Antonio Pérez Esclarín
Todos los gobiernos autoritarios quieren una Iglesia sumisa, encerrada en sus iglesias y sacristías, y en el caso de Venezuela, no toleran la menor crítica y tratan de desautorizarla alegando que los curas no deben meterse en política y que, si quieren hacerlo, deben dejar a un lado las sotanas. Pero los pastores de la Iglesia, si en verdad son fieles al evangelio, tienen el deber de denunciar los abusos y atropellos, cada día más generalizados, y el empecinamiento en continuar por un camino que sólo lleva al fracaso, al hambre, la violencia y la muerte. Por ello, celebro el valor de los obispos en su exhortación pastoral del mes de Julio y, para no traicionar sus palabras, me limito en este artículo a citarlas textualmente:
“La escasez y carestía de alimentos, medicinas e insumos hospitalarios nos están llevando al borde de una crisis de seguridad alimentaria y sanitaria, con consecuencias sociales impredecibles. En la vida pública, crecen la inseguridad, la impunidad y la represión militar”.
“El discurso belicista y agresivo de la dirigencia oficial hace cada día más difícil la vida. La prédica constante de odio, la criminalización y castigo a toda disidencia afectan a la familia y a las relaciones sociales. Frente a esta situación, el acrecentamiento del poder militar es una amenaza a la tranquilidad y a la paz”.
“El auge de la delincuencia y de la impunidad entorpece el ordinario quehacer de la gente y provocan, en ciudades o poblaciones grandes o pequeñas, verdaderos toques de queda”.
“El diálogo sincero y constructivo, el ejercicio de la política en su concepción más noble, como búsqueda del bien común, por más difíciles que parezcan, han de seguir siendo los caminos que debemos transitar. No se puede dialogar si no se reconoce en primer lugar la existencia y la igualdad del otro. Ignorarlo o descalificarlo como interlocutor, cierra toda posibilidad de superar el conflicto”.
“La crisis moral es mayor que la crisis económica y política, porque afecta a toda la población en sus normas de comportamiento. La verdad cede su puesto a la mentira, la transparencia a la corrupción, el diálogo a la intolerancia y la convivencia a la anarquía. La corrupción se ha incrementado en los organismos del Estado y la descomposición moral ha invadido a muchas personas integrantes de instituciones privadas y públicas, civiles y militares… Un exponente de esta degradación moral es la reventa especulativa de productos, llamada popularmente “bachaqueo”.
“Desconocer la autoridad legítima de la Asamblea Nacional, deslegitima a quienes así actúan, porque contradice la voluntad soberana expresada en el voto popular. La división, autonomía y colaboración entre los Poderes es un principio democrático irrenunciable”
“El Consejo Nacional Electoral tiene la obligación de cuidar el proceso del referéndum revocatorio para que se realice este año. Es un camino democrático, un derecho político contemplado en la Constitución. Impedirlo o retrasarlo con múltiples trabas es una medida absurda, pues pone en peligro la estabilidad política y social del país”.
“En el nombre de Jesús que manda “amarnos unos a otros” hacemos un llamado a las autoridades a que frenen el deterioro de la vida de los venezolanos, cualquiera que sea su preferencia política, y para que se detenga la actual espiral de violencia, odio y muerte”.