Piero Trepiccione
En la política como en la vida, es necesario tener direccionalidad. Claridad en el rumbo. Visión hacia el horizonte más allá de lo inmediato. Quien vea la política sólo orientada hacia el corto plazo, corre el riesgo de cometer muchos errores. Y los errores en este campo se pagan muy caro. Suelen ser muy complejos. Generalmente se pagan con la credibilidad de los líderes o partidos que terminan en el descrédito público.
Traigo esto a colación por la reacción que algunos líderes han tenido frente a los resultados del 7 de octubre en la elección presidencial que se realizó en Venezuela con un alto índice de participación. A la vuelta de la esquina están ya los comicios para gobernadores y diputados. La reacción tiene que ser inmediata. Si algunos políticos se distraen en aspectos no centrados en su horizonte, pueden perder valiosos días y además reputación, que les puede perjudicar el 16 de diciembre. Todo ello, debido a la influencia que pueden tener en la opinión pública y especialmente en sectores partidarios, estos actos de suicidio político.
No es fácil asimilar una derrota en política. Lo comprendemos perfectamente. Pero el liderazgo debe dar el ejemplo en reanimar a sus huestes y prepararlas inmediatamente para los siguientes pasos. Sabemos de sobra, que –en política- una victoria se puede convertir en derrota y viceversa. La historia del mundo y de Venezuela está llena de ejemplos.
La confrontación electoral del 16 de diciembre próximo presenta un enorme desafío para ambos bandos involucrados: la potencial abstención que pueda presentarse. En el bando opositor, por el desánimo que genera desmotivación y por ende desmovilización de las filas partidarias; especialmente de aquéllas acostumbradas al todo o nada, que podrían perjudicar notablemente algunas candidaturas opositoras. Por el bando oficialista, la falta de carisma de algunos candidatos con poco apego en sus regiones y que la conexión emocional con el presidente no pueda ser transmitida automáticamente a sus figuras regionales.
Como vemos, será todo un desafío para la dirigencia política venezolana y quien no tenga claridad meridiana sobre el horizonte, difícilmente le irá bien en esta contienda. Con lo cual, se cumplirá el estribillo de la famosa canción y podrán ser “dos pasos para atrás”…