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Edificio Centro Valores, local 2, Esquina de la Luneta, Caracas, Venezuela.

Las ONG están en peligro

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Foto: Infobae.

Tras los hechos ocurridos por la fallida incursión en las costas venezolanas, la Asamblea Nacional junto a organizaciones no gubernamentales y otros activistas han advertido que los derechos humanos de los capturados deben ser garantizados. Ante los ataques directos del gobierno de Nicolás Maduro como respuesta, diversas personalidades y organismos internacionales han asegurado que defender los DD.HH. no es un delito, así como tampoco el libre y transparente financiamiento de las ONG.

Hugo Pérez Hernáiz*

En 2012 el gobierno ruso lanzaba una virulenta campaña contra organizaciones no gubernamentales de derechos humanos y periodistas acusándoles de ser “agentes extranjeros”. Campañas similares son ahora parte importante de la lucha contra “conspiraciones” extranjeras que libran gobiernos de la ola iliberal, desde Hungría a Nicaragua, Rusia a Venezuela, Polonia a Brasil. Las ONG que denuncian las arbitrariedades y abusos de esos regímenes necesitan financiarse, muchas veces, con recursos foráneos. Esas fuentes de financiamiento son luego señaladas por los gobiernos como evidencia de la falta de independencia de estas organizaciones y las ponen en una situación de debilidad que las exponen a ataques peligrosos. Varios de esos países ya tienen legislación que penaliza a organizaciones no gubernamentales por recibir financiación extranjera. El chavismo ha contemplado muchas veces esta posibilidad. En febrero de este año, Nicolás Maduro asomó de nuevo la idea de que era necesario legislar al respecto. Es una forma de ataque al trabajo de los grupos pro derechos humanos que combina el nacionalismo populista con una visión conspirativa del mundo. La principal fortaleza de las organizaciones de derechos humanos frente a estos ataques es la consistencia en la defensa de los derechos de todos.

De invasiones y derechos humanos

Una extraña y disparatada “incursión naval”, al parecer liderada por un ex-Boina Verde estadounidense terminaba en desastre en las costas venezolanas a principios de mayo. El Gobierno venezolano lleva años denunciando planes de invasión por parte del “imperio” y a partir de esta incursión real, en la que al menos hay personas, armas, ¡extranjeros!, se siente reivindicado. Ahora cobran sentido las mil veces que el Gobierno gritó “lobo”, no importa que en las mil veces anteriores no hubiese lobo alguno. Todas las veces que denunció agresiones internacionales existentes o no, y todas las veces que en consecuencia reprimió con mano dura, ahora tienen sentido.

Un día después de que se comenzaran a conocer algunos detalles del fallido desembarco, la organización de derechos humanos Provea comentaba en su cuenta de Twitter (@_Provea): “Ante el cierre de los canales pacíficos y democráticos para la resolución del conflicto en Venezuela, Nicolás Maduro es el principal responsable de cualquier hecho de violencia por razones políticas en el país”. El comentario era parte de un “hilo” en el que se especificaba que Provea en modo alguno justificaba salidas violentas a la crisis venezolana y, en cambio, pedía para los implicados el respeto al debido proceso: “Provea solo apoyará y promoverá mecanismos constitucionales, pacíficos y ciudadanos para la restitución de la democracia en el país”. Y continuaba:

El liderazgo político y ciudadano debe, sin ambigüedades, ratificar que será la estrategia política no-violenta la que nos haga transitar del autoritarismo a la democracia […] (La) comunidad internacional debe rechazar salidas violentas para Venezuela, aumentando las presiones diplomáticas y las sanciones individuales contra violadores de DD.HH […] Deben ser respetados los DD.HH de las personas detenidas en los últimos hechos. Responsabilizamos a Tarek William Saab y Alfredo Ruiz sobre posibles desapariciones forzadas y actos de tortura contra aprehendidos.

La última frase de la seguidilla de Provea en Twitter, pidiendo el respeto a los derechos humanos de los aprehendidos, no debía sorprender a nadie, dada la larga fidelidad de la organización en defensa de los derechos de todos (31 años), sin importar bando o delito, incluyendo la defensa en su momento de actuales jerarcas como William Saab y Maduro. Sin embargo, tampoco sorprendieron las usuales acusaciones de que Provea defendía a terroristas y mercenarios quienes, presumiblemente por ser tales, carecerían de derechos humanos. Es una posición muy difundida y que de hecho cuenta con partidarios en algunos sectores opositores: los derechos humanos “se pierden” si se cometen crímenes, si se violan los derechos de los demás, si se apoya a ideologías que, puestas en práctica, han resultado en violaciones de derechos. Podría resumirse esta posición en que los derechos humanos son solo para los humanos de lado. El pasado 4 de mayo Nicolás Maduro lo decía claramente así: “Sale Provea ahí mismo, una organización financiada por la CIA y que algún día defendió los derechos humanos en el país, salen rápido a darle cobertura a los terroristas”.1 Se debe entender que antes, algún día, defendió Provea los derechos humanos de personas merecedoras de tal defensa (Maduro mismo, quizás), pero que ahora Provea no defiende derechos humanos de humanos, sino los derechos de terroristas.

