Por Alfredo Infante, SJ*
Esta semana tuve la oportunidad de ver, a través del canal de YouTube de Provea, la entrevista que Eduardo Torres hizo a las socióloga y activista de derechos humanos Lissette González, hija del finado Rodolfo González, el primero de los 10 presos políticos que –hasta el momento– han muerto bajo custodia del Estado durante la autocracia de Nicolás Maduro.
Cuenta Lissette que su padre era un profesional honesto, hombre de familia que, por amor a sus hijos y a Venezuela, estaba descontento e indignado con el derrotero de nuestro país, razón por la que se movilizó y participó en varias de las protestas de 2014 que ocurrieron a lo largo y ancho del país, y que fueron conocidas como “La Salida”.
Detenido arbitrariamente en abril de 2014 y acusado infundadamente de los delitos de asociación para delinquir, tenencia de explosivos y tráfico de armas de fuego –cargos que él y sus familiares siempre negaron– fue recluido en los calabozos del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN), donde murió ahorcado el 12 de marzo de 2015. Hay que anotar, además, que en los medios oficiales el régimen y sus altos voceros, no llamaban a Rodolfo por su nombre, sino que se referían a él, impersonalmente, como “el aviador”; de este modo, propiciaban a la familia un duro golpe sicológico, pues esta es una manera de estigmatización pública.
En cuanto al contexto de la muerte, Lissette no descarta como posibilidad la versión oficial de suicidio, pues su padre estaba muy deprimido por la orden presidencial de trasladarlo a la cárcel de Yare, un penal con una larga historia de violencia y condiciones infrahumanas. Sin embargo, ante el supuesto suicidio exige una investigación imparcial para conocer la verdad de los hechos, cosa que después de siete años no ha sucedido.
Para Lissette hay indicadores que apuntan a que la muerte de su padre es responsabilidad de Nicolás Maduro, pues el día en que lo estaban enjuiciando, justo en el momento en que se deliberaba para tomar la decisión, Maduro dictaba por televisión la sentencia sobre “el aviador”, por lo que considera que la jueza actuó bajo presión del Ejecutivo nacional. En este sentido, el supuesto suicidio de su padre ocurre en un contexto de violación al debido proceso que concluye en una sentencia injusta, donde el presidente de la República coacciona a través de una alocución a la instancia competente. Este modo de proceder pone en evidencia que se trató de una decisión política por parte del Ejecutivo; por tanto, tal suicidio no exonera al Estado de su responsabilidad, antes bien pareciera tratarse de un hecho inducido por una decisión política deliberada. A siete años de este lamentable suceso, Lissette y su familia siguen apostando por la verdad.
Valga un paréntesis para recordar que también esperan verdad, justicia y reparación los familiares del concejal de Primero Justicia, Carlos Andrés García, quien falleció en septiembre de 2017 a causa de un ACV sin la debida atención médica; el teniente Rafael Arreaza Soto, de 28 años, quien fue asesinado en un supuesto intento de fuga en la cárcel de Ramo Verde; Fernando Albán, exconcejal de Primero Justicia, cuyo deceso ocurrió el 08 de octubre de 2018 luego de que, al parecer, fue precipitado por sus torturadores del décimo piso del SEBIN; Nelson Martínez, expresidente de CITGO y de Petróleos de Venezuela, quien murió el 12 de diciembre de 2018 desasistido con graves problemas de salud; Rafael Acosta Arévalo, fallecido el 22 de junio de 2019, a consecuencia de torturas; Pedro Pablo Santana, de 75 años y acusado de supuestos actos terroristas, quien murió desasistido con serios problemas de salud; el indígena pemón Salvador Franco, distante de su tierra, quien falleció por desnutrición y complicaciones de salud en la cárcel de El Rodeo; Gabriel Medina Díaz, de 39 años, fallecido de un paro respiratorio y sin asistencia médica el 29 de agosto de 2021 y Raúl Isaías Baduel, exministro de Defensa, quien, según señaló el fiscal Tarek William Saab, murió el pasado 12 de octubre “por coronavirus”, aunque sus familiares manejan otra versión y exigen investigación imparcial. [2]
Continuando con la entrevista de Lissette, lo más edificante y conmovedor del testimonio de esta mujer como víctima de la injusticia, es su apuesta por una Venezuela reconciliada fundada en la verdad, justicia y la reparación para la no repetición. Lissette abre su herida, es su memoria, pero no respira por la herida, no está resentida, no busca venganza. Por el contrario, hace una lectura de la historia de Venezuela desde la perspectiva de las víctimas, mostrando que la violación de los derechos humanos es un asunto estructural que va más allá de este régimen autocrático y, por tanto, la apuesta por los procesos de verdad, justicia y reparación debe ser atendida con mayor amplitud, incluyendo a las víctimas de los gobiernos militares, a las de los gobiernos democráticos y a las actuales víctimas del chavismo-madurismo. Lissette ve claro que esta perspectiva inclusiva e histórica es el camino para sanar nuestras heridas y superar los resentimientos y las venganzas que, al convertirse en política de Estado –como es el caso hoy–, terminan destruyéndonos como comunidad humana.
Como Iglesia, desde la fe, contemplamos el testimonio de Lissette González como una buena noticia para Venezuela; creemos, como insiste ella, que la sed de venganza sólo nos llevará a un camino ciego que irá produciendo más víctimas. Entendemos, y no lo juzgamos, que ante tanta injusticia exista el resentimiento y la sed de venganza, es natural; sin embargo, por experiencia histórica, estamos convencidos de que solo el respeto al debido proceso y la búsqueda honesta de la verdad, la justicia y la reparación nos podrá conducir a la no repetición y a la concordia, fundamento del bien común.
* Sacerdote jesuita. Educador. Maestro en Espiritualidad. Experto en DDHH, Derecho Humanitario y Migración. Coordinador de DDHH de la Fundación Centro Gumilla.
Notas:
[1] https://youtu.be/4JE-zz01Sis
[2] www.infobae.com
Fuente:
Boletín del Centro Arquidiocesano Monseñor Arias Blanco del 15 al 21 de octubre de 2021/ N° 120: mailchi.mp
