Nadie en su sano juicio, busca la guerra, ni siquiera los más radicales
Carlos Torrealba
La “liberación” de Leopoldo López es evidencia de que estaríamos ante un escenario de negociación y para ello hay que dialogar, porque si no se dialoga no hay forma de negociar. Ahora bien, no hay que ver el hecho de dialogar con el “enemigo” como un peligro o como un prurito absurdo. El ejercicio de la política es buscar siempre una solución mediante el diálogo. Los conflictos no son eternos. De ahí que las fuerzas enfrentadas tiendan a buscar una solución negociada. El país está envuelto en una espiral de violencia, que puede escaparse de control. Hay que detener su eventual desarrollo. Las partes en conflicto se beneficiarían con ello; pero, lo fundamental es el país y en particular los jóvenes que están perdiendo la vida por el absurdo de la violencia. Hay que entender que negociar es ceder y ello implica una dosis de audacia, valentía, inteligencia, preparación y líderes que actúen como tal. Negociar es lo más económico que le puede ocurrir al país. La inmensa mayoría de los venezolanos quieren vivir en paz, incluso la inmensa mayoría de los chavistas, porque ellos juntos a nosotros conformamos este pueblo llamado Venezuela. Hay que encontrar una salida mediante la negociación civilizada y dejar de estigmatizar el camino que nos conducirá a la paz y al cambio democrático.