Mercedes De Freitas
Andreina Domínguez
La palabra corrupción suena familiar en cada rincón de la población venezolana. Escuchar un “matraqueo” de un agente policial o el soborno de un trabajador público para la agilización de algún trámite se ha convertido en algo “normal” y cotidiano. Además, los casos más escandalosos de corrupción como el de la constructora brasileña Odebrecht también son parte del día a día. Por esas razones, Venezuela sigue posicionándose como el país más corrupto de América Latina.
La malversación de fondos y el difícil acceso a la información pública es parte de la lucha de Mercedes De Freitas, directora ejecutiva de Transparencia Venezuela, una organización sin fines de lucro encargada de crear las condiciones para que la corrupción deje de ser la norma en el país.
De Freitas lamenta que el abuso de poder siga ocupando todos los espacios de la función pública y, más aún, que haya tocado la puerta del sistema judicial. Son pocas las expectativas que observa para que cese la impunidad. A su juicio, esa componenda corrupta de la cúpula gubernamental ha sido la gran cómplice de la profunda crisis que hoy atraviesan los venezolanos.
El último informe de Transparencia Venezuela coloca al país como el más corrupto de América Latina, ¿se mantiene esa valoración?
Lamentablemente, el Estado no ha hecho nada para cambiar la percepción de los venezolanos sobre la corrupción. Quitémosle la última posición de percepción de corrupción en América Latina y de igual modo, Venezuela se ubica en uno de los últimos lugares en el mundo, y eso tiene que ver con que los venezolanos no tenemos una información clara de cómo se relaciona lo público con lo privado. La relación entre los ciudadanos con el Estado y las comunidades con el sector público en donde la posibilidad de lograr un trámite, un permiso, un contrato o un beneficio social pasa primero por una cantidad de factores que tiene que ver con la corrupción: sobornos, extorsiones, abusos, compra de favores, conflictos de interés, y eso se repite a lo largo y ancho del país y a todos los niveles.
¿Por qué cree que el índice en materia de corrupción es tan alto en el país?
Lo que ocurre es que la corrupción ha invadido el sistema judicial desde hace mucho tiempo y esa invasión produce alta impunidad. Cuando una persona tiene posibilidades de pagar para que su caso no salga o que la decisión de un juicio salga favorable a una de las partes porque hay dinero de por medio o porque sencillamente es parte de un “favor”, la justicia se vuelve cómplice de la corrupción y es el peor aliado que tiene cualquier nación para tener prosperidad.
Lo que ha ocurrido en Venezuela es que desde hace tiempo los inmensos casos de corrupción que se destapan no tienen sanción porque ni siquiera se investigan y los que se investigan no llegan a un término en donde se sancionen a los culpables, y eso no solo ocurre por temas financieros, la corrupción la vemos en los programas sociales, en todo tipo de compra y adquisiciones, en la entrega de adjudicación de obras. Se han pervertido los pocos sistemas de protección e integridad institucional que había en el país. Además, se han aprobado cantidad de leyes que han hecho mucho más permisivo el proceso de corrupción.
¿Cuáles han sido esas leyes?
Por ejemplo, la creación de amplias de adjudicación directa de grandes obras o el control de cambio. Este último es un incentivo perverso porque permite a un número selectivo de personas hacerse millonarias solamente con tener acceso a las divisas preferenciales. Aquí se han quebrado las empresas nacionales, de hecho, el mismo sector público en sus pocos informes indica cómo ha caído la producción nacional y ha aumentado las contrataciones importadas. Esas negociaciones precisamente, permiten al Estado tener el control para que solo los productos que decidan importar sean lo que estén en el mercado.
¿Qué otros espacios públicos están deteriorados por el uso indebido del dinero público?
La corrupción también se ha extendido a la salud. Desde hace mucho tiempo hemos visto que este sector en crisis. En 2009 el entonces presidente Hugo Chávez ordenó la construcción de seis grandes hospitales que a la fecha no se han construido. En la mayoría de los casos ni siquiera se ha removido la tierra. En 2010, Chávez declara en emergencia la salud, pero ese decreto no se tradujo en resolver los problemas de los quirófanos, medicamentos, reactivos, vacunas, y la falta del personal médico.
Hoy en día, para nadie es secreto la terrible situación que atraviesa el sector salud. Por donde se vea, nosotros seguimos siendo el país con una altísima percepción de corrupción.
