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La insalubridad está quebrantando a los Warao

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img-20160507-wa0004La contaminación del río Orinoco, la escasez de alimentos y la presencia inestable de los médicos son algunos de los padecimientos de las comunidades indígenas en Delta Amacuro

Génesis Romero

La carencia de los servicios sociales en el Delta del Orinoco genera parasitosis, desnutrición infantil y materna, enfermedades gastro-intestinales, infecciones en la piel y tuberculosis, que en múltiples casos conllevan a la muerte de muchos indígenas Warao. En las comunidades del municipio Antonio Díaz, ubicado al noreste del estado Delta Amacuro, investigadores científicos de diversas disciplinas han puesto su mirada sobre esta problemática, y concluyen que existen pocas soluciones presentadas por los entes gubernamentales para resolver el drama.

Para la socióloga Maryelin Urquía, investigadora en temas de Derecho Indígena, garantizar el derecho a servicios como la salud es deber de los funcionarios de la entidad. “Esto responde a un derecho humano fundamental consagrado en el artículo 24 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, y ratificado en los artículos 83 y 122 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, lo que indica que es de rango constitucional y de estricto cumplimiento”, apunta. 

Abocados a esto, en el 2011 las autoridades del gobierno nacional, regional y municipal se trasladaron al Bajo Delta para la inauguración del Hospital de Nabasanuka “Dr. Luis Beltrán Gómez Zabaleta”, y el Hospital de Guayo “Hermana Isabel López”. Equipos tecnológicos, ambulancias fluviales, servicios de emergencia durante 24 horas y de hospitalización fueron solo algunos de los beneficios que garantizaban dichos centros de salud.

Sin embargo, la enfermera Ilvia Velez indica que actualmente el hospital del pueblo de San Francisco de Guayo no cuenta con insumos para diagnosticar y tratar los virus presentes en la comunidad. No hay energía eléctrica constante, por lo que resulta casi imposible nebulizar a los pacientes con enfermedades respiratorias. Tampoco disponen de embarcaciones que trasladen a los indígenas afectados hasta Tucupita, la capital del estado, para que sean atendidos allá.

Tal es el caso de una señora que falleció de peritonitis por falta de una ambulancia que la trasladara al Hospital Dr. Luis Razetti, en Tucupita, para que fuera asistida. Así lo narra Maryelin Urquía, quien presenció este hecho.

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A la precariedad del Hospital “Hermana Isabel López”, se le suma la inexistencia de un médico residente, o al menos no lo han visto en los últimos meses, según los investigadores de la comunidad. Son los estudiantes de la Escuela de Medicina “José María Vargas” de la Universidad Central de Venezuela, en la mayoría de los casos, quienes cada dos meses se rotan en la zona para realizar su servicio rural.

Etnia segregada, etnia abandonada

Delta Amacuro, ubicado al extremo Este de Venezuela, es una tierra atravesada por el río Orinoco, el cual dibuja un laberinto de caños a lo largo y ancho del territorio. En una región fronteriza, apartada y fluvial como ésta, habita el pueblo Warao, con unas características propias “muy particulares”, como describen investigadores. Sobre el río, un espejo refleja la vida del Warao y detrás de este se presenta una realidad dolorosa.

Fray Damián del Blanco, quien dedicó su vida religiosa –por más de 55 años-, al pueblo Warao en el Delta Medio y Bajo, explica que ellos se aíslan entre sí por toda la región y se agrupan de dos formas: una de grandes rancherías con un jefe en toda la comunidad, y otra de familias segregadas que habitan en la misma zona, donde cada grupo familiar es independiente de los demás.

Esta segregación remite entonces a una de las razones de sus carencias. “La asistencia médica que las autoridades pueden brindar es insuficiente y no tiene la efectividad que se quiere porque es una población que no está concentrada en un solo sitio, y hay un centro de salud en medio de la zona al que se les hace cuesta arriba acceder”, señala el ex alcalde del municipio Antonio Díaz, Amado Heredia.

Ilvia Rosa Velez, quien también es Hermana Terciaria Capuchina, agrega que el hambre se ha instalado en esta comunidad, lo cual ha generado un ambiente propicio para la tuberculosis. La escasez de gasolina imposibilita la actividad pesquera y muy pocos se atreven a realizar el recorrido a canalete para obtener su comida. Asimismo, la religiosa acota que los beneficios sociales como Mercal no abastecen a todas las familias, por lo que también hay una gran cantidad de niños desnutridos.

Warao: Hombres de agua

Los Warao no escapan de las enfermedades gastro-intestinales, pues el agua del caño, que se encuentra contaminada, no solo es utilizada para bañarse, sino que también cocinan y beben de ella en muchos casos, según los jotarao (gente no warao) que frecuentan la región.

El diputado a la Asamblea Nacional por el PSUV en representación de Delta Amacuro, Amado Heredia, expone que esta contaminación se debe a que en temporadas pluviosas, desde el Alto Orinoco y el Delta medio, las lluvias arrastran insumos de basura hasta el río que se desplazan hasta llegar al Bajo Delta. Heredia aclara que no todos los indígenas toman previsiones de agua limpia, por lo que cuando consumen agua del río sufren de diarrea y vómito, condiciones que a su vez, contribuyen a la desnutrición infantil.

A la par, el wisidatu (figura principal en una ranchería Warao, con dones para curar algunos malestares), Silvio Rico, revela que en ninguna ranchería del Bajo Delta hay acueductos, por lo que optan por recoger agua de lluvia para consumir, pues de lo contrario, ingerir la del río es su única opción.

