Por José M. García Pelegrín
Entre las manifestaciones de la Santa Sede sobre el Camino Sinodal alemán, tiene un especial peso específico la carta que redactó, de su propio puño y letra, el papa Francisco “al pueblo de Dios que peregrina en Alemania”, fechada el 29 de junio de 2019, cuando la Conferencia Episcopal alemana había anunciado el Camino Sinodal, pero este todavía no había comenzado formalmente su andadura.
Lógicamente, en prácticamente todas las pronunciaciones de la Santa Sede al respecto se hace una y otra vez referencia a esta carta papal.
Carta del Papa a los católicos alemanes, junio de 2019: el primado de la evangelización
La Conferencia Episcopal alemana anunció la constitución de un Camino Sinodal en su Asamblea de primavera, celebrada en marzo de 2019.
El papa Francisco se pronunció al respecto con una carta “al pueblo de Dios que peregrina en Alemania”.
Recordaba en ella lo que había dicho a los obispos alemanes en 2015: que “una de las primeras y grandes tentaciones a nivel eclesial era creer que las soluciones a los problemas presentes y futuros vendrían exclusivamente de reformas puramente estructurales, orgánicas o burocráticas”. Calificaba esta postura como “nuevo pelagianismo”.
El Papa hablaba del “primado de la evangelización” como de un “camino discipular de respuesta y conversión en el amor a Aquel que nos amó primero” y que “lleva a recuperar la alegría del Evangelio, la alegría de ser cristianos”.
La principal preocupación debería ser “cómo compartir esta alegría abriéndonos y saliendo a encontrar a nuestros hermanos”. Expresamente, Francisco hablaba de “reconocer los signos de los tiempos”, lo cual, sin embargo, “no es sinónimo de adaptarse sin más al espíritu de los tiempos”. Antes bien, para solucionar las cuestiones que se plantean es decisivo el sensus ecclesiae.
El pueblo de Dios no debe reducirse a un “grupo ilustrado”, que “no permita ver, saborear y agradece esa santidad desparramada”. En este contexto hablaba de la santidad “de la puerta de al lado”.
Y añadía:
Necesitamos oración, penitencia y adoración que nos pongan en situación de decir como el publicano: “¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!”; no como actitud mojigata, pueril o pusilánime, sino con la valentía para abrir la puerta y ver lo que normalmente queda velado por la superficialidad, la cultura del bienestar y la apariencia.
Sobre la carta, Mons. Rainer Woelki, cardenal de Colonia, decía que le había gustado sobre todo la referencia al “primado de la evangelización”; por tanto, “debemos ser una Iglesia misionera y no debemos mirar a un ‘aparato perfecto’, sino a Cristo, el Señor resucitado”; y que es reconfortante “la naturalidad y la seguridad con que el Santo Padre utiliza conceptos que en este país a menudo solo expresamos con vacilación y cierta timidez, que casi hemos olvidado”: transformación, conversión, misión”. El arzobispo de Colonia concluyó su comentario con un llamamiento: “¡Acojamos las palabras del Santo Padre, tomémoslas en serio! Llevemos la Buena Nueva al mundo de hoy”.
Aunque también otros obispos se manifestaron en este sentido, el Camino Sinodal –que se estaba constituyendo entonces– dedujo de la carta del Papa simplemente un “estímulo” para su labor. La declaración del Papa sobre la “primacía de la evangelización” –el aspecto central en la carta– no se consideró seriamente.
Walter Kasper, anteriormente cardenal de la Curia, denominó esa omisión “el error fundamental en el sistema del Camino Sinodal”. Al parecer, en Alemania no se había entendido que la exigencia de una nueva evangelización expresada por el Papa no debía ser solo una faceta adicional en el Camino Sinodal, sino un principio fundamental de este.
En lugar de evangelización, el Camino Sinodal prefirió hablar de “poder y división de poderes en la Iglesia”. En general, se tenía la impresión de que la carta del Papa, marcada por una preocupación muy seria, recibió poca atención.
El propio papa Francisco volvería sobre el tema en diferentes ocasiones. Por ejemplo, Mons. Heinz Josef Algermissen, obispo emérito de Fulda, se refirió a una audiencia del Santo Padre, celebrada en octubre de 2020, diciendo que Francisco se había quejado de que en Alemania se traten “cuestiones políticas” como la situación de la mujer en la Iglesia y del celibato de los sacerdotes, pero que no se tenga en cuenta la carta del Papa en la que este hablaba de la evangelización como la cuestión clave para el futuro de la fe, y comentaba que Francisco tenía la impresión de que en las diócesis alemanas apenas se había tomado en cuenta. Mons. Algermissen añadió que el Papa le había dado el encargo de ocuparse de que se recordase la carta del 29 de junio de 2019.
