Alfredo Infante s.j.
¿Sabía usted que hace 40 años un maestro de escuela primaria, con el salario de un solo turno de trabajo, haciendo sacrificios, al cabo de un año podía disponer de sus ahorros y juntar para la cuota inicial de un modesto apartamento o de un carro sencillo?
Hoy, después de 40 años, ese mismo maestro, debe trabajar más horarios de trabajo, rebuscarse, y al final del año, si pudiera ahorrar, el dinero que reuniría no le alcanzaría para un buen par de zapatos y una percha decente.
¿Qué nos pasó? ¿revolución o devolución? Saque usted la conclusión.