José Luis Pinilla Martín
En estos días donde los políticos se van pareciendo cada vez más a los obispos en el sentido de ser objetivos del “pim, pam, pum” compulsivo, los que siempre hemos defendido que la clase política (y los obispos) no son tanto una casta aparte, sino una prolongación de la virtudes y defectos colectivos, nos atrevemos a ofrecer algunos criterios de fiabilidad por si ayudan.
Hay elecciones en Guatemala, Argentina, Turquia, Hungría , etc y pronto en España…Quiero creer que los políticos son necesarios (y buenos en general) y lo mismo digo de los obispos, no tanto como proclamadores – ambos- de “dogmas de fe” a seguir sin discernimiento sino como mediaciones que necesitan como todos, del equilibrio de las cosas para sostener y animar el bien común
Pero cada vez me voy a fiar más de los políticos y obispos que “pierdan” dinero/riqueza por no apoyarse en ello, en los políticos y obispos que pierdan salud y dejan la vida a pie de vecindad en su entrega generosa, en los políticos y obispos que por amor al pueblo hastapierden popularidad, porque su contacto con la gente no se hace a la luz de los focos mediáticos, sino a la del dolor acompañando anónimamente (como hace tanta gente sencilla de Iglesia o de la base de muchos partidos políticos) . Cuando ellos y los que participamos en la “res” política y eclesial nos coloquemos en el bando de los perdedores tendremos buenos políticos, buenos obispos y por lo tanto seremos mejores ciudadanos y/o feligreses. Porque me creo aquello de que los “últimos serán los primeros”.
O sea, lo de la pirámide invertida de la que ha hablado el Papa recientemente: “La Iglesia es una pirámide invertida en la que la cumbre está debajo de la base, la autoridad es un servicio, su poder es la cruz y el obispo de Roma no está por encima de la Iglesia, es un bautizado entre los bautizados y como sucesor de Pedro es el siervo de los siervos de Dios que expresa la fe de toda la Iglesia”. A mí me sigue asombrando la posibilidad detrepar a costa del erario público a través de la participación en los partidos políticos donde se puede vivir desde una concepción de la política profesional como una oficina de empleo oblicua y turbia. O donde – a nivel eclesial- se ejerciteuna visión profesional del sacerdocio y no tanto la de una vocación de servicio. O que no acepte de facto la disponibilidad que la obediencia al pastor (o al partido) implica para cambiar de tal o cual sede presbiteral o política donde estoy instalado si no es para “subir”. Palabras que vi y escuché felizmente traducidas pastoral y gráficamente al dia siguiente en la misa dominical de una parroquia popular de Madrid. El cura desplegó un mural con una pirámide en su situación natural o invertida para explicar cómo se entiende y dónde se coloca el poder vertical de la comunidad: abajo. ¡En la invertida, claro!
Y esto vale para la sociedad civil donde, con el Papa, “cultivamos el sueño de que el redescubrimiento de la dignidad inviolable de los pueblos y de la función de servicio de la autoridad podrán ayudar a la sociedad civil a edificarse en la justicia y la fraternidad, fomentando un mundo más bello y más digno del hombre para las generaciones que vendrán después de nosotros”. No es extraño que en la ONU pidiera la disolución del actual modo de dirigir condicionado por el veto de los cincomiembros del Consejo de Seguridad con derecho al veto
Llevemos el agua a nuestro molino: las migraciones. Donde se advierte la gran tragedia asimétrica del poder, como nos habla Galeano.
“Desde siempre, las mariposas y las golondrinas y los flamencos vuelan huyendo del frío, año tras año, y nadan las ballenas en busca de otra mar y los salmones y las truchas en busca de su río. Ellos viajan miles de leguas, por los libres caminos del aire y del agua. No son libres, en cambio, los caminos del éxodo humano. En inmensas caravanas, marchan los fugitivos de la vida imposible. Viajan desde el sur hacia el norte y desde el sol naciente hacia el poniente. Les han robado su lugar en el mundo. Han sido despojados de sus trabajos y sus tierras. Muchos huyen de las guerras, pero muchos más huyen de los salarios exterminados y de los suelos arrasados. Los náufragos de la globalización peregrinan inventando caminos, queriendo casa, golpeando puertas: las puertas que se abren, mágicamente, al paso del dinero, se cierran en sus narices. Algunos consiguen colarse. Otros son cadáveres que la mar entrega a las orillas prohibidas, o cuerpos sin nombre que yacen bajo la tierra en el otro mundo adonde querían llegar”..
Es decir los migrantes están en las antípodas del poder. Hablan de ellos , deciden sobre ellos, se aprovechan de ellos. Perosin “ellos”. Es decir en una forma trágicamente asimétrica. Occidente decide que hacer sorbe Eritrea, Siria, Irak, etc y su gentes. Nunca les han invitado a la mesa de negociaciones .Nunca. Y aunque a veces sean estados fallidos, (como Libia) o no tanto – piénsese en los estados latinos que surten de emigrantes a las potencias occidentales, y su escasa presencia a la hora de marcar impronta en la política migratoria por ejemplo en EEUU- su voz siempre falta a la hora de decidir sobre sus vidas. Francisco ha recordado para la iglesia, lo que valía y vale para el poder civil: “lo que afecta a todos, debe ser tratado por todos”.
Quizás sea el momento de oír en la mesa de las grandes decisiones políticas europeas o norteamericanas ,la voz de losrefugiados cristianos machacados en algunos países de Oriente medio, o la voz de los niños que como este, que os muestro a continuación, simplemente pide que “paren la guerra”. Kinan Masalmeh, de 13 años, que se ha hecho portavoz de los sin voz, que no quiere salir de su país , y que simplemente quiere que paren la guerra, mientras era retenido por la policía húngara junto con otros migrantes que buscaban refugio en Europa. ¿Por qué no colocarlo en el vértice jerárquico, desde abajo de la pirámide? Y que desde ahí que “sostenga” todo el tinglado. Escuchadlo
Fuente: Entreparentesis