Scroll Top
Edificio Centro Valores, local 2, Esquina de la Luneta, Caracas, Venezuela.

Mongolia: una visita para reflexionar

REUTERS

Por Félix Arellano

Con la visita que acaba de concluir el papa Francisco a Mongolia, donde permaneció desde el 1 al 4 de este mes, sumando a 43 sus viajes oficiales, consolida su labor pastoral en favor de los marginados, excluidos y perseguidos; fortalece sus esfuerzos en la búsqueda de la paz, la convivencia y la tolerancia, y plantea señales interesantes sobre la compleja situación que enfrentamos a escala global, particularmente frente a las potencias de la geopolítica del autoritarismo, China y Rusia, países que conforman las fronteras de Mongolia.

Al decidir visitar la tierra de Gengis Kan, el papa Francisco profundiza su labor pastoral de apoyar a los más débiles y enfatizar el carácter universal de la Iglesia católica. Ahora bien, no es precisamente un baño de masas lo que le esperaba al Papa en la visita, pues Mongolia es un país con un amplio territorio de 1.565.000 km2, con apenas unos 3 millones de habitantes, de mayoría budista tibetana.

En ese contexto, la comunidad de católicos en Mongolia se calcula en 1.500 miembros, organizados en nueve parroquias, y con Giorgio Marengo designado por el papa Francisco como el primer cardenal de Mongolia, en agosto del 2022, uno de los cardenales más joven del Colegio Cardenalicio.

Adicionalmente, se debe tener presente que, tanto la situación del catolicismo, como las relaciones con el Vaticano, han experimentado una compleja situación en la historia de Mongolia. Durante la invasión china y luego bajo la hegemonía del comunismo de orientación soviética, la religión católica fue prohibida. Ha sido la caída del comunismo en la vieja URSS, lo que permitió que Mongolia lograra su plena independencia, asumiendo una democracia de carácter liberal, contexto en el cual estableció relaciones diplomáticas con el Estado del Vaticano en 1992.

Mongolia se presenta como un escenario especial para que el papa Francisco insista tanto en su lucha contra la exclusión social, como en su objetivo de orientar la atención de los gobiernos en los más débiles y marginados. Al respecto, conviene recordar que en Mongolia un 36 % de la población vive por debajo del umbral de la pobreza.

En la visita a Mongolia, el papa Francisco también ha tratado de profundizar en sus esfuerzos por promover el diálogo, la convivencia y la paz entre los pueblos y, en particular, entre las diversas religiones del mundo; en tal sentido, se ha desarrollado un encuentro interreligioso y ecuménico en la ciudad Ulán Batan, la capital de Mongolia, el pasado domingo 3, en el que participaron representantes del chamanismo, sintoísmo, budismo, islamismo, judaísmo, hinduismo y la iglesia ortodoxa rusa. Un encuentro para avanzar en la construcción de convivencia y tolerancia en la diversidad.

El diálogo interreligioso constituye una lección ética en los tiempos convulsos que estamos enfrentando, caracterizados, entre otros, por el radicalismo, la fragmentación y la polarización que generan violencia y exclusión en detrimento de los más vulnerables. Frente a las adversidades, el papa Francisco, con valentía, mantiene su objetivo pastoral de estimular el diálogo y la convivencia, que permitan crear condiciones para construir paz y bienestar en todos los pueblos, sin diferencias ni discriminaciones.

Por otra parte, como jefe del Estado del Vaticano, la visita oficial a Mongolia se presenta como un desafío. La situación estratégica del país, que tiene como límites a Rusia y China, plantea un escenario geopolítico complejo, con tensiones que se han exacerbado con la invasión de Rusia a Ucrania, y con el apoyo político que el Gobierno chino está brindando a Vladimir Putin.

La relación del Vaticano con tales potencias no se encuentra en los mejores momentos. Con China, no obstante que se han logrado avances importantes, como es el caso de la coordinación en el nombramiento de las autoridades eclesiásticas católicas, aún no se ha firmado el acuerdo que permita el establecimiento de las relaciones diplomáticas y, para complicar el panorama, el gobierno comunista chino ha prohibido que los católicos que puedan viajar a Mongolia para participar en los actos previstos en la visita del Papa.

Pero el presidente Xi Jinping, en su estrategia de expansión a escala global, está consciente de la importancia del Vaticano y está tratando de mejorar las relaciones, al respecto, frente al mensaje de salutación que presentó el papa Francisco al sobrevolar el territorio chino, el vocero del gobierno respondió que: “China desea reforzar la confianza mutua con el Vaticano”.

En el caso de Rusia, luego del largo periodo de prohibición del catolicismo por el partido comunista en la URSS, al caer la revolución se iniciaron las primeras vinculaciones con la nueva Confederación de Estados, fase en la que varios altos funcionarios rusos visitaron oficialmente al Vaticano, proceso que culmina con la firma del acuerdo que establece las relaciones diplomáticas, en diciembre del 2009. Pero desde la invasión rusa a Ucrania, la situación se ha tornado tensa por los cuestionamientos que ha presentado en varias oportunidades el papa Francisco.

Es importante destacar que, frente a la invasión de Ucrania, el papa Francisco ha tratado de promover las negociaciones de paz y, en tal sentido, ha designado al cardenal Matteo Zuppi como enviado especial para explorar opciones entre las partes que permitan avanzar en un proceso de negociación; empero, hasta el presente ambas partes se presentan rígidas.

Se observa que ambas partes están asumiendo que la solución al conflicto es la capitulación del vencido, menospreciando las graves consecuencias que está generando para cada país, en particular para la población ucraniana y la comunidad internacional, situación que el Papa ha denunciado constantemente, incrementando las tensiones frente al Vaticano.

La visita oficial a Mongolia ha ofrecido la oportunidad al Papa Francisco de continuar activamente con su labor pastoral, pero también resaltar tanto la diplomacia vaticana, como los objetivos fundamentales de su labor como pontífice privilegiando el diálogo, la negociación y la cooperación como los medios efectivos para lograr una paz estable e incluyente.

Fuente:

Este artículo ha sido publicado originalmente en TalCual Digital.

Entradas relacionadas

Nuestros Grupos