A propósito de esta situación, en el artículo 82 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela se establece que toda persona tiene derecho a una vivienda adecuada con servicios básicos esenciales.

Además, las Naciones Unidas reconocen el Derecho Humano al Agua y al Saneamiento, puesto que es esencial para la realización de todos los derechos humanos. El antropólogo Luis Gottopo explica que prescindir del río en estas comunidades es imposible. “Aunque en las comunidades más grandes de los caños hay instalaciones de plantas de tratamiento, la que está en Curiapo –población del Delta-, es la única que se mantiene operativa”, indica.

El derecho y la necesidad de tener acceso al agua potable se reafirma con el sexto de los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), aprobado por los Estados Miembros de la ONU para el 2030. Con este se propone garantizar el acceso universal al agua potable, segura y asequible para todos, pues el saneamiento inadecuado influye negativamente en la seguridad alimentaria, entre otros ámbitos. Los expertos señalan que precisamente así ha influido la insalubridad en los pueblos Warao, siendo el problema del agua un asunto que se podría evitar.

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Guaraúnos (waraos) ¿Futuro o extinción?

“Cuando una mujer muere luego de tener a su bebé, el niño también fallece”, narra el wisidatu, quien adjudica esta situación a la mala alimentación y al descuido que tienen las mujeres durante el embarazo.

Según el Ministerio del Poder Popular para la Salud, en 2013 las mujeres indígenas constituían un grupo especialmente vulnerable a nivel nacional con el 16 % de las muertes maternas. Además, Delta Amacuro encabeza la lista con una tasa superior a 140 muertes por 100.000 nacidos vivos, de acuerdo a las últimas estadísticas realizadas en el año 2011.

Cuando en la comunidad una mujer embarazada está enferma, contagiada por algún virus o en situación de desnutrición, generalmente resulta afectado su bebé. Rico asegura que en cualquiera de los casos es casi imposible que logren sobrevivir.

Asimismo, Amado Heredia afirma que en la actualidad hay reportes frecuentes de que niños de edades comprendidas entre 0 y 3 años fallecen por la insuficiencia de alimentos y consumo de aguas contaminadas.

La última publicación del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en 2011, arrojó que en esta entidad la mortalidad infantil es menor en comparación con las otras entidades, con una tasa de 10,66 muertes por 1000 nacidos vivos estimados.

No obstante, el investigador de esta comunidad indígena, Gottopo, comenta que aunque no hay datos recientes de morbilidad, generalmente en los centros de salud se internan niños con cuadros diarreicos que, por razones como esta u otras, fallecen. La razón de estos cuadros está en la alimentación que llevan los infantes desde que nacen. “La calidad de la alimentación va de mal en peor, a tal punto que el tetero de los bebés Warao son de agua con azúcar”, según explica la religiosa Ilvia Velez.

Un Problema Social

Para los especialistas, es inconcebible que hayan causas de mortalidad como la parasitosis –que se podría evitar-, y coinciden en que la decadencia del servicio de salud es un problema social, pues todos estos padecimientos están relacionados con la pobreza, la marginación y la deficiencia de los servicios básicos.

El diputado Amado Heredia asevera que es necesario un plan especial por parte del Ministerio de Salud, el Ministerio para Pueblos Indígenas y el Ministerio de Educación, para que con un equipo multidisciplinario se atienda esta situación que representa un problema atípico. “Hay un plan de acción que se ha presentado en los entes pertinentes y solo esperamos que se pueda materializar la idea, porque ya hemos logrado el entendimiento y la solidaridad”, expresa.

Por su parte, la Hermana Ilvia compara la disposición de atender al pueblo Warao que han tenido las autoridades con el paso del tiempo. “Hace años hacíamos los diagnósticos, llevábamos un registro y entregábamos los resultados en Tucupita, donde nos conferían el tratamiento con una bolsa de comida para cada paciente con tuberculosis. Ahora exigen la presencia del paciente en Tucupita para entregarle solamente el tratamiento”, explica.

Gottopo manifiesta que el deterioro de las condiciones ambientales y sanitarias, la imposibilidad al acceso del servicio de salud en cualquier época del año –río alto, río bajo o lluvias-, el hospital mal dotado y la inexistencia de una ambulancia fluvial hacen muy complicado el proceso de salvación del Warao.

“El acceso a un sistema de salud digno y de calidad con enfoque intercultural, donde se integre la medicina tradicional de los indígenas, es un derecho humano consagrado en los instrumentos jurídicos nacionales e internacionales. Por tal razón, ante la ausencia de programas de salud integrales, desidia gubernamental, marginalidad, discriminación y exclusión de estas poblaciones originarias de lugares recónditos, en cuanto al acceso a servicios sociales y a la atención médica-asistencial primaria, el Estado venezolano incurre en evidente violación al Derecho Humano de la Salud en los Pueblos Indígenas”, advierte la socióloga Urquía.

Para algunos waraos, la muerte se ha vuelto costumbre. Hablar de fallecimientos podría resultar insensible. En el caso de las madres Warao, algunos investigadores explican que durante el primer año de vida de su hijo tienden a radicalizarse, y si el niño sobrevive durante ese tiempo, entonces aumenta la esperanza de que el infante pueda vivir mucho más.

Extraido de: https://reportajesdesdelasaulas.wordpress.com/2016/05/17/la-insalubridad-esta-quebrantando-a-los-warao/ 

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