Noel Álvarez*
La paz se construye, no se decreta pero para un autócrata como Nicolás Maduro, es un proceso difícil, lleno de contradicciones, que de tiempo en tiempo pueden enrumbarse hacia etapas de crisis. Superables algunas veces, si entiende el llamado de las distintas voces que lo invitan a reflexionar para evitar una masacre. La historia dice que a los comunistas no les interesa la gente viva. A los que están muertos los revolucionarios los resucitan y luego los vuelven a matar, como lo recordó Nicolás Maduro Guerra en una entrevista televisiva: “han quemado gente viva, ha fallecido gente viva”, dijo.
“Los valores de la verdad, la justicia, el amor y la libertad, deben estar presentes en todo momento para que existan buenas relaciones entre pueblos y naciones e individuos”, dijo el arzobispo Michael Louis Fitzgerald a los musulmanes, en su mensaje con motivo de la finalización del Ramadán del 2003. El religioso reflexionó sobre la necesidad de construir la armonía partiendo de esos cuatro valores. “La verdad incluye reconocer que los seres humanos no son dueños de sí mismos, sino que están llamados a cumplir la voluntad de Dios”, recordó el prelado.
El papa Francisco en una Homilía en Sarajevo, Bosnia-Herzegovina en 2015, alentó a los fieles a ser artesanos de la concordia, deplorando que el proceso de conciliación en ese país llegó después de ocurridas más de 250 mil muertes en la guerra de 1992-1995. El lema de esta visita del papa fue: “La paz esté con ustedes” y durante su homilía, el sumo pontífice preguntó: “¿cómo se hace, cómo se construye la paz?”. En estos tiempos tormentosos, en Venezuela nos preguntamos también ¿cómo podremos construir la paz, cuando enfrentamos un régimen farsante y violador de los más elementales derechos?
El papa prosiguió: “La paz es obra de la justicia, la paz es el sueño de Dios, es el proyecto de Dios para la humanidad, para la historia, para toda la creación. Y es un proyecto que encuentra siempre oposición por parte del hombre y por parte del maligno”. Francisco lamentó que existan quienes fomentan la confrontación entre las distintas culturas y civilizaciones, y también que haya algunos que especulan con las guerras para vender armas.
El prelado Michael Louis Fitzgerald señala: “la paz no puede existir sin la justicia y sin el respeto por la dignidad y los derechos de toda persona. Ello implica a su vez, reconocer que todos pertenecemos a una única familia humana, lo cual debe llevarnos a ver a nuestros semejantes como hermanos. El amor, además, sabe comprender la debilidad y capacita para perdonar. El perdón es esencial para reconstruir la paz, después de un conflicto, porque abre la posibilidad de recomenzar, sobre nuevas bases, una relación restaurada”.
Ojala en nuestro país logremos sacar provecho de las extraordinarias enseñanzas que nos dejan estos dos religiosos y a través de ellas logremos convertirnos en artesanos de la concordia, tolerancia y paz. Sin embargo, estoy seguro que ese proceso solo lograremos iniciarlo una vez hayamos dejado atrás la tragedia actual, y como dejan entrever ambos, la tan ansiada paz, solo podrá ser construida sobre la base de la justicia, no de la venganza, pero tampoco de la impunidad, agrego yo.
*Coordinador Nacional de IPP-Gente