Durante la visita ad limina de los obispos alemanes de noviembre de 2022, quedó claro, según diversas fuentes, que la desatención de su carta del 29 de junio de 2019 había “herido y enfadado” al Papa.
En respuesta, el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Mons. Bätzing, prometió que los obispos “van a profundizar más en la carta”.
Otras palabras de Francisco: un sínodo no es un parlamento
También, en otro aspecto, el Camino Sinodal hizo oídos sordos a las declaraciones del papa Francisco en septiembre de 2019. Cuando comenzaban los trabajos preparatorios del Camino Sinodal alemán, Francisco dijo en una audiencia para el Sínodo de la Iglesia greco-católica de Ucrania: “Un sínodo no es un parlamento”, que no debía malinterpretarse como un sondeo de opiniones seguido de negociación de compromisos. “Hay que tratar las cosas, debatirlas, como es habitual; pero no es un parlamento. Un sínodo no es una votación como se hace en política: yo te doy esto, tú me das aquello”.
En una audiencia general, en noviembre de 2020, el Papa repitió esta idea: los procesos sinodales no deben percibirse con las categorías de partidos políticos o empresas. “A veces me entristezco cuando veo una comunidad que tiene buena voluntad, pero que va en la dirección equivocada porque piensa que está ayudando a la Iglesia con reuniones, como si fuera un partido político”. Sin embargo, el Camino Sinodal siguió persistiendo en la consecución de mayorías y en las votaciones.
Carta del Prefecto de la Congregación para los Obispos de septiembre de 2019: atender a la Iglesia universal
En septiembre de 2019, el prefecto de la Congregación para los Obispos, el cardenal Marc Ouellet, envió una carta al entonces presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, el cardenal Reinhard Marx, en la que afirmaba que el “proceso sinodal vinculante” no está previsto, por lo que “no es admisible según el derecho canónico”.
El cardenal Ouellet señalaba que los planes para el Camino Sinodal tendrían que estar en línea con las directrices establecidas por el papa Francisco en su carta de junio de 2019. Según el cardenal Ouellet, un sínodo alemán no puede cambiar la enseñanza universalmente válida de la Iglesia.
La carta iba acompañada de un dictamen del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos de cuatro páginas, que decía:
Es evidente que estas cuestiones conciernen no solo a la Iglesia en Alemania, sino a la Iglesia universal, y –salvo excepciones– no pueden ser objeto de deliberaciones o decisiones de una Iglesia particular sin vulnerar lo que el Santo Padre expresa en su carta.
La Conferencia Episcopal Alemana respondió que la carta del cardenal Ouellet se refería a un borrador anterior de los Estatutos para el Camino Sinodal, que habían sido revisados desde entonces. Además,
Esperamos que los resultados de una formación de opinión en nuestro país sean también útiles para la Iglesia universal y para otras Conferencias Episcopales en casos individuales. En cualquier caso, no se entiende por qué se deba eliminar el debate sobre cuestiones en las que el Magisterio ha tomado determinaciones, como sugiere su carta.
Se anunció una visita del cardenal Marx al cardenal Ouellet “para aclarar malentendidos”. La Conferencia Episcopal Alemana aprobó los estatutos revisados en noviembre de 2019, y el Camino Sinodal comenzó a principios de diciembre de 2019 con los cuatro foros preparatorios.
Declaración de julio de 2022: no se pueden crear nuevas formas de gobierno, ni cambiar la doctrina o la moral
Después de que hubieron expresado su preocupación por el Camino Sinodal, en cartas a la Conferencia Episcopal Alemana, cardenales y obispos, e incluso conferencias episcopales de otros países –desde la Comisión Episcopal Ucraniana para el Matrimonio y la Familia, hasta el obispo Czeslaw Kozon de Copenhague y la Conferencia Episcopal Nórdica; desde el presidente de la Conferencia Episcopal Polaca, el arzobispo Stanislaw Gadecki, hasta 74 obispos de Estados Unidos, Canadá, África y Australia– y se hubieran pronunciado cardenales de la Curia como Walter Kasper, Robert Sarah y Paul Josef Cordes, el Vaticano publicó en julio de 2022 una escueta declaración firmada por la “Santa Sede”, es decir, por la autoridad suprema de la Iglesia, en la que prohibía al Camino Sinodal tomar cualquier decisión que “obligue a los obispos y a los fieles a adoptar nuevas formas de gobierno y nuevas orientaciones doctrinales y morales”. En el documento se decía:
No sería admisible introducir en las diócesis, antes de un acuerdo alcanzado a nivel de la Iglesia universal, nuevas estructuras oficiales o doctrinas que constituirían una vulneración de la comunión eclesial y una amenaza para la unidad de la Iglesia.
