Por F. Javier Duplá, s.j
Este año 2023 se cumplen cien años de la fundación del Colegio San Ignacio en Caracas, dirigido por la Compañía de Jesús. Se han escrito muchos artículos sobre este evento, pero no sobre el tema que indica el título. Vamos pues a presentar algunos datos que confirman esa afirmación titular. Nos ceñiremos al estamento docente, sabiendo que también en el administrativo, en el de servicios generales y en el alumnado puede hacerse un estudio semejante.
En el curso 1923-1924 los seis profesores fundadores eran jesuitas, más un seglar que enseñaba calistenia y ejercicios militares.
En el curso 1973-1974, a los 50 años de la fundación, la gran mayoría de los profesores eran varones. Solamente en Preescolar y Primaria predominaban las mujeres. Actualmente, a los 100 años de la fundación, el número de profesores es de 169, de los cuales 125 son mujeres y 44 hombres. Esto era impensable hace unos años.
El mayor crecimiento del personal docente femenino ha ocurrido en los grados inferiores (Preescolar y Primaria), de donde han desaparecido prácticamente los profesores varones. La causa más razonable es que las mujeres entienden mejor a los niños y niñas pequeños, les muestran más cariño, interpretan mejor su estado de ánimo, son más intuitivas de sus necesidades.
En bachillerato las materias científicas corrían a cargo de los profesores. No se concebía que Ciencias Biológicas, Física, Química y Matemáticas fueran cátedras femeninas. Ya no es así: las licenciadas en ciencias van siendo cada vez más y son contratadas no solo para la enseñanza, sino también en laboratorios y centros de avance de la ciencia. En el colegio San Ignacio la situación es la siguiente: en Matemáticas 2 mujeres y 3 hombres; en Ciencias Naturales 3 mujeres y 3 hombres; en Física 4 mujeres y 2 hombres; en Química 2 mujeres. En el total de las materias científicas dan clase 11 mujeres y 8 hombres.
Los laicos, tanto hombres como mujeres, son los que ahora dirigen, administran, dan clase, cuidan la disciplina, los servicios generales, vigilancia y seguridad. La revista Jesuitas de Venezuela en su número 10 de noviembre de 1987, en su editorial “La hora de los laicos”, señala:
El futuro de los colegios jesuíticos pertenece a los laicos, y esto por razones teológicas y no simplemente por razones demográficas, es decir, por una reducción numérica del personal jesuítico en el próximo futuro. La Iglesia está empezando a transitar la era del laicado como una consecuencia obvia de su autocomprensión como Pueblo de Dios en marcha. El laico ha de ir tomando puestos de responsabilidad creciente en el servicio de la comunidad cristiana, y uno de los más cercanos es el de la responsabilidad educativa, que incluye la dirección académica, la gestión económica y la animación pastoral.
De manera que son tres las causas por las que aumenta el número de mujeres docentes en los colegios: la disminución del número de jesuitas, la importancia del papel del laico en la Iglesia y la mejora notable del aprecio de la mujer en la sociedad actual. Una muestra de ello es que en el colegio San Ignacio el rector es jesuita, pero la dirección la lleva una mujer desde hace tiempo. Es la cuarta en tomar esa responsabilidad, después de tres varones que la precedieron, de los cuales el primero fue el profesor Germán Castillo Pinto.
El laico ignaciano debe ser formado en el espíritu de los Ejercicios y en la práctica de la formación apostólica de los alumnos. No es una tarea fácil, pero sí es indispensable.