Por Alexis Aponte
El tema de las redes sociales es objeto de discusión a nivel mundial. Es evidente, que el ciudadano común está más empoderado en muchos temas propios de nuestra vida en sociedad. Supuestamente también estamos “más informados”, pero ésto último no significa necesariamente, que estemos mejor informados.
Hacemos esta introducción, para abordar el desarrollo de una reflexión sobre el papel de las redes sociales en nuestra sociedad. La lectura de un artículo firmado por Adolfo Zableth Durán, columnista del prestigioso diario “El Tiempo” de Colombia, titulado “Los Idiotas”, en el cual aborda la herramienta de las redes sociales y su uso por parte las personas. Se refiere a los“fakenews”,y a los falsos rumores divulgados los cuales “…empezamos a repetirlo sólo porque nos parecía una verdad conveniente y oportuna…” porque normalmente, la gente quiere escuchar, lo que le conviene, le brinda réditos o le hace el juego a su posición política.
Más adelante en su artículo complementa la idea escribiendo: “Y así vamos con todo por la vida, jurando que estamos informados, que tenemos la razón, que nos las sabemos todas y que somos independientes e infalibles”
Cantinflas diría, ahí está el detalle. El problema está en lo superficial de la “cultura twittera” y sus similares, la cual nos hace creer, que somos personas informadas y por lo tanto al reenviar, colocar un “like” o cualquier otro signo digital, contribuimos con la divulgación de las falsas noticias.
Este problema se agrava con el papel que juegan las famosas “bodegas digitales” (éste tema se tratará en otra oportunidad) y el desprestigio que causa a las redes sociales. Esta modalidad convierte en tendencia, para bien o para mal, a personas, partidos políticos, empresas, productos, servicios y gobiernos. Muy utilizado en labores de inteligencia y contrainteligencia (política y militar), por cierto, en lo cual, son muy eficientes los gobiernos de corte autoritario, los enemigos de la democracia occidental y los que pertenecen al Foro de Sao Paulo.
En esta modalidad se incluyen los famosos “youtubers”, aquellas personas que logran popularidad a través de la plataforma multimedia. (Afortunadamente, son una pequeña minoría los que perjudican el carácter de las redes). Las consecuencias del accionar de esa minoría es inmensa, dañando credibilidad y reputación y desdibujando el papel de las redes sociales.
Las diversas plataformas digitales han contribuido con disponer de información en tiempo real, han eliminado fronteras, reducido distancias, han facilitado los negocios, abaratado productos, reducido cadenas de procesos y disponemos de una cantidad y flujo de información, como nunca la sociedad ha dispuesto. Esto es un avance extraordinario que ha simplificado toda la vida social y económica, pero aplicando la teoría de la dualidad, tiene su otra cara, la cual debemos trabajarla.
Es la persona quien tiene que empoderarse de la información, saber hacer uso de ella, investigar, comprobar su veracidad y luego hacer uso de su contenido. En la realidad sucede lo contrario, la información va adelante y nosotros vamos atrás, aplaudiendo e incrementado su tendencia, con todas las consecuencias que eso involucra. En otras palabras, debemos ser digitalmente responsables.
En el mundo complejo en el cual nos desenvolvemos, puede haber varias realidades. Una, la cual creemos es la objetiva, en la cual vivimos, trabajamos y opinamos. Otra, que se fragua en conciliábulos o cotos cerrados como el Grupo Bilderberg, otras no tan exclusivas, que se prestan a cualquier trabajo, siempre y cuando sea bien remunerado, como las famosas “bodegas digitales”, o los socios geopolíticos como los del Foro Sao Paulo, con sus respectivos planes para asumir el poder en América Latina, para lo cual cuentan con el apoyo de países expertos en la tecnología digital como Rusia y Cuba, con laboratorios de hackers y de grupos de pensamiento para crear tendencias, distorsionar realidades e influir en conductas sociales de masa.
En conclusión, probablemente no somos tan independientes, expertos en política internacional, sabios en algunos temas, y esto se explica porque actuamos fundamentados en razones limitadas y relativas (Esto último parafraseando a Daniel Kahneman). Probablemente estamos “más” informados, pero no “mejor” informados.
La complejidad del mundo actual nos conduce a ser más sujeto, empoderarnos cualitativamente de la realidad que nos circunda, ser más humilde, reflexivo y flexible para comprender y entender lo complejo de las variables de un mundo virtual.