólo en intereses, sino fundamentalmente en principios compartidos.

¿Son contradictorios esos rasgos con el decidido y audaz activismo del comienzo de su ejercicio presidencial? Si no ¿Cómo se explica? Barack Obama que lo conoció bien en el Senado primero y luego en ocho años como su Vicepresidente entre 2009 y 2017, da trazos de un boceto de la personalidad de quien estuvo a su lado y al final, se decide por un rasgo principal, por encima de cualquier otro: “corazón”3

¿Cómo se formó su idea acerca del papel del gobierno en la vida de los ciudadanos? Preguntó Brooks y responde: “Biden deriva su visión del mundo de la experiencia vivida, especialmente el mundo de su juventud y como sus padres le enseñaron a ver el mundo”.

De una familia de clase media trabajadora, católicos de origen irlandés, Biden nació en noviembre de 1942, casi un año después del ataque a Pearl Harbour y la entrada de su país en la II Guerra Mundial, una sociedad que gracias a las políticas del New Deal de Roosevelt había superado la Gran Depresión y sus consecuencias económicas y sociales con una vigorosa acción del Estado. Los primeros “100 Días” de Franklin Delano Roosevelt (FDR) en la Casa Blanca marcaron desde 1933 el impulso de aquella etapa. Es lógico que en el ambiente familiar haya crecido oyendo historias de su padre acerca de esas dificultades. Datos principales en la visión que condiciona su filosofía del gobierno: la óptica del hombre común de clase media y clase media baja; la conciencia de las dificultades de la vida; un enfoque intenso en la dignidad humana. 

Ese Presidente, Demócrata como él, FDR, llega al poder venciendo a Hoover, un gobernante Republicano con un período en la Casa Blanca y recibiendo un país sumido en una crisis pavorosa. Apenas saliendo a la superficie de sus aguas oscuras y turbulentas, le toca una guerra mundial. Al asumir el cargo en 1933, tras cauteloso silencio sobre sus planes y en un ambiente cargado de incertidumbre, pronuncia unas de sus líneas más memorables que serían sometidas en seguida a dura prueba:

Así que primero que todo, permítanme afirmar mi firme creencia de que lo único que tenemos que temer es el temor mismo. Terror innominado, irracional, injustificado que paraliza los esfuerzos necesarios para convertir la retirada en avance. En cada hora oscura de nuestra vida nacional un liderazgo de franqueza y vigor se ha encontrado con el entendimiento y el apoyo del pueblo que es esencial a la victoria. 4

Fuente: Pete Souza / The White House

¿Cómo no pensar que aquellas palabras tienen eco en el Presidente Demócrata que asume el poder en contienda enconada? Difícil, además, hasta la víspera de la toma de posesión, cuando se encuentra de frente con una crisis múltiple en una nación dividida…

A cien días de asumir el cargo, reminiscencia roosveltiana, Biden se dirige al Congreso el 29 de abril de 2021, insistiendo en la unidad, en clave de solidaridad, para realizar la democracia: Los presidentes vienen a este recinto a declarar la guerra, celebrar la paz, anunciar nuevos planes y posibilidades5, aseveró.

“Hoy vengo a hablar de crisis y oportunidad, de reconstruir una nación, revitalizar nuestra democracia, y ganar el futuro para América”, sobre todo cuando la nación está viviendo, en palabras del recién electo Presidente, “…la peor pandemia en un siglo. La peor crisis económica desde la Gran Depresión. El peor ataque a nuestra democracia desde la Guerra Civil”.

Biden celebra que hayan aprobado, con respaldo amplio y plural, “el mayor Paquete de Rescate de la Historia”. Su énfasis y los testimonios que emplea para ilustrarlo, están en los que más sufren. Ejemplo de ello son las más de dos millones de mujeres que han perdido su trabajo por la pandemia. También haría énfasis en los planes para la educación, el fortalecimiento de la familia, la salud como derecho, el trabajo, la organización de los trabajadores –a uno de cuyos representantes ha designado Secretario del Trabajo–6. “Wall Street no construyó el país. La clase media construyó el país y los sindicatos construyeron la clase media”, sostuvo Biden. Y, en este sentido, ha sido reactivada en marzo la vigencia de la Ley contra la violencia a la mujer que promovió como parlamentario en 1994.

