Antonio Pérez Esclarín
Apreciados amigos de Fe y Alegría:
Con y desde el corazón de Fe y Alegría, queremos hacer una oración con el único objetivo de contribuir a la consecución de una verdadera paz en nuestro país. No somos partidistas, pero queremos que nos guíe la verdadera política, la que busca el bien común, es decir, el bien de todos. Sesenta y dos años sirviendo al país nos han enseñado que el pueblo venezolano es solidario y generoso. Tenemos que hacer un esfuerzo para resolver nuestras diferencias de manera pacífica.
Jesús ha resucitado y su mensaje es “la paz esté con ustedes”.
Hoy hacemos nuestras estas palabras de Jesús…
Todos conocemos la situación que estamos viviendo. Se ha sembrado demasiado odio en los últimos años, se ha descalificado a los adversarios y se ha ejercido la política con la finalidad principal de aumentar el número de adeptos para conquistar o permanecer en el poder. El resultado de todo ello ha sido la imposibilidad de ver nada positivo en el otro y a la vez la incapacidad de autocriticarnos y de recibir las críticas constructivas que a diario se hacen en todos los ámbitos.
Por otra parte, la crisis económica y social ha llevado a gran parte del país a salir a la calle y exigir soluciones.
La respuesta ha sido violenta y represiva. Bombas lacrimógenas y perdigones por parte de la Guardia Nacional y las policías. Acoso, disparos y violencia cruda por grupos civiles armados. Varias personas han sido asesinadas. Varias familias lloran su dolor. Y muchos heridos se recuperan. A ello se unen acciones de vandalismo y saqueo. Muchos pescan en río revuelto. Y estamos perdiendo tanta humanidad que sólo lloramos a los “muertos de nuestro lado”.
La violencia está generando más violencia. En algunas ciudades las noches se han convertido en batallas campales.
En medio de esta situación hacemos un llamado a la paz. Está en juego la vida de mucha gente. Está en juego la viabilidad del país. Está en juego el funcionamiento ordinario de la vida de nuestra gente; del trabajo, de la producción, de la educación, de la salud, del encuentro familiar…
Detengamos esta ola de violencia antes de que nos arrope. Existe un camino acordado y refrendado por las partes en las mesas de diálogo -hoy más necesario, puesto que el dialogo del año pasado no fue suficiente- que presentaron los siguientes puntos:
- Atender y resolver el problema de la alimentación y la salud. Hay hambre y la mayoría de la población no puede cubrir sus necesidades.
- Restituir el derecho del pueblo a elegir a sus autoridades dentro de los lapsos que marca la ley. Se necesita un cronograma electoral preciso y las condiciones que garanticen su realización.
- Restituir la independencia y el sano equilibrio entre los poderes públicos lo cual supone el reconocimiento de las funciones y atribuciones de la Asamblea Nacional.
- Liberación de los presos políticos y otras personas injustamente detenidas por razones de conciencia
Señor, hoy nos acercamos como pueblo necesitado de paz. En ti ponemos nuestra esperanza.
Te pedimos Señor que no echemos por la borda este camino y sus acuerdos. Que tengamos la valentía de responsabilizarnos por las decisiones tomadas.
Tú, que todo lo puedes, ilumina la mente y el corazón de nuestros gobernantes para que caigan en cuenta de las consecuencias de sus acciones, garanticen el derecho del pueblo a expresar su descontento a través de la protesta pacífica, detengan la represión y controlen a los grupos de civiles armados.
Señor, que tu Espíritu conceda la sabiduría a los líderes de la oposición para que puedan encauzar pacífica y organizadamente los justos reclamos de la población.
Señor, danos tu paz. Ayúdanos a vivir con serenidad estos momentos tan delicados. Somos hermanos, miembros de un mismo pueblo. Que encontremos pronto la manera de hablar y entendernos, porque los resentimientos y los odios nos están llevando a considerarnos como enemigos en vez de conciudadanos y hermanos.
Te lo pedimos por Jesucristo, el Señor. Amén