La declaración citaba la carta del Papa de junio de 2019, en la que el Santo Padre habla de la necesidad de “mantener siempre viva y eficaz la comunión con todo el cuerpo de la Iglesia”.
Visita ad limina, noviembre de 2022
La crítica más clara del Vaticano al Camino Sinodal hasta la fecha fue expresada por los prefectos de los Dicasterios para la Doctrina de la Fe, cardenal Luis Ladaria, y de la Congregación para los Obispos, cardenal Marc Ouellet, en la llamada Reunión Interdicasterial con los obispos alemanes, durante su visita ad limina en noviembre de 2022. La reunión estuvo presidida por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin.
Cinco serias preocupaciones del cardenal Ladaria, prefecto para la Doctrina de la Fe
En su exposición, el cardenal Ladaria partió de la carta del Papa del 29 de junio de 2019, un nuevo indicio de la importancia que, en relación con el Camino Sinodal alemán, se da al escrito del Santo Padre en el Vaticano y no solo por el Papa. Como Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, expresó cinco preocupaciones, “que surgen de una lectura atenta de los textos tratados hasta ahora en vuestro Camino Sinodal”.
En primer lugar, el cardenal se refirió al “género literario de los textos”. En ellos, dijo, hay afirmaciones sobre posiciones en el pueblo de Dios, referencias a conocimientos científicos y sociológicos, resultados de exégesis que aún se discuten, “protocolos generales sobre el posible reconocimiento público de la doctrina de la Iglesia y, por último, referencias a teólogos anónimos sin posibilidad de identificación”. Por ello, aboga por que el Camino Sinodal produzca un documento final en lugar de una multitud de textos.
En segundo lugar, el cardenal Ladaria menciona la “conexión entre la estructura de la Iglesia y el fenómeno de los abusos de menores por parte del clero y otros fenómenos de abusos”. Por supuesto que hay que evitar que se produzcan más abusos. Sin embargo, esto no significa “reducir el misterio de la Iglesia a una mera institución de poder o considerar a la Iglesia desde el principio como una organización estructuralmente abusiva”.
La tercera observación de Ladaria está relacionada con la “visión de la sexualidad humana según la doctrina de la Iglesia”; el Cardenal cita, en particular, el Catecismo de la Iglesia Católica de 1992 como autoridad. De los textos del Camino Sinodal, dijo, se puede tener la impresión “de que no hay casi nada que salvar en este ámbito de la doctrina de la Iglesia. Hay que cambiarlo todo”. El Cardenal plantea una pregunta: ¿qué efecto tiene esto en los fieles “que escuchan la voz de la Iglesia y se esfuerzan por seguir sus directrices para sus vidas? ¿Acaso piensan que lo han hecho todo mal hasta ahora?”. Y pide “más confianza en la visión” que “el Magisterio ha desarrollado en las últimas décadas en materia de sexualidad”.
En cuarto lugar, el Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe aborda “el papel de la mujer en la Iglesia y, en particular, la cuestión del acceso de las mujeres a la ordenación sacerdotal”. El cardenal Ladaria reprocha que los textos del Camino sinodal reduzcan todo a la afirmación de que la Iglesia no respeta la dignidad de la mujer porque no tiene acceso a la ordenación sacerdotal. Ladaria: “Se trata de aceptar la verdad de que ‘la Iglesia no tiene autoridad alguna para ordenar mujeres sacerdotes’ (San Juan Pablo II, Ordinatio sacerdotalis)”. No obstante, reconoce “las recientes deliberaciones del Camino Sinodal” encaminadas a dirigirse al papa Francisco en busca de aclaraciones sobre la cuestión. Esto, “sin duda atenuaría los tonos tan polémicos del texto sobre el acceso de las mujeres a la ordenación sacerdotal, y por ello solo podemos estar agradecidos”.
