Por Gonzalo Oliveros Navarro
Lee uno a algunos connacionales afectados anímicamente por la xenofobia contra los venezolanos en algunos países planteando que, cuando nos corresponda, apliquemos esa ley: Ojo por ojo y diente por diente.
No es costumbre venezolana esa práctica. Por el contrario, cuando nos ha correspondido ser magnánimos, lo fuimos.
Quizás un ejemplo poco conocido para las nuevas generaciones y también para quien fuera de Venezuela me lee sea la política de pacificación que implementaron el segundo y el tercer gobierno de la democracia. Los Presidentes Leoni y Caldera.
Ellos, en lugar de dar de baja a los guerrilleros que atentaron contra la estabilidad democrática del país, que era lo que pudiera pensarse que correspondía si aplicábamos la ley de marras, prefirieron diseñar políticas que permitieran a los alzados incorporarse a la vida del país. Hasta becas de estudio en París se les dió y ellos, la gran mayoría, las aprovechó y se incorporó a la vida democrática. Fue una política elevada de miras.
La situación por la que atraviesa mi país la resolveremos nosotros y cuando lo hagamos, habremos de retornar una parte de quienes salimos. La otra se quedará fuera pues allí familia habrá formado. Pero Venezuela requerirá mano de obra para recuperar su senda y quienes allá se encuentran mas quienes retornemos y los jubilados no seremos suficientes para ello. Nos corresponderá recibir migrantes. Así de fácil, así de simple.
Pretender que a los nacionales de esos países donde en estos momentos, por sus particulares circunstancias- no estamos siendo apreciados, habremos de tratarlos como observamos que algunos de ellos lo hacen con nosotros, no es nuestra manera de actuar y no tendríamos porque cambiarla.
Cuando retorne la democracia al país, cuando nos reincorporemos a su vida activa, los extranjeros serán bienvenidos –como lo fueron antes-. Su presencia, su valía, sus condiciones habremos de reconocerlas, tal como antes lo hicimos.
En lo personal formaré parte de quienes –a no dudarlo- les dará la bienvenida y tratará de facilitar su estancia en nuestro país, tal como hemos pedido que se proceda con los venezolanos en Colombia. Seré entonces coherente con lo que –en lo personal y a través de AsoVenezuela- he propugnado aquí. Así haré efectivo en Venezuela lo que en nuestro exilio hemos afirmado: La migración no es un problema sino una oportunidad.
@barraplural