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Ninguna guerra es buena

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Por Luisa Pernalete

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la invasión del gobierno de Putin a Ucrania, ya ha generado 8 mil víctimas y cerca de 13 mil heridos. Muchos destrozos en las ciudades que han bombardeado los invasores, que no han respetado escuelas, zonas residenciales. Una guerra cruel, impuesta por el gobierno ruso. También con consecuencias dolorosas para el pueblo ruso, pues esos soldados no han decidido esa guerra y no tienen interés en las ambiciones del presidente.

Hace un año que comenzó esta guerra. Y si bien es verdad, el papa Francisco lo suele recordar, no es la única guerra actual, ha sido el conflicto bélico más reciente y cubierto por los medios internacionales de manera cercana, lo cual permite que pueda el mundo informarse casi en tiempo real de lo que está sucediendo. Edificios destruidos, dejando víctimas mortales y mucha gente sin hogar…

Hace unos días, la ONU exigió a Rusia el retiro de sus tropas invasoras, con una votación de 141 a favor de esa medida, 32 abstenciones, y solo 7 países votaron en contra. Venezuela no vota por estar morosa. Piden una solución negociada, pero no parece fácil que Putin y su equipo se sienten a conversar. Ucrania se ha defendido de esa invasión, con costo, pero con mucha valentía. La resistencia del pueblo ucraniano ha sido heroica.

La invasión con la guerra subsiguiente ha generado una movilización de 14 millones de personas en condición de desplazamiento forzoso, trayendo consecuencias humanitarias en casi toda Europa. Un drama muy grande. También se han registrado consecuencias para la economía europea, como el alza del costo de combustible, por ejemplo.

En ocasiones decimos que, en una guerra, quienes ganan son los vendedores de armas, y en este caso concreto, ambos pueblos –el ucraniano y el ruso– han sido víctimas, pues como apuntábamos anteriormente, los soldados rusos no tienen interés en satisfacer ambiciones del gobierno. No se sabe cuántos soldados rusos han muerto…

En las aulas no podemos estar al margen de lo que pasa en el mundo. El mundo se ha vuelto pequeño con las comunicaciones y el Internet, incluso en condiciones precarias como las que tenemos en Venezuela. Los alumnos deben estar informados –no sólo béisbol y futbol–, de lo bueno y de lo malo que pasa en el mundo.

El conflicto ruso-ucraniano nos ofrece una oportunidad para hablar de las consecuencias de resolver diferencias por la vía violenta –que siempre trae más violencia– y la importancia de saber dialogar, negociar… cuando hay problemas entre partes, y no solo conflictos de carácter bélico, esta situación también nos alerta sobre la necesidad de aprender a dialogar cuando las diferencias entre dirigentes políticos ocasionan problemas serios que afectan a una buena parte de la población, como es el caso venezolano.

Igualmente hablar de la guerra es buena oportunidad para hablar sobre la necesidad de la paz, la del mundo, y la de nuestro país, pues hay mucha violencia interpersonal, a veces silenciosa.

Termino estas líneas con la letra de una hermosa canción de Jesús Rosas Marcano y Guillermo Simoza, compuesta por ellos en el año 2000, titulada: “Por la paz”.

La paz es un sueño hermoso en la tierra/

si se realizara fuera maravilla/

pero como abundan perros de la guerra/

el sueño se vuelve una pesadilla//

La paz es la gracia que alivia la mente/

la cálida mano que da bendición/

todo ese sosiego que tiene la gente/

cuando sigue el rumbo de su corazón//

En muchos hogares a diario pelean/

y hasta hacen la guerra con sartén y platos/

uno siente pena que esas casas sean/

una madriguera de perros y gatos//

Que ninguna guerra en la tierra es buena/

y ninguna paz en el mundo es mala/

dice una frase escrita con gala/

que ninguna paz en la tierra es mala//

Y ahora, termino con una estrofa nuestra:

La paz es la mano extendida al pequeño/

la paz es palabra que se vuelve puente/

evita el regaño y distiende el ceño/

y sabe que “hablando se entiende la gente”.

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