Alfredo Infante
Fui al banco a cobrar un cheque equivalente a 100 dólares en el mercado negro. Vaya sorpresa. Llenamos un bolso de billetes. Salimos del banco con miedo, como quien carga un botín.
Esta experiencia bancaria en Venezuela me conectó con mi experiencia africana. Estuve en Angola de 1996-1999 en una misión de paz del Servicio Jesuita a Refugiados. Recuerdo que cuando íbamos a cambiar 100 dólares teníamos que ir con un saco para poder cargar con el cambio. Sin embargo, a diferencia de Venezuela, en Angola podíamos caminar con el saco de dinero sin el temor a ser asaltados por los bandidos.
Lo que en una economía que medianamente funcione apenas ocupa un pequeño espacio en tu cartera, aquí, en este Socialismo del Siglo XXI se convierte en una maleta de papel.
A decir verdad, lo único orgánico que tiene nuestra moneda es el papel y qué triste el destino de aquel árbol que es sacrificado para terminar siendo billete nuestro. ¡La naturaleza no nos absolverá!