Jesús Machado
Como parte de la polarización que nos acompaña hace décadas, que se agudiza en coyunturas particulares suscitadas por hechos puntuales, nos encontramos con que en la lucha por la conservación o captura del poder y manejo del Estado los dos bloques más visibles en esa pugna (el gobierno bolivariano y sus oponentes) muestran sus cohesiones y contradicciones internas.
La lucha por el poder está mediada en esta coyuntura por la disputa en torno a cómo debe manejarse la ausencia del presidente Chávez. Como parte de esas tácticas se utiliza lo jurídico bien sea para argumentar posturas que indicarían su vulneración o bien para sostener que se han manejado las cosas ajustadas al marco jurídico existente.
Al interior del PSUV
En el anuncio del rebrote de la enfermedad del presidente el mismo mandatario señaló a Nicolás Maduro como sucesor en caso de que pudiera surgir una situación sobrevenida. En ese sentido es necesario caracterizar a los operadores políticos del bloque político hegemónico en control del Estado y las fuerzas políticas.
La decisión de Chávez, venido del estamento militar, de designar como sucesor a un civil es un dato bien llamativo. Nicolás Maduro, ha sido inequívocamente un militante de izquierda, su militancia política la realizó en la Liga Socialista, que desarrolló una actividad sindical en uno de los sistemas de transportes públicos más estratégicos del país.
En medio de la crisis política del sistema de conciliación de élites y los intentos de golpes militares del actual Presidente, se vincula a estos y de allí la alianza política.
Fue parte de la bancada del MVR como parte de los diputados que discutieron y elaboraron la vigente constitución. Luego se desempeña como diputado de la Asamblea Nacional y de allí al puesto de Canciller.
Como tal desarrolló la agenda exterior de acuerdo con los lineamientos del mandatario, la agenda de la multipolaridad y la integración latinoamericana. En los círculos diplomáticos latinoamericanos se granjeó cierta estima.
Maduro, no es del grupo de los hombres del Presidente que se destaquen por ser de lo más radicales. Alejado de la línea dura, más bien pragmático y moderado. No es hombre de organizar estructuras políticas, más bien las sostiene, de allí que no tenga fuerza propia en lo organizativo o que pueda hacerlo en lo inmediato. De muy poco carisma natural, ello explicaría en parte sus esfuerzos, no bien logrados, de intentar imitar al Presidente.
El factor de preferencia de los cubanos le ha servido para que sea considerado como sucesor de Chávez, pero a la vez la suspicacia con que puede ser evaluado por el sector militar, al fin y al cabo son nacionalistas que podrían no ver con buenos ojos una fuerte influencia de un gobierno extranjero en el presidente nacional.
La selección de un civil, con formación y militancia socialista, pero sin ser muy radical se erige por encima del sector militar y por otros civiles de militancia socialista y radicales como los casos de Elías Jaua y Adán Chávez (hermano del Presidente).
Maduro tendría que conciliar las tendencias nacionalistas, militares, radicales y las conciliadoras. En un acto en la plaza Bolívar el 09/12/12 Elías Jaua sintetizaba la alianza de las fuerzas internas, en sus palabras: “El camino de la Revolución está signado por esto, ni habrá pacto con la burguesía, ni desenfreno revolucionario”.
Ello marca una tendencia clara por donde se orienta en esta fase las relaciones en el bloque hegemónico en la conducción del Estado.
Otro elemento a considerar es si ante la usencia del líder carismático, alrededor del cual se nucleen todas las fuerzas, entrarán en un proceso centrífugo o por el contrario mantendrán una unidad en torno al proyecto político y al líder.
Por una parte hay que evaluar lo que significa la situación al interior del PSUV y las fuerzas sociales y políticas (en sus diversas variantes organizativas).
Al interior del PSUV es claro que desde su conformación es una amalgama demasiado heterogénea, con las tensiones propias de esas heterogeneidades. No es una secreto que existen operadores políticos dentro de esa formación que manejan importantes parcelas de poder, pero no lo suficientemente grandes como para constituirse en una fuerza que se sobre ponga a las demás. Por tanto, su garantía de permanencia y de ejercer un control hegemónico en el futuro es mantener alianzas con las otras fuerzas. Por ahora es mejor sumar las parcelas de poder que entrar en pugna con las otras. Hasta los momentos se han mostrado como un bloque unido, lo que ha servido para darle estabilidad a la gobernanza del país.
Desde el movimiento social y político que acompaña al presidente Chávez hasta los momentos se han observado movilizaciones y manifestaciones de apoyo. Con actitudes varias desde plegarse a lo que puedan decir los operadores políticos del PSUV, intentar conformar frentes sociales, políticos populares revolucionarios con capacidad de poder establecer interlocución con el partido de gobierno. En ese sentido no hay tensiones evidentes o las existentes no han se han manifestado.
Con ese escenario no se observan tensiones que pudieran estar indicando un proceso de dispersión de las fuerzas chavistas y revolucionarias. Y es difícil concluir una crisis dentro del equipo de gobierno, en el chavismo y en las fuerzas que le acompañan, al menos en el corto plazo.
No se pierda mañana el análisis sobre la MUD