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La memoria como acción política (II)

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Foto: Sergio González

Por Leonor Mora Salas*, Karen Cronick**, Daniel Pérez Mena***

(Leer parte I)

Si atendemos a la tradición, cualquier proceso de transición democrática vendrá determinado por el fortalecimiento que otorguemos a la “cultura de la memoria” y, en este momento, la realidad venezolana demanda que nos reconozcamos en compromiso con esta tarea.

En razón de lo que resulta ser un imperativo en esta época, surge el proyecto Memoria social en el escenario sociopolítico contemporáneo. Caso: dinámica comunitaria e Iglesia católica en sectores populares de Caracas, enfocado directamente en los cuestionamientos: ¿Qué caracteriza los procesos de la dinámica comunitaria y la participación de la Iglesia católica en sectores populares de Caracas? ¿Cómo se definen las distintas memorias de su desarrollo, en los diferentes sectores?

(Parte II  de III)

Narrativas del recuerdo

Los testimonios recogidos en los grupos de encuentros de la memoria, por cada uno de los sectores involucrados en este estudio, nos permiten observar confluencias y diferencias en los contenidos del recuerdo que reúnen sus experiencias de vida recientes. Desde los lugares de pertenencia de los líderes, las narrativas construidas nos hablan de las significaciones, valoraciones, y propuestas frente a cuatro aspectos: memorias de la institucionalidad y modos de resistir la crisis, la seguridad en las comunidades, tránsitos de la violencia, sentidos y circunstancias de la muerte.

Memorias de la institucionalidad en los sectores

Las narrativas producidas en los sectores reflejan el malestar que sienten las personas ante el deterioro progresivo experimentado por los servicios básicos de beneficio público, y la falta de atención o desidia gubernamental frente al desmoronamiento de la institucionalidad:

A nivel de servicios públicos observamos un deterioro total […] una destrucción progresiva. Nosotros hemos visto cómo se disminuyó todo en cantidad y calidad […] La intención: controlar a la comunidad. En estos últimos cuatro años fue que reventó como el legado que nos dejó Chávez: el caos total, todo colapsó. (GEM Los Flores de Catia).

 

A mí me parece que lo que nos causa desgaste y apatía es la inmediatez […] llega un momento en que no hay agua, llega un momento en que no hay luz, llega un momento en que no hay jeep para subir […] ¿Esto tiene un fin, un final? (GEM 23 de Enero).

 

Lo que pasa es que había una crisis, pero no se veía tanto como ahora. Chávez resolvía, él resolvía (GEM Carapita).

 

[…] las instituciones funcionan a base de chantaje, el que no está de acuerdo, es señalado y te manipulan cuando vienen votaciones, aquí no se puede protestar, ni cacerolear (GEM La Vega).

 

En sus testimonios, los vecinos de los sectores dan cuenta de una multiplicidad de instituciones (oficiales, privadas, religiosas, educativas y comunitarias) que recuerdan como referentes importantes de institucionalidad y estabilidad. Sin embargo, evidencian del mismo modo su transformación, desaparición, desvinculación y erosión en los años transcurridos en este siglo.

También dejan ver los propósitos del proyecto político gubernamental con el empoderamiento de los habitantes de la comunidad. Una práctica que desvió su sentido en el trayecto y que generó concentración del poder en unos pocos, corrupción, control de los miembros de la comunidad a partir del manejo de sus necesidades básicas, y modificación de valores y comportamientos con un sentido más individualista, en contraste con lo que antes representaba la solidaridad, el interés y dedicación por la comunidad y el beneficio de todos. Los líderes comunitarios pasaron a ser el brazo controlador del Estado sobre los habitantes del sector y sus necesidades fundamentales.

Modos de resistir la crisis en las comunidades

La crisis en las comunidades ha tenido repercusiones negativas de carácter variable, pero el mayor grado de afectación es posible encontrarlo en la desesperanza que se produce en algunos de sus miembros. Una realidad que apuesta por el desgaste de las personas y demanda de ellas esfuerzos importantes, viene a ser también una prueba de resistencia que desafía sus capacidades:

Estamos viviendo la ley de la sobrevivencia (GEM Carapita).

 

Estábamos buscando qué hacer con ese terreno [lo que antes era el espacio de la venta de drogas por parte de los grupos armados] y empezamos con un parque para llevar a los niños después del colegio, pero no funcionó así porque nada más era llevarlos y traerlos y entonces igualito en la noche estaban allí los ociosos, pues […] hacían minitecas, incurrieron en hechos vandálicos y venta de drogas […] hubo unos años luego en que el cártel se hizo fuerte y la cosa se puso difícil […] después vino la OLP [Operación de Liberación del Pueblo] y empezaron a ocurrir cosas […] aprovechamos esa coyuntura y nos metimos allá y le pusimos un candado […] nosotros empezamos a hacer trabajo allí [en lo que ahora es el conuco]… (GEM 23 de Enero).

