En los últimos días lo más comentado sobre el Papa es que ha escrito que en el portal de Belén no había ni mula ni buey. Gran revuelo y todos los telediarios comentando la gran noticia. Por lo visto eso no es exactamente lo que dice el Papa y seguro que en su nuevo libro hay cosas mucho más interesantes.
Lo que ha pasado desapercibido en los medios de comunicación es un encuentro que Benedicto XVI ha tenido con los responsables europeos de las prisiones. Allí el Papa dijo que “cuando se trata de ‘hacer justicia’, no es suficiente que la persona que es declarada culpable de un delito sea simplemente castigada, es necesario que, ese castigo, lleve aparejado una acción encaminada a mejorarla.” Esta declaración puede resultar incómoda en lugares donde las cárceles están pensadas sólo para anular a la persona, en lugares donde en pleno siglo XXI sigue habiendo pena de muerte o cadenas perpetuas.
No todo el mundo estará de acuerdo en que hay que buscar la recuperación de los delincuentes, incluso vemos instintos de venganza en nuestra sociedad cuando se trata de personas que han cometido crímenes graves. Pero esta es la propuesta que hace el Papa, y que hacía Jesús, el recuperar a los que han pecado, porque Dios nos está siempre esperando, como el padre del hijo pródigo, para abrazar al que se arrepiente y quiere cambiar.
Nota.- Pero hay presos y presos, y como muestra basta un ejemplo, como consta por el testimonio del libro escrito por Francisco Olivares: “Afiuni. La presa del Comandante”. A veces quien requiere corrección no es la presa sino el juez.