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Edificio Centro Valores, local 2, Esquina de la Luneta, Caracas, Venezuela.

Pacientes con cáncer sufren “un genocidio silencioso” en Venezuela

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Ricardo Moraes/Reuters

Varias organizaciones no gubernamentales denuncian que en Venezuela, más de 55 mil pacientes con cáncer corren el riesgo de morir; los centros oncológicos no garantizan quimioterapia a los más de 140.000 pacientes, y solo funcionan cuatro de 25 unidades de radioterapia. Una de las pacientes perjudicadas es Solsiré Rodríguez.

Hace cuatro años se hizo el tratamiento de quimioterapia, pero la radioterapia que es el siguiente paso, nunca la ha podido cumplir por las fallas en los hospitales. A ello se suma la escasez de los medicamentos de alto costo, y la impotencia de comprarlos con dólares que no posee.

“Es muy sencillo: los medicamentos e insumos para el cáncer y otras enfermedades no se consiguen, son muy costosos o no existen en Venezuela”, explicó Solsiré a Aleteia en medio de una protesta pacífica a la que asistió el viernes 23 de agosto, frente al Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), en Caracas.

“El derecho a la vida no se le niega a nadie”, se lamentaba Rodríguez acompañada por una veintena de pacientes oncológicos, renales y algunos trasplantados, que acudieron a la sede del organismo, ubicado a trescientos metros del Palacio de Miraflores, donde rige el gobierno de Nicolás Maduro, responsable de la política sanitaria del país latinoamericano.

“Esto no es una gripe, somos pacientes con cáncer y en Venezuela no hay tratamientos a nuestro alcance”, reiteraba Solsiré. “Todo se compra en dólares y nosotros no tenemos dinero ni para comer y los tratamientos son muy costosos”, indicaba a los periodistas pidiéndoles no guardar silencio ante “la terrible y dolorosa situación” que atraviesan.

Pero los pacientes oncológicos no han estado abandonados a la buena de Dios, porque varias fundaciones y asociaciones civiles como Conquistando la vida (Aconvida) han podido ayudarlos a conseguir algunos medicamentos. “Están cumpliendo una tarea que le corresponde al gobierno nacional, y mucho se lo agradecemos pero no es suficiente por la cantidad de venezolanos enfermos con cáncer”, indicó agradecida Solsiré.

Otro de los casos frente a las oficinas del seguro social, fue el Francisco García, hijo de la señora Consuelo, una jubilada del ministerio de defensa que padece cáncer de pulmón.

“Mi madre necesita Carboplatino para continuar su tratamiento de quimioterapia el venidero 4 de septiembre, pero cada ampolla vale 40 dólares”, una cantidad que él ni la familia pueden lograr en poco tiempo. Una estatuilla del doctor José Gregorio Hernández y el cartel entre sus manos clamando ayuda humanitaria para su madre, lo animaban ese día.

“Esto es un genocidio silencioso”
Por su parte, Mildred Varela, coordinadora de la ONG Aconvida y convocante de la protesta, acudió cubierta con la bandera de Venezuela y mostrando con la caída de su cabello que el cáncer no atiende razones sociales, de sexo o políticas. Aunque Mildred se considera “una sobreviviente del cáncer”, tiene más de ocho meses sin recibir del IVSS el bloqueador hormonal; los que ha conseguido han sido donados por particulares y otras ONG, no así del Estado Venezolano que ha dejado de traer medicamentos al país.

Muy contundente en su reclamo a las autoridades sanitarias de Venezuela, a viva voz les increpaba desde la calurosa calle en la parroquia Altagracia de Caracas: “¿Hasta cuándo se burlan de nosotros?”. Mildred hizo una breve pausa y agitando la bandera entre sus hombros, expresaba: “Tenemos cuatro años en esta vaina y nadie nos respeta. A nadie le duele ninguno de nosotros. No somos estadísticas, somos gente que tenemos hijos y estamos cansados de ver que nuestros compañeros están haciendo metástasis…”.

Más tarde y después que salió del despacho de la directora del Seguro Social donde, junto a representantes de los pacientes renales y trasplantados consignaron un documento, conversó con Aleteia. “¡Esto que estamos padeciendo es un genocidio!”. “Los pacientes con cáncer se están muriendo poco a poco. Cada día hacen metástasis”, explicó.

 

“En los hospitales ni siquiera se halla un contraste para hacerse tomografías; no hay reactivos para los estudios”, apuntó saliendo a colación nuevamente el Hospital Oncológico Luis Razetti de Caracas. “Allí las condiciones son críticas: no hay bloqueadores hormonales, no hay solución para pasar los tratamiento y no tienen los antialérgicos. Las cirugías para quienes han recibido quimioterapias este año, se las están programando para el año 2019, cuando es algo que se debe realizar inmediatamente”.

También informó que los medicamentos de alto costo que antes importaba el IVSS, hace mucho tiempo que no los traen, por lo cual cada paciente tiene que comprarlos en dólares. “El paciente que no tiene un familiar o amigo que se los compre fuera del país, se ve en la necesidad de emigrar, o sencillamente, morir de mengua en Venezuela”, ratificó.

Cita un nuevo ejemplo: Ana Isabel Cedeño, una de las voluntarias de Aconvida. “Está en riesgo de hacer metástasis mientras intenta conseguir un contraste; tampoco ha podido conseguir el medicamento Herceptin ya que es muy costoso y el Seguro Social dejó de traerlo a Venezuela”. “Isabel ha sufrido una segunda recaída porque no ha podido cumplir el protocolo de curación al no hallar los medicamentos”, afirmó preocupada.

Un video enviado a Aleteia desde Aconvida, muestra a la señora Ana Isabel con una pancarta reclamando por su vida: “¡Ya basta, respeto al derecho a la salud y respeto al derecho a la vida!”. Los estragos de la enfermedad son evidentes. “En dos semanas nuevamente debemos acudir al IVSS, donde esperamos, a pesar de las dudas, encontrar las respuestas positivas que deseamos. No queremos que sea tarde”, dijo Mildred.

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Luisa pernalete

Luisa Pernalete, educadora con cincuenta años de experiencia en Fe y Alegría, alerta sobre la crisis sin precedentes que atraviesa la educación venezolana. La renuncia masiva de docentes, la deserción escolar y los problemas de calidad educativa son algunos de los desafíos más urgentes. Sin embargo, en medio del “apagón educativo”, Pernalete encuentra luces de esperanza en las iniciativas de organizaciones civiles y en la perseverancia de los maestros que siguen en las aulas.

diciembre 3, 2024
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