Alfredo Infante s.j.
Mirada honda al corazón de la humanidad,
Amando por encima de de odios y trincheras.
No hubo límites para tu palabra certera y
Diáfana, acrisolada en el fuego de la prisión.
En silencio, a solas con tu conciencia,
Libre, señor de sí, hermano de tus enemigos,
Abriste la puerta señalando el camino a la mesa multicolor.