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Edificio Centro Valores, local 2, Esquina de la Luneta, Caracas, Venezuela.

La inflación al acecho en Venezuela

Cortesía de El Nacional

Por Carlos Torrealba Rangel

Para contener la variación de los precios en moneda local, el gobierno del presidente Nicolás Maduro decidió “anclar” el tipo de cambio. El costo de esta política es alto, sin que la misma logre abatir finalmente la inflación.

En primer lugar, se frena el crédito bancario a las empresas, con un encaje legal elevado, lo que equivale a cortar el oxígeno a la economía; en segundo lugar, se abarata las importaciones, castigando la producción nacional y generando el encarecimiento de los bienes producidos internamente; y, por último, se queman divisas mediante la inyección de dólares del Banco Central de Venezuela (BCV) al mercado cambiario, lo que significó un monto de 2.115 millones de dólares durante el primer semestre de 2022. La expectativa es que esta política implique un costo superior a los 4.000 millones de dólares al cierre del año, según el portal Banca y Negocios.

Aquí cabe acotar un elemento altamente preocupante: el enorme diferencial entre el tipo de cambio y los precios. En el primer semestre de 2022 los precios aumentaron en 53,8 %, con un cierre en el mes de junio de 14,5 %, mientras que la subida del precio del dólar oficial fue de 18,9 % en el mismo lapso, que a comienzos de 2022 cotizaba en 4,58 bolívares y al final del semestre en 5,54 bolívares.

Esto se traduce en una pérdida del poder adquisitivo del dólar en Venezuela, pues cada vez se requiere más divisas estadounidenses para comprar las mismas cosas. Según cálculos de Ecoanalítica, los productos que se compraban en 2020 con 100 dólares ahora, dos años después, pueden adquirirse con 250 dólares. Por otra parte, una mayor apreciación cambiaria favorece las importaciones en detrimento de la producción nacional, la cual destruye lo que resta del tejido productivo del país, generando más desempleo.

Para poner lo antes dicho en contexto, debe recordarse que la economía venezolana tiene una pérdida acumulada del Producto Interno Bruto (PIB) en 2021 respecto a 2012 cerca de 80 %. En una economía tan pequeña ofertar dólares por encima de la demanda, buscando estabilizar el tipo de cambio, ciertamente es una política aplicable. El asunto es por cuánto tiempo se puede sostener.

El anclaje cambiario es una medida insostenible, porque supone un nivel de reservas del BCV en constante crecimiento para poder apoyar esa política antiinflacionaria.

En el futuro cercano, dos situaciones son probables que sucedan. Por un lado, la inflación ahora represada terminará desbordada con una nueva ola inflacionaria. Y por el otro, es cuestión de tiempo para que ocurra una maxi devaluación del bolívar, que algunos expertos financieros estiman en más del doble de su valor actual. Por ahora, la cotización del dólar, al 25 de agosto de 2022, es de $7,83 el oficial y de $9,33 el paralelo, con un diferencial de $1,50.

Aunque el tipo de cambio pueda retroceder momentáneamente por intervención del BCV, repuntará de nuevo y la inflación seguirá al acecho en Venezuela. En realidad, es un sinsentido mantener la sobrevaluación de la moneda pero acabar con ella implica más inflación. Mientras tanto, el dólar sigue siendo la mercancía más barata y todo lo que se compre con él resultará más barato que la producción nacional, y mucho más si en los países a los cuales les compramos la inflación resulta ser notablemente menor que la inflación venezolana.

Las actuales políticas económicas, al no ser integrales, coherentes y coordinadas, no van a sacar al país de la crisis. Su alcance es limitado.


Fuentes consultadas:

BCV, Observatorio Venezolano de Finanzas y Portal Banca y Negocios

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