¿Es la corrupción la causante de la crisis que atraviesa el país o, por el contrario, ha sido la coyuntura económica la que ha desatado este abuso de poder?
Creo que las dos cosas, pero fundamentalmente empieza porque la corrupción crea la crisis y la profundiza. La crisis económica, por ejemplo, ocurre porque hay sectores cercanos al Estado que tienen posibilidad de hacerse millonarios con la inflación, con el control de precios y con la posibilidad de importar, expropiar y confiscar descaradamente quebrando a un importante sector industrial del país. El manejo discrecional de los fondos millonarios que entraron al país, es en gran parte el responsable de la crisis actual.
¿Si se hubiese administrado el dinero público responsablemente, esta situación se habría evitado?
Sí, efectivamente. Si los fondos hubieran sido manejados, gerenciado y ejecutados con integridad y con visión de proteger lo público para beneficio de la población, nosotros no estaríamos en esta situación tan crítica. Pero, lamentablemente, el dinero que entró en ríos fue manejado en fondos paralelos (Fondo Chino, Fondo Miranda, entre otros) con absoluta opacidad. Esos fondos ni siquiera tenían la vigilancia de la Asamblea Nacional (AN). Fueron fondos que desaparecieron.
Es entonces la corrupción la que invita, empuja e incentiva estas decisiones de políticas públicas causantes de la terrible crisis que vivimos hoy. El modelo que se instaló en Venezuela más que un modelo ideológico, se transformó fue en un modelo de corrupción perfecto porque quienes se benefician de ello, tienen garantizada su seguridad y su impunidad.
¿Cuáles son los casos de corrupción que han marcado este 2017?
El caso que destaca con luces y fuegos artificiales es Odebrecht. En este caso, según indicó la Fiscal general Luisa Ortega Díaz y según se supo de la sentencia de la Corte de Nueva York en diciembre, los montos que facturó Odebrecht en Venezuela son gigantescos. La Fiscal hablaba de 30 mil millones de dólares. Nosotros, los venezolanos, no nos podemos hacer una idea de eso, pero para que tengamos una idea ese monto representa el presupuesto de todo un año de América Latina, son montos estrambóticos.
Según el modelo que implementó la empresa brasileña, Odebrecht pagaba entre 2 % y 3 % de sobornos para obtener las adjudicaciones de obras. Si hablamos de ese porcentaje en Venezuela, estamos hablando de mínimo 600 millones de dólares, que, si le sumas pagos a campañas electorales, estamos hablando de montos exorbitantes. Odebretch aceptó que había pagado en Venezuela 98 millones de dólares a altos funcionarios, pero eso no se compadece con lo que estamos viendo en el número de contratos y en la calidad de las obras.
¿Tiene información de cuánto pagó el Estado? ¿Cuáles otras obras siguen paralizadas por las obras contratadas con Odebrecht?
No, no tenemos información. Pero, el modelo que implementó el modelo Odebrecht en toda Latinoamérica suponemos que también lo implementó en Venezuela y significaba que había un sobreprecio en las obras con lo cual los sobornos se podían haber cobrado antes de que las obras culminaran y para nosotros Odebrecht no solo es un monstruo que promovió y se aprovechó de la avería institucional en Venezuela, sino que nos deja al menos 15 obras que hemos podido identificar paralizadas. Tienen años de retraso. Obras que necesitábamos porque cualquier persona que iba a Guarenas o al oriente del país sabe que el Metro de Guarenas-Guatire era necesario, por ejemplo.
¿Cuáles otras obras siguen paralizadas?
La conclusión del Metro de Caracas, el Metro de Los Teques. La construcción del tercer puente sobre el río Orinoco. Faltó concluir el puente Cacique (segundo puente sobre el Lago de Maracaibo). La ejecución de la Planta Hidroeléctrica Manuel Piar (Tocoma) -que fue la primera obra de Odebrecht en Venezuela en el sector de energía- también quedó en inconclusa.
Los venezolanos tenemos unas necesidades estructurales y resulta que en estos momentos por esa componenda corrupta, se gastó el dinero, no tenemos las obras y se va a perder lo que se avanzó porque cualquier ingeniero puede explicar que una obra que se abandonada empieza a perder calidad estructural.
¿Es muy difícil reconstruir esas obras?
