Por Noel Álvarez*
En la novela El reino de este mundo, el escritor cubano Alejo Carpentier, habla sobre la tiranía en América Latina y aterriza en cómo esclavos devinieron en dueños de esclavos y sustituyeron a sus viejos amos; las revoluciones libertarias se convirtieron en nuevas tiranías. Es una obra que evoluciona sobre un trasfondo histórico: la revolución haitiana. El autor, se sirve de un personaje ficticio, Ti Noel, para contar la historia. La trama inicia con una breve reseña sobre la burocracia francesa presente en la isla de Haití, que es parte de la corona de Francia y se menciona por primera vez a Ti Noel, un esclavo negro, que pertenece al latifundista Monsieur Lenormand de Mezy.
En la lectura de El reino de este mundo, se descubren acontecimientos cargados de elementos históricos, religiosos y ficticios, que se juntan y forman una magistral novela, en la que un esclavo, testigo de la opresión, primero monárquica y después republicana, de su raza, descubre el velo místico que envuelve a la obra al acercarse, y a su vez acercar al lector, a un mundo mágico donde el prodigio juega un rol importante por cuanto le permite al esclavo descubrir su identidad. Esta novela habla de la asimilación y comprensión del ritual vudú en Ti Noel. No se trata solo de mostrar cómo un esclavo aprende el dominio de las artes mágicas, sino lo que implica aprehender el oficio de ser un mandinga en un mundo extraño en que el esclavismo no solo intenta oprimir el cuerpo, sino también el espíritu del negro.
Ti Noel es el protagonista de la obra que da unidad a la trama novelesca. Con él se conocen tres periodos del dominio en la isla: uno, por los colonos franceses; el otro, por el monarca Henri Cristophe, y, el último, por los mulatos republicanos. Estos déspotas ponen en vigencia la opresión al negro. El esclavo, en un principio indignado, encuentra una escapatoria a sus miserias en el ritual de invocación de sus dioses africanos.
Carpentier cuenta que: los esclavos tenían una religión secreta que los alentaba y solidarizaba con sus rebeldías. Y este saber, que se transformó en religión, es el vaudou. En su práctica es posible observar todo un argumento por la libertad: primero en la licantropía y luego en el cimarronaje, en el boicoteo y todo en su conjunto conforma una noción de libertad.
Ti Noel, como los demás, juró que obedecería siempre a Dutty Boukman, un sacerdote vudú que posteriormente fue ejecutado por tropas francesas. Pero no solo significa obedecer a un hombre de voz potente, sino participar del ritual vudú y obedecer los designios de los dioses, que impulsan a los cimarrones a la lucha. El carácter religioso del vudú nunca perdió su importancia en la lucha de los esclavos por su independencia.
Sin embargo, esos deseos de emancipación no son ajenos al resto de esclavos en Haití y en América entera. De donde se colige que Ti Noel no es un personaje aislado: él es la metonimia de todos los negros, sus aspiraciones son la encarnación de los deseos de los pueblos sedientos de libertad. Ti Noel se ofrece como la figura que da unidad a la obra, tanto en el sentido espacial como temporal. Empero, este esclavo, no solo representa, en la obra, un universo de acciones acaecidas en los siglos XVlll y XlX en Haití, sino que rechaza por completo a los tiranos que aparecen en ella. Cada vez que los esclavos se sublevan y logran destruir momentáneamente a los tiranos, lo logran gracias al ritual vudú, un sistema de prácticas rituales de origen afro-espiritual, que se convierte en una ideología del negro, un instrumento y un elemento para la lucha social.
*Coordinador Nacional del Movimiento Político GENTE