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Luso-venezolanidad: Apuntes para una “vida con guión”

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Todavía es temprano para analizar sistemáticamente las consecuencias de la “vida con guión” de las generaciones de venezolanos que están creciendo y educándose en los países de acogida, no obstante, el caso de los luso-descendientes venezolanos arroja ciertas peculiaridades que han sido poco atendidas. Un adelanto a las posibles problemáticas futuras vinculadas a este grupo es lo que sigue

Por Magdalena López*

En los años noventa, el escritor cubano-americano Gustavo Pérez Firmat acuñó el término “la vida con guión” (“life on the hyphen”) para referirse a su gentilicio doble; uno donde el origen convive con una identidad nacional distinta. Aunque aún sea temprano para analizar sistemáticamente las consecuencias de la “vida con guión” de las generaciones de venezolanos que crecen y se educan en los países de acogida de sus padres y abuelos, el caso de los luso-descendientes venezolanos arroja ciertas peculiaridades que han sido poco atendidas en los estudios sobre la diáspora de ese país. Esta migración revela aspectos culturales que adelantan futuras problemáticas posnacionales relacionadas a temas de identidad y memoria tras el éxodo masivo a partir de 2015. ¿Qué implicaciones tiene ser luso-descendiente o luso-venezolano?

Luso-venezolanidad: Apuntes para una “vida con guión”
Crédito: Rui Oliveira / Global Imagens

Intermedialidad

Como tantos inmigrantes venezolanos en otros países, buena parte de aquellos que están llegando a Portugal lo hacen porque pueden apoyarse en las redes y/o ventajas legales que le significa ser hijos o nietos de los naturales de allí. Después de Brasil, Venezuela fue el país con mayor inmigración portuguesa en América latina en el siglo XX. António de Abreu Xavier estima que, entre 1948 y 1983, llegaron a Venezuela cerca de 160 mil portugueses. La mayor parte alcanzó una integración moderadamente exitosa en sectores económicos como la industria, la construcción, el comercio y transportes. Muchos de sus descendientes engrosaron la clase media venezolana, constatándose así el ascenso social que alcanzó esta comunidad. Esto explica en parte, por qué estos descendientes venezolanos y los portugueses naturalizados venezolanos que llegan a Portugal pueden al menos sufragar un pasaje de avión trasatlántico, acceden a ese país –y, por tanto, a la Unión Europea– gracias al pasaporte portugués y, en su mayoría, poseen estudios universitarios. Otras particularidades, sin embargo, dificultan su inserción en la sociedad de acogida conminandolos a proseguir su marcha hacia otros países europeos como España.

La “vida con guión” de los luso-venezolanos arroja ciertas contradicciones que calificaré como “intermediales”. El guión aquí parece aludir a una intermedialidad que oscila entre la clase media y la baja, la estabilidad y la precariedad, el relativo alto nivel educativo y el monolingüismo, los privilegios y la marginación. El luso-venezolano que migra hoy a Portugal se mueve entre paradojas. Con base en veinticinco entrevistas a inmigrantes venezolanos en Portugal1, apunto algunas de ellas.

Lengua y ajenidad

Las nociones de lusofonía y luso-descendencia son centrales en el imaginario oficial portugués como consecuencia de su tradición imperial primero y migratoria después, a países tan dispares como Angola, Brasil, Estados Unidos, Goa (hoy India), Guyana, Inglaterra, Macao (hoy China), Sudáfrica y Suiza, entre otros.

Los inmigrantes venezolanos, sin embargo, han venido a integrar este imaginario de manera problemática. Por un lado, gozan de la nacionalidad portuguesa –lo que dificulta saber el número de venezolanos en ese país2; por el otro, a menudo se perciben como ciudadanos de segunda. Esta disonancia en la “portuguesidad” no es nueva. La encontramos en la figura del “retornado”. La palabra sirvió para denominar a los colonos portugueses y sus descendientes, quienes perdieron todo durante los procesos de descolonización africanas y tuvieron que “volver” a Portugal.

La idea del “retorno” es sumamente problemática si se piensa que muchos de ellos no nacieron en Portugal, y a veces ni siquiera conocían ese país. El “retornado” conjuga una posición intermedial: blancos privilegiados en las excolonias africanas, ciudadanos de segunda frente a los portugueses peninsulares. Guardando las debidas distancias y proporciones, creo que es posible apreciar también una condición intermedial en los luso-venezolanos, sobre todo en aquellos que han ido llegando en los últimos años apenas con un pasaporte portugués, pero sin recursos de subsistencia. Son inmigrantes privilegiados en relación a los que llegan sin papeles, pero, al mismo tiempo, sufren choques culturales e incluso xenofobia.