La empresa que asuma la restauración de esas estructuras va a cobrar millones de dólares nada más para hacer una evaluación del estado y luego hacer una propuesta distinta para poder terminarla. Lamentablemente, en la actualidad no hay las condiciones económicas para concluirlas. Si no se tiene dinero para medicinas y comida no creo que vayamos a tenerlo para pagar esos trabajos. Tampoco vamos a tener quien nos preste dinero y por otro lado significaría aumentar la gigantesca deuda del país. Estamos en una situación terrible. Esto es como un huracán que va destruyendo a su paso. Las perspectivas a corto plazo no son positivas.
¿Cómo observa la gestión de la Contraloría frente a esta situación?
La Contraloría tiene un déficit con Venezuela, una deuda gigante porque no ha hecho la tarea que le atribuye la Constitución. Su deber es velar por el buen uso de los fondos públicos. Sin embargo, la misma Contraloría ha dejado de publicar los informes correspondientes. Lo último fue la Memoria y Cuenta 2015 y muestra un trabajo muy pobre, no hace referencia a empresas públicas como Pdvsa por ejemplo, ni a las misiones.
Ante esta terrible situación en donde es evidente la relación entre la corrupción y la violación de derechos humanos en medio de la crisis que vivimos, la Contraloría está callada, lo que hace es sancionar a unos que otros líderes de oposición, pero no hace la tarea de ocuparse de los riesgos de corrupción que atenta contra la vida de los venezolanos.
Comprometida con su labor
Mercedes de Freitas Sánchez, historiadora egresada de la Universidad Central de Venezuela, es la directora ejecutiva y fundadora de Transparencia Venezuela desde el año 2003. Además, es miembro de la junta directiva de Transparency International desde el 2014. Forma parte del Stering Committee del Consejo para las Nuevas y Renovadas Democracias de Naciones Unidas y de la Coalición de Sociedad Civil de la Convención de Naciones Unidas contra la corrupción.
De Freitas ha laborado con diversas organizaciones no gubernamentales de Venezuela con las que ha participado activamente en las redes de América Latina en materia de acceso a la información, la transparencia presupuestaria y procesos legislativos, así como en el Movimiento Global de Transparencia y Rendición de Cuentas en los Presupuestos.
En Transparencia Venezuela, promueve la legislación sobre la lucha contra la corrupción, la transparencia, el acceso a la información y protección de los denunciantes y los casos de derechos humanos, denunciando los abusos de poder y fraudes electorales. Cabe destacar que, desde 1993 ha diseñado y coordinado proyectos de desarrollo social, fortalecimiento institucional, derechos humanos, empoderamiento y mejora en capacidad de redes sociales y educación en Venezuela y América Latina.
Pide “autonomía e independencia” al MP
El Fiscal designado por la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), Tarek William Saab, dijo recientemente en la presentación del balance de su primer mes de gestión ante el Ministerio Público (MP), que esa instancia a cargo de Luisa Ortega Díaz tenía “un bufete a su servicio” relacionado con los casos de delitos de corrupción más escandalosos.
No es primera vez que William Saab, desde que está al frente del MP, hace acusaciones contra su antecesora, frente a estos señalamientos, Mercedes De Freitas se limita a invitar al actual Fiscal de la República a mostrarse con más “autonomía e independencia”. “Es importante que haga una selección de prioridades en la investigación e casos de corrupción, pero la verdad es que desde el principio su designación no fue la más transparente e idónea. Esa elección por parte de la ANC está viciada desde su nacimiento”, recalcó. De Freitas tiene pocas expectativas que la Fiscalía General tenga intención de acabar con la impunidad y hacer énfasis en los casos que “realmente le duelen al país”.
Con respecto al trabajo que viene realizando Luisa Ortega Díaz ante la presunta vinculación de un grupo importante de funcionarios del Gobierno involucrados con el caso de Odebrecht y otros delitos de corrupción, la directora de la Transparencia Venezuela, solo espera que la ex Fiscal avance con la información que ya ha presentado por el bienestar del país. “Pedimos que se aclare qué es lo que ha pasado realmente en Venezuela porque ella debe tener toda la información. Lo difícil es a dónde va a presentar los casos. Ese es el reto que tiene, de consultar si hay innovaciones en esos procesos, si la violación de los derechos humanos que causa la corrupción pueda ser juzgada en otras instancias a través de la jurisdicción internacional Eso es lo que ella está tratando de lograr”, planteó.
Fuente: http://www.2001.com.ve/en-la-agenda/170131/mercedes-de-freitas–la-justicia-es-complice-de-la-corrupcion.html