Monseñor Alberto Ortega Martín, representante del Vaticano en Venezuela, realizó recientemente un llamado a la paz y la esperanza desde la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), en Caracas. En el marco de la tertulia titulada “Desafíos de paz para el papa León XIV”, el nuncio apostólico destacó la importancia de rechazar la guerra como solución y subrayó el papel mediador de la Iglesia católica en la construcción de un mundo más justo y reconciliado.
“Hoy, más que nunca, la humanidad clama y pide la paz. Es un grito que exige responsabilidad y razón. Y no debe ser sofocado por el estruendo de las armas ni por las palabras retóricas que incitan al conflicto”, expresó monseñor Ortega ante una audiencia conformada por profesores, estudiantes y empleados de la UCAB reunidos en el auditorio Hermano Lanz.
El evento formó parte de la Semana Ignaciana 2025, una programación académica y espiritual organizada por la universidad para reflexionar sobre los valores ignacianos y su impacto en la transformación social.
La experiencia del nuncio en contextos de guerra
Con una trayectoria de más de dos décadas en el servicio diplomático de la Santa Sede, monseñor Ortega cuenta con una amplia experiencia en escenarios marcados por conflictos bélicos. Desde su participación en negociaciones para resolver el conflicto israelí-palestino en 2007 hasta su labor como nuncio apostólico en Jordania e Irak durante los años del auge del grupo terrorista ISIS, el prelado ha sido testigo directo de las devastadoras consecuencias de la guerra.
“Cuando uno ha estado en Oriente Medio, uno ve la ausencia de paz. Por desgracia, son países que llevan muchos años sin ver el deseado anhelo. Y siempre llegamos al mismo punto: la solución no es la guerra, no es la violencia, y eso el papa lo dice con mucha fuerza”, comentó Ortega Martín.
El nuncio también recordó que el discurso antibélico de la Iglesia católica no es nuevo. Desde Juan Pablo II hasta León XIV, los pontífices han hecho reiterados llamados al cese de hostilidades en regiones como Irak, Ucrania y Gaza.
La paz como tarea personal y responsabilidad colectiva
Durante su intervención, monseñor Ortega destacó que para el papa León XIV, la paz no solo es un don divino, sino también una tarea que exige compromiso individual y colectivo. “La invitación del papa León XIV en todos los discursos es a una paz que nace en el corazón de cada uno y en el ambiente de cada uno. Somos actores de paz y eso es un bien siempre necesario”, señaló.
Asimismo, enfatizó que la Iglesia debe actuar como “fermento de reconciliación y comunión en el mundo”, un desafío que cobra especial relevancia frente a las tensiones globales actuales. “El camino hacia la paz requiere corazones y mentes entrenados en la atención al otro y capaces de reconocer el bien común. La Iglesia es comunión, signo e instrumento de unidad”, recalcó.
El papa no tiene intereses políticos ni militares
En su discurso, monseñor Ortega subrayó que ni el papa ni la Iglesia tienen intereses geopolíticos o militares. Su misión es denunciar la guerra, promover el diálogo y ofrecer mediación cuando sea necesario. “El papa no tiene intereses políticos, no tiene intereses militares, su interés es la paz y el bien de la gente”, afirmó.
El nuncio también advirtió sobre los riesgos de interpretar la paz desde perspectivas egoístas. “Hasta que no se desmonte una visión de paz que quiere decir ‘gano y yo soy el centro’, no habrá posibilidad de paz. La paz exige apertura al diálogo y disposición a ceder”, enfatizó.
La construcción de paz en Venezuela
En respuesta a una pregunta sobre cómo garantizar la paz entre los venezolanos, monseñor Ortega señaló que debe prevalecer la búsqueda del bien común. “Si realmente uno busca el bien común se pueden dar pasos muy importantes. La historia y la experiencia nos han hecho comprender que la paz auténtica toma forma a partir de la realidad. Hay mucho que construir socialmente para poder incidir y eso lleva su tiempo”, afirmó.
Un mensaje a los jóvenes: “Hagan lío”
Monseñor Ortega cerró su intervención con un mensaje esperanzador dirigido a los jóvenes. Citando al fallecido papa Francisco, les instó a «hacer lío» y mantener sus ideales frente a las incertidumbres actuales. “Los jóvenes son la verdadera esperanza, pero deben mantener sus ideales desde temprano. La idea de la paz debe impulsarlos porque es posible”, destacó.
Finalmente, recordó las palabras de San Agustín: “Si queremos que el mundo sea un hogar mejor, debemos empezar por nosotros mismos”. En ese sentido, pidió a las nuevas generaciones no perder la fe y asumir con entusiasmo su papel como constructores de un futuro más pacífico.
Monseñor Alberto Ortega Martín dejó claro que la paz no es solo un objetivo lejano, sino una tarea compartida que requiere compromiso, diálogo y esperanza. Su mensaje resonó como un llamado urgente a transformar las realidades actuales y apostar por un mundo donde prevalezca el entendimiento mutuo y el bien común.
Tomado de El Ucabista.
Versión de la nota de Mariana Pérez Guerra