En ningún otro terreno se aprecia más agudamente el sentido de ajenidad que en el de la lengua. En Madeira, por ejemplo, los venezolanos son conocidos como los “mira”, expresión en castellano que usan para referirse a cualquier cosa en sus conversaciones. Dependiendo de la entonación, la expresión “mira” puede expresar afectuosidad o desprecio hacia los venezolanos que no hablan portugués. El eje de la lusofonía; esto es, la afirmación de una misma identidad basada en la lengua y extendida por el antiguo imperio portugués, atraviesa el imaginario nacional de ese país. En este marco identitario, los luso-venezolanos encuentran obstáculos aún mayores de adaptación no solo si se los compara con los antiguos “retornados”, sino también con otros inmigrantes actuales que aun cuando no poseen nacionalidad europea, sí hablan portugués, tal como sucede con los africanos provenientes de los PALOP.3

Retorno intergeneracional

Si las relaciones coloniales incidieron en la configuración de “retornado”, las idas y vueltas de personas entre Portugal y Venezuela resultan menos unilaterales y más complejas en términos de poder ya que no responden a una experiencia histórica (neo)colonial. De hecho, por muchos años, la proximidad con Venezuela determinaba un estatus social mayor frente a los portugueses que permanecieron en sus lugares de origen. No se puede entender, por ejemplo, el desarrollo de ciertas regiones portuguesas sin el capital y la inversión venezolanas. Esta inestabilidad en los lugares de centro/periferia, con frecuencia fijamente asociados a la dicotomía Europa/América Latina, me lleva a proponer la expresión de “retorno intergeneracional” para pensar las migraciones bidireccionales entre países sin vínculos coloniales o neocoloniales a lo largo del tiempo, tal como es el caso entre Portugal y Venezuela. Esto permitiría, por ejemplo, explicar las fluctuaciones en las relaciones de poder entre uno y otro lado del Atlántico, y también explorar de qué manera una memoria mediada, heredada o indirecta (una posmemoria) sobre la histórica migración portuguesa en Venezuela facilita o no los procesos de integración de las nuevas generaciones que están llegando a Portugal.

Luso-venezolanidad: Apuntes para una “vida con guión”
Crédito: Rui Oliveira / Global Imagens

Memoria cultural
En contraste con la mayoría de los destinos en otros países europeos y latinoamericanos, los luso-venezolanos raramente se instalan en la capital, Lisboa, o en grandes ciudades. Se trata de una migración que “vuelve” a los lugares de origen periféricos de sus familiares, principalmente en la subregión de Entre Douro e Voga y, sobre todo, en el archipiélago de Madeira. Allí tienen una visibilidad enorme porque viven en poblaciones pequeñas. Dado que se trata de zonas muy orientadas hacia el turismo internacional, asistimos a la paradoja de una migración profesionalizada que no consigue insertarse en el mercado de trabajo debido a sus escasas credenciales idiomáticas. Los obstáculos ya no son solo por el portugués, sino también por el desconocimiento del inglés, francés e incluso alemán.

La cuestión del monolingüismo de la migración luso-venezolana abre la discusión sobre la memoria cultural y la llamada posmemoria. ¿Cuáles son los elementos que conforman la memoria migrante portuguesa que heredaron las segundas y terceras generaciones en Venezuela? Mientras la mayoría de los entrevistados confirmó su activa participación en los espacios de las comunidades luso-venezolanas antes de migrar (clubes, equipos deportivos, etcétera), así como el cultivo de expresiones culturales (danzas folclóricas, gastronomía portuguesa, etcétera), casi ninguno hablaba portugués con sus familiares a pesar de sus estrechos vínculos con ellos, ni aprendió el idioma en alguna institución educativa.

Este fenómeno que da cuenta de las pretéritas expectativas de arraigo en Venezuela, abre toda una discusión que será muy relevante en los próximos años. Se trata de la cuestión de cómo se reconfigurarán las memorias de las “vidas con guión” que emergerán de la diáspora venezolana en torno a nociones de identidad, solidaridad y pertenencia. Desde cierta sensibilidad posnacional e intermedial, los luso-descendientes venezolanos prefiguran las comunidades por venir.


*Crítica cultural. Investigadora del Kellogg Institute for International Studies de la Universidad de Notre Dame y del Centro de Estudios Internacionales del Instituto Universitario de Lisboa (ISCTE-IUL).

Nota:

  1. Durante el verano de 2019, Beatriz Padilla, Magdalena López y Beatriz Godoy condujimos 25 entrevistas a inmigrantes venezolanos en Portugal.
  2. Aunque se sabe que desde el 2014 la cantidad de venezolanos se ha triplicado en Portugal, el número de los que se registran como tal sigue siendo muy bajo; alrededor de 25 mil.
  3. Acrónimo que designa a los países africanos cuya lengua oficial es el portugués (del portugués Países Africanos de Língua Oficial Portuguesa).
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