Luis Oliveros
Para entender la importancia que tienen las instituciones, debemos recordar lo que escribió Douglas North (Premio Nobel de Economía) en 1990: las instituciones son las reglas del juego de una sociedad o, más formalmente, son las limitaciones ideadas por el hombre que dan forma a la interacción humana. Las instituciones tiene un rol central en el funcionamiento de la economía de un país, su función en la sociedad es disminuir la incertidumbre. Las instituciones definen el esquema de incentivos de los agentes económicos. En ausencia de instituciones adecuadas, los incentivos no son los correctos para generar bienestar para el país.
Hay suficiente evidencia en la literatura económica (North, Auty, Rodrik, Acemoglu, Hausmann, Rodríguez, etc.), que instituciones débiles no generan crecimiento económico (mucho menos desarrollo), por lo tanto son mediocres a la hora de reducir la pobreza y muy deficientes para administrar riquezas naturales. ¿Para qué producir si hay una elevada probabilidad de expropiación?, ¿para qué contratar personal si luego no tengo forma de cómo despedirlos?, ¿para qué innovar si no se respetará la propiedad intelectual?, ¿para qué invertir si luego no hay seguridad de repatriación de dividendos?, ¿para qué producir si la sobrevaluación de la moneda me destruye mi competitividad?, son algunos ejemplos de problemas que surgen en países que no cuentan con un arreglo institucional propicio para su actualidad.
¿Cuáles instituciones son las que importa desarrollar o cuáles deben tener prioridad?, es una pregunta que dependerá de la realidad de cada país, sin embargo parece clave que el diseño institucional escogido permita que el Estado y los empresarios tengan una buena sinergia, en la que ni el Estado olvide sus principales funciones como seguridad, infraestructura (ni cometa muchos errores), ni sea “secuestrado” por elites. Todo esto desarrollado bajo regímenes políticos lo más democrático posible, ya que está demostrado que son los que generan crecimiento de mayor calidad (y tiempo).
Acemoglu y Robinson hablan de que hay instituciones de dos tipos: ¨inclusivas¨ y ¨extractoras”, otros autores que prefieren hablar de instituciones “apropiadoras” y “productoras” ó algunos prefieren hablar de la calidad institucional en base al blindaje de los incentivos políticos, lo cierto es que los países deberían de concentrar sus esfuerzos en mantener instituciones que sean deseables para desarrollar un país (inclusivas, productoras) y tratar de trabajar para minimizar el efecto de las que hacen daño (extractoras, apropiadoras). Porque como todo hay entramados institucionales que hacen mucho daño a los residentes de un país, que generan incentivos macabros, que facilitan el reparto de, por ejemplo, una renta externa, entre castas y personeros gubernamentales.
¿Cuenta Venezuela con instituciones de qué tipo?, veamos algunas preguntas y saquen ustedes mismos sus conclusiones: En el Fonden, el gobierno anterior y ahora el actual han colocado en total más de $120millardos, ante una cifra tan elevada, ¿Por qué no hay ninguna información sobre en qué se usó ese dinero, cuanto queda, donde está, etc.?; luego de las graves denuncias hechas por Jorge Giordani ex ministro de planificación y finanzas de Hugo Chávez sobre el otorgamiento de divisas por parte de Cadivi, ¿hubo alguna investigación?; ¿Quién audita a Pdvsa?; ¿Es independiente el BCV?; ¿es sano que un país tenga un índice de impunidad en crímenes como asesinatos, atracos, secuestros, superior al 90%?; ¿Es VTV un canal de todos los venezolanos ó solamente del partido de gobierno?; hay un libro que habla que el TSJ no ha producido un solo fallo contra el gobierno desde la llegada de Hugo Chávez al poder en 1998, ¿eso es independencia de poderes?; y así pudiéramos formular cien preguntas más.
Primero del chavismo y ahora del madurismo, podríamos decir que han sido una especie de “serial killer” de las instituciones en Venezuela. El estado actual de las instituciones en el país ha sido una limitante muy importante para que Venezuela no haya podido aprovechar el boom petrolero. El haber contado con instituciones de calidad nos hubiera permitido promover rendición de cuentas, una necesaria separación entre el estado y el gobierno y generaría el blindaje suficiente para alejar esos recursos extraordinarios de nefastos incentivos políticos (de élites y partidos políticos). En varios estudios sobre el tema nivel mundial, Venezuela aparece en los últimos lugares sobre calidad-independencia institucional.
Las instituciones importan ó como dice Rodrik: “mandan”. Tener un saludable sistema de derechos de propiedad, un independiente aparato regulatorio, un definido Estado de Derecho y un Gobierno que penalice la corrupción generará un buen ambiente a los agentes económicos. Un país que pretenda tener instituciones esclavas al gobierno de turno, está destinado a ser pobre y ser mediocre.
Si queremos elaborar un plan económico para mejorar la difícil situación económica del país, arrancar sin sentar las bases institucionales es una locura, es una manera de fracasar en el corto plazo. En Venezuela se impone una reconstrucción institucional profunda, aislar los tentáculos del gobierno y su partido de decisiones que deben generarse de manera independiente.