 

Gracias a Dios tengo desayuno y almuerzo en mi trabajo (GEM La Vega).

 

El rebusque para poder sobrevivir. Ventas por encargo, producción de dulcería. Emprendimientos […] Desarrollo de buenas prácticas (GEM Los Flores de Catia).

 

Es así que, frente a la crisis de la institucionalidad, algunos habitantes de las comunidades optan por salir del letargo, luchan contra la apatía, se resisten al desgaste. Sobrevivir a la crisis se convierte en una forma de vida que se contrapone a la que es narrada como la alternativa de la muerte.  Crean medios electivos que les permiten sobrellevar las dificultades, encarar el miedo, mostrarse firmes ante la manipulación gubernamental. Con ello también se rebelan y asumen una postura crítica de cara a una política gubernamental que mantiene las condiciones actuales de deterioro en su calidad de vida. Incluso los esfuerzos que las personas destinaron para asistir y participar en nuestros encuentros para rememorar, fueron catalogados por algunos como un acto de resistencia ante la crisis.

La seguridad-inseguridad en la comunidad: una tarea del Estado

El control y la garantía de seguridad en la comunidad se hace patente a través de los cuerpos civiles (colectivos armados) y policiales (Fuerzas de Acciones Especiales – FAES, Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas – CICPC) del Estado. Estos cuerpos operan separados o en conjunción, pero básicamente en sus actuaciones los distancia solo una línea difusa.  Los cuerpos civiles surgen del propio seno de la comunidad y dentro de sus funciones está el “garantizar la seguridad” en los sectores; sin embargo, su accionar, va más allá de eso, se centra fundamentalmente en ejercer el control sobre las necesidades esenciales de la comunidad.

Había colectivos, había policía… porque uno veía a unos destapados así que eran de la policía, y los que venían encapuchados eran colectivos (GEM 23 de Enero).

 

Las FAES sí operan en la zona y operan fuerte, ya han eliminado a varias personas aquí en los Flores de Catia, se han metido y han hecho desastres, igualmente los colectivos se han metido a las casas y han hecho desastres. Ahorita el ser delincuente es un privilegio y algo con licencia a nivel de gobierno, fuerte. ¿Quiénes son los primeros que se lanzan a esas cuestiones? Los que tienen armamento, los que tienen el perfil de matón (GEM Los Flores de Catia).

 

Fundapol se ha convertido como en un cementerio donde agarran a los muchachos los llevan allí y los sacrifican […] el otro día, como a las 3 de la tarde me dicen mataron a Z. No sabemos todavía los familiares ni nada de dónde lo sacaron, cómo lo llevaron a Fundapol, pero lo acribillaron ahí. Ni se supo por qué, ni qué había hecho […] Y fue la policía… (GEM La Vega).

 

Por su parte, el escuadrón policial conocido como las FAES en algunos sectores, en otros el CICPC, son los encargados de las ejecuciones extrajudiciales, violentar viviendas a través del allanamiento, sembrar el terror y realizar la “limpieza” de la zona. En ocasiones, las fronteras entre los cuerpos de seguridad y los colectivos se vuelven borrosas, ya que durante las incursiones violentas parecen participar miembros de ambos grupos.

La sujeción que experimentan los habitantes de las comunidades frente a estos cuerpos violentos del Estado, sobre los que paradójicamente reposa la responsabilidad de la “seguridad”, se manifiesta en miedo, parálisis, inacción. La comunidad está silenciada, amedrentada, pero con grandes expectativas sobre la construcción de un clima de paz para sus lugares de pertenencia, que se traduzca en un reafirmar de su identidad ciudadana.

Leer parte I

*Doctora en Humanidades; MPhil. Filosofía de la Práctica; MSc. Psicología del Desarrollo Humano; Lic. Psicología, mención Psicología Social. Profesora Asociada e Investigadora del Instituto de Psicología.

** Doctora en Psicología, MSc. Psicóloga Social; Lic. Psicología. Profesora Titular e Investigadora del Instituto de Psicología.

*** MSc. Psicología Social, Lic. Psicología. Profesor Instructor e Investigador del Instituto de Psicología.

Fuente: Revista SIC | Marzo 2020 | N° 822.

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