Por último, el cardenal Ladaria expresa sus objeciones en relación con “el ejercicio del magisterio de la Iglesia y, en particular, el ejercicio del magisterio episcopal” según el Camino Sinodal, y critica que en sus textos se haya olvidado casi por completo “la indicación de la Constitución conciliar Dei Verbum y, en particular, la cuestión de la transmisión de la fe gracias a la sucesión apostólica”. Por eso niega el equiparar a la misión de los obispos “otros oficios en la Iglesia, como los de teólogos y expertos en otras ciencias”.
Cardenal Ouellet, Prefecto de los Obispos: no son planteables cambios en la doctrina
En la misma reunión, el Prefecto del Dicasterio para los Obispos, cardenal Marc Ouellet, también se refirió a la carta del papa Francisco de junio de 2019; el hecho de que la carta “no haya sido realmente asumida como guía del método sinodal” ha tenido consecuencias importantes. “Tras este distanciamiento inicial del magisterio pontificio en el plano metodológico, a lo largo de los trabajos fueron surgiendo tensiones crecientes con el magisterio oficial en el plano sustantivo”, lo cual dio lugar a propuestas “abiertamente contrarias a la doctrina afirmada por todos los Papas desde el Concilio Ecuménico Vaticano II”. Esto equivale a un “cambio de la Iglesia” y no solo a “innovaciones pastorales en el campo moral o dogmático”.
Al cardenal Ouellet le llama la atención que “la agenda de un grupo limitado de teólogos de hace varios decenios se haya convertido de repente en una propuesta de la mayoría del episcopado alemán”. En este contexto, menciona la abolición del celibato obligatorio, la ordenación de viri probati, el acceso de las mujeres a la ordenación, una “reevaluación moral de la homosexualidad” y reflexiones sobre la sexualidad inspiradas en la teoría de género, así como la “limitación estructural y funcional del poder jerárquico”.
Sin embargo, el Prefecto también habla de la “posibilidad de combinar perspectivas mediante un cambio metodológico que podría ayudar a mejorar las tesis del Camino Sinodal alemán”. Para ello, recomienda “escuchar más profundamente el planteamiento del Papa Francisco y del Sínodo Mundial de los Obispos”.
Comunicado final: reservas sobre el método, el contenido y las propuestas
En un “Comunicado conjunto”, la Santa Sede y los obispos alemanes resumieron los puntos más importantes del Diálogo Interdicasterial. El documento afirmaba que los cardenales Ladaria y Ouellet “expresaron clara y abiertamente las preocupaciones y reservas que existen sobre el método, el contenido y las propuestas del Camino Sinodal”.
El cardenal secretario de Estado Parolin señaló que “no se puede dejar de lado” el intercambio de ideas del Diálogo Interdicasterial. Además, se mencionaron las “numerosas aportaciones” en las que “se señaló la importancia central de la evangelización y la misión como objetivos últimos de los procesos en curso”; pero también “la conciencia de que algunos temas no son negociables”.
Sin embargo, la cuestión que se plantea tras la visita ad limina es cómo introducirán los obispos estas propuestas en el Camino Sinodal. El Comité Central de los Católicos Alemanes ya ha anunciado que mantendrá su orden del día para la V Asamblea Plenaria de marzo.
Un “tema colateral”: bendición para parejas del mismo sexo
Entre las reivindicaciones del Camino Sinodal figura la bendición de las parejas del mismo sexo. En marzo de 2021, la Congregación para la Doctrina de la Fe respondió a un dubium que se les había presentado. En el documento firmado por el prefecto, cardenal Luis Ladaria, y el secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, arzobispo Giacomo Morandi, se afirmaba que la Iglesia no tiene autoridad para bendecir uniones de personas del mismo sexo. Con la naturaleza de la bendición concedida por la Iglesia solo es compatible “lo que está ordenado a recibir y expresar la gracia, al servicio de los planes de Dios inscritos en la creación y plenamente revelados por Cristo Señor Nuestro”.
En Alemania, sin embargo, se organizaron el 10 de mayo “servicios de bendición para personas que se aman”, en los que se incluyeron a parejas homosexuales. Sin embargo, el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Mons. Georg Bätzing, declaró que no consideraba tales acciones públicas “una señal útil y un camino a seguir”, que no eran adecuados como “instrumento para manifestaciones político-eclesiásticas o acciones de protesta”.
Nota:
Este artículo fue publicado originalmente en omnesmag.com (https://omnesmag.com), el 13 de febrero de 2023.