El padre Miguel D’Escoto, a quien el papa Francisco le rehabilitó la administración de los sacramentos, suspendidos en 1985, por el ya fallecido papa Juan Pablo II, dijo a medios oficialistas que la sanción aplicada por Whojtila, fue un abuso de autoridad.
D’Escoto, de 81 años, recordó que cuando el Vaticano le aplicó la “suspensión a divinis” lloró y que entonces hubiese preferido lo ejecutaran. “Yo lloré con esa noticia. No por mí, sino por lo pequeña que se iba ver mi Iglesia, a la que yo tanto amo y le he dedicado mi vida”, afirmó el cura revolucionario.
Aseguró que Roma le advirtió que abandonara su labor política o le suspendía sus hábitos sacerdotales, sin embargo, aclara D’Escoto, no podía traicionar a su pueblo ni a Daniel Ortega, optando por sus principios revolucionarios.
“Además yo no podía y siempre he querido ser obediente a la autoridad, pero nunca he querido traicionar mi conciencia y yo no pude obedecer por más que quisiera lo que Roma me pedía: porque eso implicaría traicionar a mi pueblo, traicionar a sus legitimas aspiraciones y derechos, traicionar a la revolución popular sandinista, a nuestros héroes y mártires a Daniel y a todos los compañeros que estábamos en la lucha. Entonces, no podía”, comentó el sacerdote.
El cura revolucionario dijo que nunca tuvo rencor ante la sanción que el Vaticano le aplicó en 1985, bajo el papado del hoy San Juan Pablo II.
“En realidad fue un abuso de autoridad (…) y Dios me dio la gracia para cargar esto sin ningún rencor, sin ningún remordimiento y con mucho amor a mi Iglesia”, reiteró el sacerdote.
D’Escoto se comparo a Jesús, al asegurar que seguir los caminos de Jesús “es arriesgarse, porque Jesús, fue el más grande anti imperialista de la historia, quien fue crucificado por ser anti imperialista”.
“Querido pueblo de Nicaragua mi sacerdocio es de ustedes y para ustedes y me alegra volver a celebrar la misa”, dijo Miguel D’Escoto, quien también dio a conocer que hace meses le pidió al cardenal Miguel Obando y Bravo, celebrar misa en su compañía, si sus derechos sacerdotales se le restituyeran.