Por Yoyiana Ahumada
Obligaciones de la memoria es el libro de un crítico de la imagen: dos décadas al frente de la Cinemateca Nacional, 39 años con programa El cine, mitología de lo cotidiano (1971-2010), y cinco años como ancla de Cinemateca en el aire (1989-1994) en el antiguo canal 5, además de una columna de cine, “35 milímetros”, en El Nacional.
“En el arco de mi propia vida he sobrevivido a tres regímenes dictatoriales: era un niño cuando Gómez murió, pero mis hermanos mayores vivieron el horror de la dictadura gomecista. Cuando era joven me tocó la ferocidad criminal de la represión de la Seguridad Nacional, organizada por un fascista llamado Marcos Evangelista Pérez Jiménez. Hoy en mi senectud me toca vivir los desmanes del régimen bolivariano”.
Rodolfo Izaguirre es sobreviviente, como queda patente en este libro publicado por Fundavag Ediciones. Obligaciones de la memoria reúne un compendio de 123 textos publicados en el transcurso de los años 2000 al 2017, tanto en las columnas del vespertino El Mundo, como –las crónicas que ha publicado en El Nacional.
“Tenemos que obligar a la memoria a que no olvide lo que está ocurriendo en el país”, afirmó el escritor nacido en Caracas en 1931, durante la presentación del texto en Caracas.
“Mi memoria está obligada a no olvidar, a permanecer atenta y vigilante para impedir que se continúe erosionando no solo el país si no la dignidad de nuestra vida civil. (…) Son obligaciones de la memoria escritas en un lenguaje que roza, a veces, alas poéticas y pretenden abrazar momentos de vida, agonías políticas, sociales y culturales presentes y pasadas”, dice el propio autor en su introito. Y completa: “Acontecimientos que de manera cinematográfica han estado hilvanando la vida civil del país”.
Un volumen que tiene además como correlato la imagen. “Son dos libros en uno”, dirá el autor. Una importante colección de fotografías realizadas por Federico Prieto, coordinador de la publicación, dan cuenta de la “otra” narración que dialoga con los textos: en las imágenes el autor es captado en toda su capacidad histriónica.
Leídas en conjunto, las crónicas de Izaguirre van componiendo una reflexión sobre todo lo que ha ocurrido a lo largo de estos 20 años en el país. Impacta la capacidad reveladora y oracular. Estas piezas literarias tienen un punto de arranque con imágenes que tienen que ver con su infancia o su vida en general. Ese hecho le da pie para verse como está en la actualidad y, más aún, de su manera de estar en esa actualidad.
Fuente: www.elestimulo.com