En su visión del mundo trabajará con los aliados, para atender los retos globales porque “no hay muro tan alto que mantenga fuera un virus”, sentenció. Biden, una vez más, recordando la Administración de FDR, recalcó la esencia de su mensaje

En otra era, cuando nuestra democracia estuvo a prueba, Franklin D. Roosevelt nos recordó a nosotros en los Estados Unidos que hiciéramos nuestra parte. (…) Es todo lo que les pido, hagamos nuestra parte…todos nosotros. Si lo hacemos, responderemos al desafío central de nuestro tiempo al probar que la democracia es duradera y fuerte

Roosevelt, sin duda, gravita en su visión del gobierno. No solo por los cambios que promovió, más debido a circunstancias que lo exigían que a ideas previas. Pero hay más. Brooks lee en Biden otra pieza del rompecabezas: lo influyen las enseñanzas sociales del catolicismo del siglo XX. Así como contó que su padre loved Jacques Maritain, de quien era lector frecuente, Biden reconoció al periodista que encuentra guía en este filósofo cristiano francés, una confesión inusual en un político estadounidense de ese nivel. Del propio Maritain es la idea que una ilusión de los americanos “es creer que, si eres un pensador, debes ser un ceñudo aburrido, porque pensar es tan malditamente serio”.7

Destaco que Biden escoge “guía”, la palabra correcta. Las doctrinas e ideologías son guías, nunca recetas o manuales. Asumirlas dogmáticamente conduce al fracaso, porque se subestima la realidad, sus condicionamientos, sus constantes “sorpresas”.

Hay en sus palabras, en sus políticas y en las decisiones que las llevan a la práctica resonancias maritenianas. Comprenderlo así, ayuda a entender al hombre, al político y al gobernante.

Obra de la razón, el cuerpo político no es solo de esto: “…tiene carne y sangre, instintos y pasiones, reflejos, estructura psicológica, dinamismo…todos ellos sujetos, si es necesario, por la coerción legal, al comando de una Idea y de decisiones racionales”. 8 Además:

El bien común incluye, igualmente la integración sociológica de la conciencia cívica total, las virtudes políticas, el sentido del derecho, la libertad de todas las actividades, la prosperidad material y el esplendor espiritual, la sabiduría hereditaria que opera inconscientemente, la rectitud moral, la justicia, la amistad, la felicidad, la virtud y el heroísmo en las vidas individuales… (de los miembros de la sociedad). 9

Las citas compartidas pertenecen a la obra de Maritain publicada originalmente por la Universidad de Chicago en 1951.

FREDERIC J. BROWN AFP

“El fin de la sociedad es el bien de la comunidad”, pero éste es el bien común de personas humanas, ignorarlo conduce al totalitarismo. El individualismo, “pequeño dios” que proclama la libertad absoluta “desemboca fatalmente en el estatismo”.10 Superadora del individualismo, la noción comunitaria personalista no es colectivismo. La comunidad es natural, no impuesta, y representa el encuentro de hombres y mujeres libres. Las modernas democracias han “…ido a ciegas en busca de algo excelente, como la ciudad de la persona, y haber levantado en su lugar, erróneamente, la ciudad de los individuos que conduce, por naturaleza, a espantosas liquidaciones”11. La democracia es la ciudad pluralista, abierta a todos, pero requiere un acuerdo fundamental acerca de las bases de la vida en común.

A modo de conclusión

Joseph R. Biden es un hombre de sus circunstancias. Llega a la Presidencia de los EE.UU. cuando muchos, e incluso tal vez él mismo, lo veían en retiro. Trae consigo una larga experiencia en la vida pública, en el Congreso y el Ejecutivo, así como en la vida privada, que lo puso a pruebas tan duras como tragedias y dramas familiares. Debe gobernar una nación dividida, en medio de una crisis diversa y profunda. Por un lado, en su partido debaten moderados y progresistas; por el otro, en el Republicano, la mayoría es rehén de un populista que actúa como convencido de que le robaron la Presidencia.

Sigue siendo el “incrementalista moderado”, pero tiene ante sí un cuadro que amerita decisiones audaces. De Roosevelt, el Presidente que venció la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial, recibe el alimento espiritual para el ánimo de su liderazgo. De Maritain, el alimento intelectual para comprender la relación, paradójicamente tensa e indisoluble, entre la dignidad de la persona y el bien común.

Biden asume el reto de hacer posible, aquello que es necesario.


*Doctor en Ciencias Políticas. Profesor universitario. | @aveledounidad

Notas:

  1. David Brooks: Has Biden changed? He tells us. En The New York Times. 20 de mayo 2021.
  2. Joseph R. Biden Jr. Inaugural Address. January 20, 2021. En whithouse.gov
  3. Barack Obama: A Promised Land. Crown. New York, 2020.
  4. The Essential Franklin Delano Roosevelt. FDR’s Greatest speeches, Fireside chats, Messages, and Proclamations. (John Gabriel Hunt, editor) Grammercy. New York, 1995.
  5. En: https://www.witf.org/2021/04/29/president-joe-bidens.address-to-congress-%20annotated/
  6. Martin Walsh, ex-Alcalde de Boston y ex dirigente de la Laborers` Union Local 223 hasta su elección como alcalde.
  7. Jacques Maritain: XV. Some American Illusions en Reflections on America III. En https://maritain.nd.edu/jmc/etext/reflect3.html
  8. Jacques Maritain: El Hombre y el Estado. Club de Lectores. Buenos Aires, 1984.
  9. Ibídem.
  10. Jacques Maritain: La Persona y el Bien Común. Club de Lectores. Buenos Aires, 1968.
  11. Ibídem.

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