En un contexto de crisis financiera y reestructuración interna, las Naciones Unidas (ONU) están considerando trasladar algunas de sus agencias y oficinas de sus sedes tradicionales en Nueva York y Ginebra hacia ciudades con costos operativos más bajos. La medida busca optimizar recursos y garantizar la sostenibilidad de su funcionamiento, en medio de crecientes desafíos presupuestarios.
Las sedes más caras del mundo
Nueva York y Ginebra, epicentros de la diplomacia internacional, son actualmente dos de las ciudades más costosas para operar, lo que representa un reto significativo para el presupuesto de la ONU. En Nueva York, además de la sede principal, se encuentran varias agencias clave como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), ONU Mujeres y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Por su parte, Ginebra alberga más de cuarenta organizaciones internacionales, incluidas la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Mundial del Comercio (OMC), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), entre otras. Además, es sede de todos los organismos de derechos humanos de la ONU, como el Consejo de Derechos Humanos y la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (ACNUDH).
Apoyo financiero suizo
Ante rumores sobre una posible reducción de la presencia de la ONU en Ginebra, el gobierno suizo ha respondido con un «generoso paquete financiero» para mantener su estatus como centro de la diplomacia internacional. El Consejo Federal Suizo ha ofrecido un apoyo equivalente a 330 millones de dólares para el periodo 2025-2029, con el objetivo de garantizar que las actividades de la ONU puedan continuar en esa ciudad.
El secretario general de la ONU, António Guterres, expresó su gratitud por esta iniciativa y destacó que «la presencia en Ginebra sigue siendo parte integral del sistema de las Naciones Unidas». Según Guterres, este apoyo es fundamental para promover el multilateralismo y fortalecer las operaciones internacionales desde Suiza.
Sin embargo, algunos expertos consideran que este monto es pequeño en comparación con los ingresos que generan las agencias de la ONU en Ginebra. Somar Wijayadasa, exrepresentante de ONUSIDA en Nueva York, calificó el paquete como una «bagatela», argumentando que las cuarenta agencias aportan miles de millones anualmente a la economía suiza.
Reubicaciones estratégicas
La iniciativa ONU80, lanzada en mayo para conmemorar el 80 aniversario del organismo, incluye un plan destinado a auditar y fusionar burocracias superpuestas. Como parte de este esfuerzo, se está explorando la posibilidad de trasladar programas a ciudades más asequibles en el Sur global.
Entre los casos destacados está ONUSIDA, cuya misión podría integrarse con la OMS y trasladarse a países donde los costos operativos sean más bajos y la carga del VIH/sida sea mayor. Según Wijayadasa, esta reubicación permitiría un enfoque más ágil y regional, manteniendo su impacto sin incurrir en elevados gastos generales.
Otro ejemplo es la Oficina de Asuntos de Desarme (UNODA), que actualmente opera desde Nueva York y Ginebra. Dada la incapacidad del organismo para influir significativamente en los presupuestos militares de potencias como Estados Unidos, Rusia, India o China, algunos expertos sugieren que podría funcionar desde países en desarrollo con menores costos operativos.
Nairobi: ¿un destino viable?
Una de las ciudades que se ha mencionado como posible destino es Nairobi, capital de Kenia y sede del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y ONU Hábitat. Nairobi es actualmente la cuarta sede más grande de la ONU y la única ubicada en el Sur global.
Sin embargo, Kenia enfrenta una crisis política que podría complicar los planes de reubicación. Recientes protestas han dejado al menos ocho muertos y cientos de heridos, lo que ha generado preocupación dentro del organismo internacional. La Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos expresó su inquietud por los enfrentamientos entre manifestantes y policías en el país africano.
El portavoz del secretario general, Stephane Dujarric, declaró que «estamos profundamente preocupados por la violencia en Kenia» y aseguró que la ONU está monitoreando la situación antes de tomar decisiones definitivas sobre posibles traslados.

Otras opciones en estudio
Además de Nairobi, otras ciudades están siendo evaluadas como posibles destinos para albergar oficinas y agencias de la ONU. Entre ellas destacan Doha (Qatar), Kigali (Ruanda) y Valencia (España). Cada una ofrece ventajas estratégicas, aunque también plantea retos logísticos y políticos que deberán ser considerados cuidadosamente.
En Europa, varios países ya albergan organismos claves del sistema de Naciones Unidas: Viena (Austria) es sede del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y la Oficina contra la Droga y el Delito (ONUDD); La Haya (Países Bajos) acoge a la Corte Internacional de Justicia; París (Francia) es sede de la Unesco; Roma (Italia) alberga a FAO, PMA y FIDA; mientras que Bonn (Alemania) es un centro importante para programas relacionados con el cambio climático y la reducción del riesgo de desastres.
En España, Madrid es sede de la Organización Mundial del Turismo (OMT), mientras que Valencia ha sido propuesta como una opción viable para acoger nuevas oficinas debido a su infraestructura y costos relativamente bajos.
Una decisión estratégica
La posible reubicación parcial o total de algunas agencias plantea interrogantes sobre el futuro del sistema multilateral. Si bien trasladar oficinas a ciudades más asequibles podría aliviar las presiones financieras, también implicaría desafíos logísticos y políticos que podrían afectar el funcionamiento global del organismo.
Con el multilateralismo bajo amenaza en diversas partes del mundo, las decisiones tomadas por la ONU en este proceso no solo tendrán implicaciones económicas, sino también estratégicas para su capacidad de abordar los problemas globales más urgentes. Mientras tanto, los debates continúan en Nueva York y Ginebra sobre cómo garantizar que el organismo pueda cumplir con su misión sin comprometer su estabilidad financiera ni operativa.
Versión de nota de Periodistas. es