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Edificio Centro Valores, local 2, Esquina de la Luneta, Caracas, Venezuela.

Micheo, el caballero andante

Micheo

Jesús María Aguirre

Micheo

Se nos fue silenciosamente, sin querer molestar, precisamente el día en que el Papa en La Habana y en plena Plaza de la Revolución proclamó: «Quien no vive para servir, no sirve para vivir» (20-09-2015).

Un mes antes de su muerte le envié para sorpresa suya esta foto, en la que aparece montado a caballo por Rancho Lara, a cuyo desarrollo dedicó buena parte de su vida.

Vida que, cual Quijote del cambio social, se distanció de títulos, libros, aulas universitarias, para adentrarse entre los campesinos y tratar de resolver cuantos entuertos se encontraba en la Venezuela profunda (latifundismo, epidemias, desamparo social, corrupción…), siempre con el sueño puesto en una Venezuela más solidaria, sobre todo con el mundo campesino.

Sus utopías, sin embargo, eran más largas que las de esta limitada revolución con la que simpatizó.

Desde que dejó el mundo académico se dedicó plenamente a tratar de poner en práctica los principios cooperativistas y las convicciones de una economía social productiva primero en el Centro Occidente, con base en Barquisimeto, y, posteriormente, en los Llanos de Apure, colaborando con los proyectos agrícolas de Fe y Alegría (Guanota, Masparro…).

Exdirector de una Escuela Universitaria, exdirector del Centro Gumilla y buena pluma (nos dejó varios título sobre cooperativismo), ejerció un liderazgo basado en ir al frente del grupo, plantando cara, embarrándose en los lugares más inhóspitos; se mantuvo constante en una trayectoria paciente en la tarea de educar y organizar campesinos con otros colegas como Dorremochea, Ciriza, Chavarría, Rufa, Asdrúbal, y muchos más.

Y culminó su vida colaborando en las últimas comunidades a las que fue destinado en la Residencia de la UCAB  y en la enfermería del San Ignacio. Un colega suyo lo calificó de “ministro emérito”, por su servicialidad en la tarea de “ministro”, es decir etimológicamente de “servidor”.

No podemos menos, pues, que honrar su memoria con una consigna, expresada por el papa Francisco, que debe impregnar toda nuestra acción social: “La importancia de una persona se basa en como sirve a los demás y no en cómo se sirve de los demás”.

Una vida que no se acaba

Padre MicheoSacerdote jesuita, nació en Navarra, España, en 1928. Se ordena jesuita en Caracas (1949). Licenciado en Filosofía (1953). Obtiene la Licenciatura en Letras en la Universidad Javeriana de Bogotá (1960). Licenciado en Teología, Universidad de San Louis, Estados Unidos. Licenciado en Ciencias Sociales en la Universidad Gregoriana, Roma (1963).
Director Adjunto de la Escuela de Ciencias Sociales, Universidad Católica Andrés Bello (1963-1968). Director del Centro Gumilla (1968-1976). Director de la Revista SIC (1969-1970). Director del Centro Gumilla de Barquisimeto (1978). Desde entonces trabajó apoyando organizaciones populares y campesinas en los estados Lara, Falcón y Apure.

Coautor de las obras

El Productor agrícola (1977). Venezuela cooperativista (1977). La Agricultura en la economía venezolana (1977).

Autor de las obras

Venezuela socialista (1977). Venezuela neo-capitalista (1977). La agricultura en la economía venezolana (1977).  La existencia campesina (1982). La producción agrícola (1982). Proceso histórico de la iglesia venezolana (s.f.). El Gallo enano (1998). Venezuela cooperativista (2006). Para conocer un poco más de su obra haz click aquí.

 

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