Por Luis Daniel Álvarez V.*
Salvatore Mancuso es de esos personajes tétricos en la historia de un país. Si bien su vida fue marcada por la violencia que fustigó a su patria, optó por las vías menos apropiadas para cambiar su realidad y la de la nación. Se fue a la lucha armada con la creencia de que para acabar el conflicto debía darse un escenario de exterminio y así terminó dirigiendo un entramado perverso y macabro.
El paramilitarismo fue un movimiento carente de toda ideología que surgió para hacer frente a la proliferación de grupos armados, ante la inefectiva presencia del Estado. Al igual que sus adversarios necesitaba recursos, por lo que se convirtió en el elemento de choque que los barones de la droga necesitaban para asegurar sus negocios.
La competencia con otros grupos subversivos parecía medirse en crueldad o con atrocidades, teniendo en medio a una población que era tomada y manipulada según el interés de cada actor. El paramilitarismo bajo la falsa premisa de la lucha contra el terrorismo, al igual que la guerrilla con la falsa retórica de hacer la revolución, se encargó de sembrar miedo y desolar a su paso.
Mancuso y varios de sus compañeros en la aventura armada optaron por una pacificación que los llevó a retornar a la vida civil, dándose un proceso en el que incluso acudieron al Congreso a conversar sobre el acuerdo que se trabajaba. A partir de allí recibieron ciertos beneficios procesales, pero al continuar delinquiendo fueron extraditados a Estados Unidos de América donde Mancuso fue condenado.
Luego de cumplir su pena vendrá un desenlace. En Colombia hay expectativas para que regrese al país, pague por una cantidad considerable de atrocidades y colabore en el proceso de recuperación de la memoria colectiva. Pero su juego pareciera mostrarlo interesado en evadir esa opción y conseguir que lo deporten a Italia o que lo dejen permanecer en territorio estadounidense. Pase lo que pase, pesarán sobre él dos cosas: circulares pidiendo su captura y el repudio de una sociedad que clama por una paz duradera y concreta.
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