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Edificio Centro Valores, local 2, Esquina de la Luneta, Caracas, Venezuela.

Muere el cura obrero, José Ignacio Angós s.j.

Nota – Su figura se hizo notoriamente pública cuando en 1975 se sumó a una huelga de hambre en favor de los damnificados de La Vega, siendo Diego Arria gobernador de Caracas. Aunque vinculado inicialmente a la figura de Wuytack, su trayectoria de obrero la desempeñó como plomero en las construcciones del Parque Central (Caracas) y en Sidor (Guayana). A continuación la necrología escrita por Roberto Martialay s.j.

Angos

El 28 de noviembre de 2013 nos dejó en la Enfermería Provincial el P.José Ignacio ANGÓS LÓPEZ
Nace 04.09.36 en Barbastro. Huesca. Sus padres se llamaban José y Josefina.
Recibe el bautismo en la parroquia de Ntra. Sra. del Rosario, en Ablitas, diócesis de Tudela.
Entre 1943 y 1953 hace estudios de Primaria (3 años) y Secundaria (7 años) en el colegio de El Salvador, Zaragoza.
Ingresa en Loyola el 3 septiembre 1953, de donde pasa a Los Chorros.
Pronuncia primeros votos 11 septiembre 1955 en Los Chorros ante el Provincial Jenaro Aguirre.
Estudia Humanidades de 1955 a 1957 en Santa Rosa de Viterbo, Colombia.
Filosofía de 1957 a 1960 en la Universidad Javeriana de Bogotá, obteniendo la Licenciatura en Filosofía y Letras.
Ejerce de Profesor e Inspector 1960 a 1962 en el Colegio San José de Mérida; y de 1962 a 1963 en el Gonzaga de Maracaibo.
Teología 1963 a 1967 en la Universidad Pontificia de Comillas, obteniendo la Licenciatura.
Se prepara a las Órdenes con unos Ejercicios en Villagarcía de Campos, dirigidos por el P.
Arredondo. Recibe las órdenes sacerdotales el 16 julio 1966 en Loyola por Mons. Pablo
Gúrpide, Obispo de Bilbao. Desde entonces se interesa en recibir la revista Mensaje.

La Tercera Probación en 1967 en el noviciado de Drongen, Bélgica, con el instructor P. Hayen y 25 tercerones, entre otros José Ramón Aguirre y Sabino Eizaguirre. Allí madura su vocación obrera. ‘Nuestra conversión es la vida apostólica entre los pobres’, escribe en una larga carta al P. Francés.
De 1967 a 1969 hace cursos de Pastoral Catequística en Lumen Vitae, Bélgica, y en el Instituto Superior de París.

En 1968 recibe una carta del P. Manuel Aguirre invitándole para la plantilla de la revista SIC. Pero esto le desconcierta y ‘sólo lo aceptaría si lo puedo armonizar con una vida de apostolado de barrio’. ‘La vida de los pobres nos ha calado. José Ramón, Sabino y yo querríamos enmarcarnos de alguna manera viviendo pobremente entre los pobres.’

De 1969 a 1992 es Sacerdote Obrero, sucesivamente en la Residencia de Antímano, en La Vega (donde hace de Vicesuperior del 13 noviembre 1979 al 30 agosto 1985) y en Bella Vista, San Félix (donde es Vicario Parroquial de 1992 a 1998, Ministro de la Comunidad y Consultor Diocesano de Dignidad Humana desde 1965).
En 1971 se nacionaliza en Venezuela.
Últimos votos el 15 agosto 1973 en Caracas ante José Luis Echeverría, Provincial.
En 1977 ingresó por dos meses en el programa de salud Génesis (Guadalajara, México) con gran voluntad, aceptación y enriquecimiento mutuo en la terapia de grupo.
A partir de 1998 hasta 2008 es Párroco de Cristo Rey en San Félix.
En 2008 pasa a la Parroquia Universitaria de Caracas como Ayudante del Párroco.

El 3 septiembre 2003, el P. General Kolvenbach le decía entre otras cosas: ‘Le agradezco muy de corazón, en nombre de la Compañía, todo lo que por ella ha orado, trabajado y sufrido durante este medio siglo que el Señor le ha concedido vivir en ella.’

En julio 2012 padeció una neumonía, que le dejó en estado muy crítico. Los cuidados de nuestro equipo de Enfermería no fueron suficientes por lo que fue trasladado a la clínica.

Nadie podría decir que José Ignacio fuera un jesuita corriente o que no fuera impactante. La convicción con que hablaba, escribía o se desenvolvía en cualquier reunión hacían de él una referencia singular. El inconfundible Angós. Hablaba de lo que sentía, como quien piensa en voz alta, e igualmente escribía tal y como sentía las cosas, con un estilo espontáneo y desenvuelto, muy suyo. En algunos artículos imitaba perfectamente el estilo de los obreros con verdadera gracia. Lo que no quiere decir que no trabajara las cosas, pues se documentaba con lecturas y textos de autoridad, de santos padres, de concilios o de otras fuentes, que traía en argumentación de sus tesis sobre pobreza, propiedad o apostolado obrero. Siguiendo sus cartas y escritos se diría que José Ignacio ejercitó durante muchos años el discernimiento de su vocación entre los pobres, como quien confirma una y otra vez la opción que había hecho.

Espigando un poco:
1976. La revista Bohemia le dedica un reportaje a todo color: ‘De cura rebelde en La Vega a plomero en el Parque Central’. Cita: ‘Cristo fue un chapucerito de los desocupados de Nazaret… San Pablo vivió de hacer tiendas… Lo normal es que un sacerdote se gane la vida trabajando’.

Angós entre 1984 y 1988, acompaña a su mamá anciana e inválida, en Zaragoza. ‘Los lunes por la noche voy al Picarral a hacer la oración o Misa comunitaria del equipo (fontaneros ‘plomeros’ que necesitan salir a hacer chapuzas por las casas) y duermo allí, y regreso al día siguiente temprano con los trabajadores que van al tajo’. ‘Doy un taller de educación no formal al que asisten 40 profesionales laicos’.
Asiste activamente a las reuniones del V Centenario Ignaciano comentando las propuestas.

Angós 1985: ‘A mis 49 años no estoy para trabajar en la construcción en la calle… pero creo que personalmente necesito el trabajo manual’.

Angós 1986. Escribe una amplia relación de la génesis del apostolado obrero para una reunión en México. ‘Después de la marmolería, en 1972 me profesionalicé como plomero y llevo en el Equipo desde 1985’. ‘El trabajo en barrio es gratificante: se concientiza, se organiza, consigues grupos, ves crecer la yerba’. Se pregunta: ‘¿Qué es eso de ser curas obreros? ¿Transparento a Jesús de Nazaret… pegando tubos y destapando cañerías?’.

Angós 1992: ‘Sinceramente, yo tengo vocación de jesuita, de médico, de sacerdote y de obrero (aunque somos barberos y curanderos en lugar de médicos)’.

Ítem: ‘Conscientemente, por ser obrero, en comunión y en equipo con mucha más gente, por no crear espacios en el sindicalismo ni en la pastoral obrera… me he lanzado a esa cuestión de los derechos humanos. Como obrero’.

Ítem: ‘Que me quiten lo bailado. Y lo bailado se mueve a ritmo de meneíto con salud, educación, Fe y Alegría, alfabetización, Sidor, indígenas, trabajo, vivienda, niños… Pero conste que esto no lo hubiera podido hacer, si no hubiera sido obrero’.

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