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Ni la mía, ni la tuya: la verdad…

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Tu verdad no; la verdad
y ven conmigo a buscarla.
La tuya, guárdatela.

Antonio Machado

Antes la gente solía decir, “lo leí en la prensa” , o lo escuché en la radio o en el caso querer llamar la atención por mayor rango de credibilidad te decían: “lo vi en televisión”. Ya , ese grado de “verlo” le daba al hecho un punto de credibilidad, discutible sí, para los más avezados, pero sin duda generalmente consumido como cierto por aquello de que una imagen vale mil palabras.

Obviamente la credibilidad de la imagen aunque cuestionada por los teóricos de la comunicación (y con mucha razón) , dista años luz a lo que estamos viviendo ahora, cuando una foto, un video, una voz y mucho más un texto pueden alterarse con “tan solo un click” de una herramienta de Inteligencia Artificial. Y es que como decía el filósofo español ,Javier Sádaba:

“  La verdad, sino es entera, se convierte en aliada de lo falso”. (1)

¿SE PERDIÓ LA VERDAD?

Hoy más que nunca estamos viviendo una época en la que el hombre juega al escondite con la verdad. Post verdad la llaman y no es nueva.

El término posverdad es un neologismo que se refiere a la distorsión deliberada de una realidad, manipulando creencias y emociones con el objetivo de influir en la opinión pública y en las actitudes sociales, tal y como lo define la Real Academia Española de la Lengua (RAE). (2)

El concepto de posverdad, también conocido como mentira emotiva, implica que los hechos objetivos tienen menos impacto que los argumentos emocionales y las creencias personales de la persona que construye un discurso con la finalidad de crear y modelar la opinión de las personas que le escuchan e influir en su conducta.

El origen de este neologismo se remonta a principios de los años 90, cuando el dramaturgo y novelista serbio Steve Tesich utilizó la palabra post-truth en un artículo publicado en el diario The Nation. Desde entonces se ha utilizado para describir la conducta política de presidentes, como los estadounidenses Ronald Reagan, George W. Bush y, sobre todo, Donald Trump, pero también para referirse al impacto del discurso que se impuso en Reino Unido en la antesala de la votación del referéndum  del Brexit para su abandono de la Unión Europea.

La palabra del 2016

El impacto de este término en el discurso político e intelectual y en la conciencia social colectiva en los últimos años llevó a que el prestigioso diccionario inglés de Oxford lo escogiera en 2016 como palabra del año. La definición que dan los académicos de Oxford de posverdad es muy similar a la de la RAE:

“El fenómeno relativo o que denota circunstancias en las que los hechos objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública que las apelaciones a la emoción y a las creencias personales”. (3)

 

LOS HECHOS OBJETIVOS NOS DAN SEGURIDAD, PERO…

Es necesario resaltar que la posibilidad de la existencia de hechos objetivos independientes de la opinión produce en el ser humano un estado de seguridad en el mundo que lo reconforta y le da certeza en lo que refiere a su conocimiento.

Es debido a dicha irrefutabilidad de las pruebas que confiamos en los diagnósticos médicos, en las sentencias judiciales o en los resultados entregados por organizaciones de salud, como, por ejemplo, el de que hay muchas más probabilidades de contraer el virus de la inmunodeficiencia humana por tener relaciones sexuales sin protección con una persona que sí padezca del mal. Pero estos hechos objetivos tal vez no son “tan divertidos, emocionantes o reconfortantes” de nuestros propios prejuicios que los que están cargados de subjetividad.

La verdad objetiva se define como un conjunto de hechos verificables que son independientes de las creencias y opiniones individuales. Esta noción ha sido un pilar fundamental en la ciencia, el periodismo y la filosofía. Sin embargo, en la era de la postverdad, esta idea se ha erosionado. Las personas tienden a aceptar información que confirma sus propias creencias, ignorando datos que podrían contradecirlas. Este fenómeno se conoce como sesgo de confirmación.

La pérdida de la verdad objetiva no solo afecta la esfera política, sino también la social y cultural. En un mundo donde la verdad se ha vuelto subjetiva, las conversaciones se polarizan y los debates se convierten en batallas de narrativas en lugar de intercambios de ideas fundamentadas.

Las redes sociales han cambiado radicalmente la forma en que consumimos información. Plataformas como Facebook, Twitter , Instagram y sobre todo últimamente TikTok ,utilizan algoritmos que personalizan el contenido que vemos, basándose en nuestras interacciones anteriores. Esto crea “burbujas de filtro”, donde los usuarios son expuestos principalmente a información que refuerza sus creencias existentes.

Estos algoritmos no solo limitan nuestra exposición a diversas perspectivas, sino que también amplifican la desinformación. Las noticias sensacionalistas y los rumores tienden a propagarse más rápidamente que los hechos verificados. Como resultado, se genera un entorno en el que la verdad objetiva es cada vez más difícil de discernir.

Creencias Subjetivas y sus Consecuencias

La predominancia de creencias subjetivas sobre la verdad objetiva puede tener graves consecuencias. En un mundo donde las opiniones personales son más valoradas que los hechos, la confianza en las instituciones y en los medios de comunicación se ve erosionada. Esto puede llevar a una sociedad más dividida y polarizada, donde las personas se agrupan en comunidades homogéneas que comparten las mismas creencias, aislándose de otras perspectivas.

Además, la falta de un consenso sobre lo que constituye la verdad puede dificultar la resolución de problemas sociales y políticos. Temas como el cambio climático, la salud pública y los derechos humanos requieren un enfoque basado en la evidencia. Sin embargo, si las personas eligen ignorar los hechos en favor de sus creencias, se corre el riesgo de tomar decisiones perjudiciales para la sociedad en su conjunto.

Hacia un Futuro Sin Verdad

La pregunta que surge es: ¿podremos vivir en un mundo sin verdad objetiva, donde solo prevalezcan creencias subjetivas? Si esta tendencia continúa, es probable que nos enfrentemos a una sociedad fragmentada, donde el diálogo constructivo se vuelve cada vez más difícil. La polarización podría intensificarse, llevando a conflictos y tensiones sociales.

Además, en un entorno donde la verdad es relativa, la manipulación se convierte en una herramienta poderosa. Los actores malintencionados pueden explotar la desinformación para influir en la opinión pública y desestabilizar democracias. 

La posverdad representa un desafío significativo en nuestra era contemporánea. La erosión de la verdad objetiva, exacerbada por las redes sociales y sus algoritmos, plantea interrogantes sobre el futuro de la comunicación y la cohesión social.

A medida que navegamos por este nuevo paisaje informativo, es esencial fomentar un compromiso con la verdad y la evidencia, para evitar caer en un abismo de creencias subjetivas que amenacen la base misma de nuestra sociedad. La búsqueda de la verdad, aunque difícil, sigue siendo un objetivo vital para el bienestar colectivo y la estabilidad democrática.

  1. Sádaba, Javier. La verdad y sus sombras. Madrid: Editorial Trotta, 2008
  2. Real Academia Española. “Definición de posverdad.” https://www.rae.es.
  3. Oxford Dictionaries. “Post-truth.” https://en.oxforddictionaries.com/word-of-the-year/word-of-the-year-2016.

Fuentes consultadas

Montoya Martín.”La era de la posverdad, la posveracidad y la charlatanería”. Universidad de Navarra. Revista Palabra.
Navarro Fuentes, Carlos Alberto. Posverdad, medios de comunicación y poder. Un problema para las humanidades”. Revista Comunicación y Hombre.Universidad Autónoma de la Ciudad de México. 2021

Lee también: Una mente en paz..

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