En la misma línea, pero algo más completas, estaban las acusaciones que se hacían desde la página en Internet de Diosdado Cabello “Con el mazo dando”. Allí, el 4 de mayo, una corta nota explicaba que:

Provea, organización financiada por organismos de inteligencia de los Estados Unidos, expresaron un mensaje que busca reivindicar la fallida incursión naval de mercenarios ejecutada la madrugada de este domingo y que fue repelida por los organismos de seguridad de Venezuela […] Este intento por justificar el terrorismo y condenar el legítimo derecho de la defensa de la soberanía del país por parte de las autoridades, desnudan las verdaderas intenciones políticas e ideológicas que ocultan estas franquicias norteamericanas bajo el manto de ‘defensores de los derechos humanos’.2

La nota incluía la captura de pantalla del primer comentario de Provea por Twitter, pero no su seguidilla donde la organización condenaba toda salida violenta.

¿Por qué y cómo se toman el trabajo de atacar a Provea?

Con tantos y tan pintorescos enemigos, capaces de organizar una invasión de película mala y que, según el propio Gobierno, son también capaces de hacer estallar una guerra entre bandas en una de las barriadas de Caracas tan solo para encubrir esa incursión, parece un poco descabellado intentar vincular además a una organización de derechos humanos en el tema. Pero la explicación está en que las organizaciones como Provea han sido una puya especialmente dolorosa para el Gobierno. Aparte de una historia de defensa de víctimas que antecede a la llega de Chávez al poder, Provea ha sido sobre todo consistente: al tiempo que ha denunciado los abusos del Gobierno y claramente señalado los pasos de su tránsito desde la democracia iliberal limitada al abierto autoritarismo, también ha condenado las salidas no democráticas y cuestionado las sanciones no personalizadas, arguyendo que perjudican mucho al pueblo y poco al régimen. Esta posición consistente y centrada en los derechos humanos es mucho más problemática para el Gobierno que la oposición política más amplia; muy necesaria, pero también más fácil de neutralizar por parte de la actual administración.

Dicho de otra manera, para quienes dirigen el país es un problema una organización a la que es más difícil descartar como opuesta en todo y por todo a su proyecto. Otras organizaciones, con las que el gobierno quisiera ser afín, escuchan lo que Provea tiene que decir y no descartan sus informes con un simple “es que son parte de la oligarquía” o “son una organización de derecha”. Esto hace que lo dicho por Provea sea escuchado, sobre todo afuera. No es lo mismo que la oposición política denuncie violaciones de derechos humanos a que lo haga una organización independiente. Pero ello implica que el Gobierno tiene que, de alguna forma, intentar que los demás cuestionen precisamente esa independencia. El truco teórico conspirativo que han empleado otros regímenes afines es una herramienta básica para lograr esto. El hecho de que este tipo de organizaciones reciban fondos foráneos provee a los gobiernos de esa pequeña verdad inicial necesaria para construir una teoría de la conspiración medianamente plausible. Ese hecho comprobable inicial es convertido en algo universal y absoluto. Se supone una relación ideológica y de intereses entre el que financia y el financiado. También se cuestiona la independencia de esos financiadores frente a gobiernos extranjeros. Se asumen de manera general los vínculos más tenues dando por sentadas afinidades supuestas. Se establecen lazos simples y directos, falsamente representados como una trama oscura y compleja. El resultado final debe ser un vector directo, una relación recta y unívoca como las flechas de los famosos organigramas que nos presenta VTV: “La CIA financia a Provea”. Es la técnica hecha célebre por Eva Golinger, en su libro que tanto hizo por reafirmar la visión del mundo de Chávez.

Que Provea sea un agente financiado por la CIA no convencerá a todos, quizás tan solo a los más incondicionales partidarios del gobierno. ¿Pero acaso no existen las conspiraciones? ¿Acaso en otras ocasiones y latitudes diversas ONG aparentemente respetables han resultado ser mamparas de servicios de inteligencia? Sobre estas verdades, hechas universales y absolutas, se construye la teoría según la cual toda organización que señale las faltas del régimen es parte de conspiraciones que en otras circunstancias han quedado desveladas.

El Gobierno tiene hoy la certeza de que al menos una de las mil conspiraciones que ha denunciado ha resultado ser cierta. Hará todo lo que tenga que hacer para sacar el máximo partido represivo a este triunfo simbólico. Establecerá los vínculos reales, y todos aquellos para los que no hay prueba alguna y, más grave aún, actuará en consecuencia contra ciertos eslabones de la conspiración, reales o no, quizás los más débiles, quizás los que le causen más dolores de cabeza. Es la oportunidad perfecta para lidiar con esa piedra en el zapato que son las organizaciones de derechos humanos ¿independientes?; “no”, dirá el Gobierno. Nunca lo han sido, siempre han estado financiadas por alguien y ese alguien es el enemigo.

La advertencia es clara. Las ONG como Provea solo tienen una opción: continuar denunciando y trabajando por defender los derechos de todos, ser consistentes como lo han sido hasta ahora.

*Sociólogo y traductor. Ha sido profesor universitario (Faces-UCV y UCAB).

Notas:

  1. “Nicolás Maduro acusó a la ONG Provea de ser financiada por la CIA”. En: El Nacional, 5 de mayo 2020. https://www.elnacional.com/venezuela/nicolas-maduro-acuso-a-la-ong-provea-de-ser-financiada-por-la-cia/
  2. “ONG tarifada Provea reivindica incursión mercenaria en el país”. En: Con el mazo dando, 4 de mayo 2020, https://mazo4f.com/ong-tarifada-provea-reivindica-incursion-mercenaria-en-el-pais

Fuente: Revista SIC 824

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