Palma de oro especial a Jean Luc Godard
Julio Feo Zarandieta
El jurado de la 71 edición del festival de Cannes, presidido por la actriz australiana Cate Blanchet, ha otorgado esta noche la Palma de oro de la competición al director japonés Hirokazu Kore Eda por su película “Manbiki Kazoku” (“un asunto de familia” es su título en francés).
Una Palma de Oro especial ha sido otorgada así mismo en esta edición al director franco suizo Jean Luc Godard por “El libro de imagen”, en reconocimiento a su contribución constante a la renovación del lenguaje cinematográfico y al desarrollo del cine mundial.
Brillante película la de Godard, que es una especie de calidoscopio de imágenes y sonidos sobre la historia del cinematógrafo, que seguirá siendo materia de reflexión y de estudio para los cinéfilos del mundo entero, a pesar de las amenazas comerciales que se ciernen hoy sobre este bien llamado séptimo arte.
Un Palmarés el de esta 71 edición que responde en parte a los pronósticos de la crítica internacional, ya que varias de las películas que la crítica daba ganadoras se encuentran entre los principales premios, empezando por el japonés Kore-Eda, presente ya en Cannes en ediciones anteriores, premiado con “Distancia” 2001, y “Tal padre, tal hijo” 2013.
El autor de “Nuestra hermanita” 2015, “Después de la tormenta” 2016 o “El tercer asesinato” 2017, muy celebradas en Cannes y en otros festivales, obtiene ahora la codiciada Palma de Oro de Cannes con la historia de una familia de marginales que viven del robo, y que a pesar de su pobreza deciden recoger en su seno a una niña que encuentran perdida en la calle. Una tierna reflexión sobre los que viven al margen de ese Japón moderno y desarrollado.
Entre las favoritas de la prensa internacional figuraba también “Cold War” del polaco Pawel Pawlikowski, que se alza con el premio de la puesta en escena, o mejor realizador. El autor de “Ida” 2013, reincide con un elegante blanco y negro, pero esta vez con un relato situado durante la guerra fría, con una historia de amor imposible entre un músico y una joven cantante, entre la Polonia estalinista y el Paris de los años cincuenta.
Bien acogidas por la prensa también la película rusa “Ayka”de Serguei Devortsevoy, que ha sido galardonada con el premio a la mejor actriz para Yamal Yesyamova. O también la italiana “Lázaro feliz” de Alice Rohwacher que obtiene ex equo el premio al mejor guion compartido con “Tres rostros” del iraní Jafar Panahi. Premio recogido por la hija del cineasta, que se encuentra en Irán en arresto domiciliario y sin poder salir del país.
Sin sorpresa y muy merecido el premio al mejor actor para el italiano Marcello Conte por “Dogman” de Matteo Garrone, cuya interpretación profundamente humana, repleta de matices, es de esas que te hace pensar inmediatamente en un posible premio.
Entre las películas que llegaron en la recta final del festival se encuentra en el palmarés la libanesa “Cafarnaúm” de Nadine Labaki, que obtiene el premio del jurado. Realizada sin actores profesionales, sus protagonistas son niños refugiados sirios que viven en las calles de Beirut, una vibrante denuncia del maltrato que sufren los niños refugiados.
En su mensaje de agradecimiento dijo Labaki: “quiero subrayar a pesar de todo, que el Líbano es el país que más refugiados ha acogido en el mundo”, una crítica implícita al egoísmo de los países occidentales que ven en la llegada de inmigrantes un peligro para su supuesta “identidad”.
Un Palmarés pues que parece razonable en el marco de esta selección oficial 2018 que reunía veteranos y nuevos cineastas. Una excepción a mi entender el gran premio del jurado para “Blackkklansman” del norteamericano Spike Lee, un premio que suena más a “políticamente correcto” que, a cinematográfico, con este thriller antirracista y panfleto anti Trump, sin duda eficaz, aunque simplista y cargado de buenas intenciones.
Fuente: https://periodistas-es.com/cannes-2018-palma-de-oro-al-japones-kore-eda-103996